julio 2025 - Mi Negocio Veterinario
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De la redacción de Mi Negocio Veterinario
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En el mundo de los productos veterinarios, hay un cambio que no podés ignorar. El Senasa acaba de simplificar las reglas para la importación de productos foráneos, lo que significa que, en las próximas semanas, podrías ver nuevas marcas y opciones llegando al mercado local mucho más rápido que antes. Pero, ¿cómo podría afectar esto a tu veterinaria o pet shop?

¿Qué cambió realmente?

Hasta ahora, cualquier producto veterinario importado debía pasar por una serie de validaciones técnicas y ensayos locales antes de poder venderse en el país. Eso podía demorar años. Pero con las resoluciones 333/2025 y 338/2025, el Senasa habilitó el llamado «fast track»: productos ya registrados en países como Estados Unidos, Canadá, Japón, la Unión Europea o incluso dentro del Mercosur pueden ahora ingresar en apenas 30 días, sin controles ni pruebas locales.

Oportunidad comercial… con precaución

Para los dueños de pet shops y veterinarias, esto puede parecer una buena noticia: más variedad de productos, nuevos proveedores y posiblemente precios más competitivos. Pero hay un punto clave: muchos de estos productos no estarán adaptados a las necesidades locales ni contarán con controles de calidad realizados en Argentina.
Esto significa que, aunque el producto tenga una «etiqueta internacional», no siempre será sinónimo de calidad garantizada para el contexto argentino. Como profesional, vas a tener que analizar cuidadosamente qué elegís ofrecer y asesorar bien a tus clientes.

¿Qué riesgos podrían aparecer?

  • Productos sin ensayos locales que comprometan su eficacia o seguridad.
  • Diferencias en normativas de etiquetado y trazabilidad.
  • Competencia de precios desleal respecto a marcas nacionales que cumplen requisitos más estrictos.

Lo que recomiendan los expertos

Cámaras sectoriales como Caprove y Clamevet están solicitando al Senasa que nivele las reglas para todos: si los importados tienen menos exigencias, que también se flexibilicen los registros nacionales. Mientras tanto, si tenés un negocio veterinario, priorizá ofrecer marcas que cuenten con respaldo técnico comprobado y evitá incorporar productos nuevos sin antes verificar su calidad o consultar a especialistas del sector. La prudencia en la selección de proveedores puede ser tu mejor estrategia frente a este cambio.

Tu estrategia como veterinaria o pet shop

Evaluá bien antes de sumar un producto nuevo importado.
Conversá con tus proveedores: preguntá si los productos nuevos tienen algún respaldo local o recomendaciones de uso en Argentina.
Informá a tu equipo para que pueda asesorar correctamente a los clientes.
Ofrecé variedad, pero sin comprometer la calidad.

En un mercado donde la confianza es clave, cuidar lo que ponés en tu estantería es tan importante como atraer nuevas opciones. Recordá: más productos no siempre significa mejores productos.

Luciano Aba
Editor de Mi Negocio Veterinario
luciano@minegocioveterinario.com

La comunicación efectiva cumple un rol fundamental en el día a día de las clínicas veterinarias. Ya sea con los clientes, o con el propio equipo, avanzar de manera ordenada en esta habilidad es otro de los desafíos del momento.

En el día a día de una veterinaria, los profesionales se esfuerzan por brindar la mejor atención posible a cada paciente peludo que cruza sus puertas.
Diagnostican, tratan, asesoran y, por supuesto, ofrecen productos y servicios que saben que marcan la diferencia en la calidad de vida de las mascotas. Sin embargo, ¿cuántas veces se preguntan si sus mensajes están siendo realmente comprendidos? ¿Están logrando que los tutores no solo escuchen sus recomendaciones, sino que las internalicen y las pongan en práctica?
La comunicación efectiva es, sin lugar a dudas, el pilar fundamental sobre el cual se construye tanto la adherencia a los tratamientos veterinarios como el éxito comercial del consultorio. No se trata solo de hablar, sino de asegurar que lo que se dice resuene con los tutores, que comprendan el «por qué» detrás de las sugerencias y que se sientan empoderados para tomar las mejores decisiones para sus compañeros animales.

La brecha de comprensión: un desafío latente

Piensen en esta situación hipotética (pero lamentablemente frecuente): un tutor sale de la veterinaria después de una consulta. Unos minutos después, se le pregunta a ese tutor qué recomendaciones le dio el veterinario.
Paralelamente, se le pide al veterinario que resuma lo que le aconsejó a ese cliente. Sorprendentemente, en poco más del 50% de los casos, la información que ambos han retenido no coincide. Esta desconexión, aunque a menudo imperceptible en el momento, tiene un impacto directo en la salud de la mascota y en la efectividad de las acciones profesionales.
Esta brecha de conocimiento se ve reflejada en estudios recientes. Por ejemplo, una investigación de Royal Canin a nivel global identificó que cerca del 40% de los perros y gatos adultos presentan sobrepeso u obesidad. Y lo más llamativo es que uno de cada cuatro tutores (26%) manifiesta no tener claridad sobre qué implica «un peso saludable» para su mascota.
A esto se suma que el 17% menciona la falta de información confiable como una de las principales barreras para alcanzar este objetivo.
En paralelo, el 45% de los veterinarios considera que los tutores subestiman los riesgos asociados al sobrepeso. Aquí se observa una clara desconexión: los profesionales perciben un riesgo que los tutores no terminan de dimensionar, lo que dificulta la adopción de hábitos saludables.
Otro ejemplo palpable se encuentra en las razas braquicéfalas, una de las razas más elegidas, pero que presentan desafíos de salud específicos. Sin embargo, un estudio del Royal Veterinary College reveló que muchos dueños de perros braquicéfalos no reconocen los problemas de salud característicos de estas razas. Algunos, incluso, consideran su “pereza” como un rasgo adorable, ignorando que puede ser síntoma de dificultades respiratorias o problemas musculoesqueléticos. Y lo que es aún más preocupante, 1 de cada 7 tutores afirmó que nada los disuadiría de adquirir estas razas nuevamente.
En muchos casos, estas decisiones suelen basarse en información superficial, muchas veces obtenidas en redes sociales.

¿Por qué ocurre?

La realidad es que, en un mundo saturado de información, los tutores buscan respuestas en diversas fuentes. El 19% afirma recurrir a redes sociales como TikTok o Instagram para obtener consejos sobre nutrición o manejo del peso, un número que asciende al 55% entre la Generación Z. Si bien los profesionales veterinarios continúan siendo la fuente de información con mayor grado de confianza., la influencia de las redes sociales es innegable y, en ocasiones, contraproducente si la información no está respaldada por ciencia.
Además, los hábitos de los tutores también juegan un papel importante. El 41% de los tutores reconoce ofrecer golosinas cuando las mascotas están tristes o aburridas, tres de cada cuatro comparten comida humana con ellas, y uno de cada tres cree que esto no genera consecuencias negativas.
Estas prácticas, a menudo bien intencionadas, son fruto de una falta de comprensión sobre el impacto en la salud de la mascota.

Pilares de una comunicación efectiva

Entonces, ¿cómo puede un veterinario, desde su rol, romper estas barreras y lograr una vinculación más eficiente con sus clientes? La clave reside en fortalecer los pilares de la comunicación efectiva:
1. Educación proactiva y empática en cada consulta: No se debe esperar a que surjan los problemas. Se deben aprovechar las revisiones de rutina para explicar de forma clara y empática los riesgos asociados a ciertas razas o hábitos. Se pueden usar ejemplos cotidianos que los tutores puedan entender y relacionar con su mascota.

Por ejemplo, en lugar de solo decir «su perro tiene dificultades respiratorias», se puede decir: “Si notás que tu perro se fatiga rápido o ronca en exceso, podría ser un signo de dificultad respiratoria, no solo ‘pereza’”. Esto humaniza la información y la hace más accesible.
2. Material visual y educativo accesible: La sala de espera, la recepción, e incluso los baños de la veterinaria, pueden convertirse en espacios de educación. Infografías sobre los cuidados específicos que requieren los perros, comparativas entre razas destacando aquellas con menos problemas de salud, o carteles sobre el impacto de la alimentación inadecuada pueden generar curiosidad y abrir el diálogo.
3. Presencia digital estratégica: Entendiendo que los tutores recurran a las redes sociales, es fundamental que la veterinaria también esté allí con contenido de valor.
Se puede crear co

ntenido educativo sobre bienestar animal y riesgos asociados a ciertas razas. Compartir historias reales (con consentim

iento) de mascotas que requirieron intervenciones por problemas que pudieron haber prevenido con información adecuada. Desmitificar creencias erróneas con mensajes cortos y claros, como: “¿Tu perro ronca mucho? No siempre es normal”.

Resumir a campañas nacionales de tenencia responsable y compartir información clave desde las plataformas digitales posiciona a la veterinaria como referente.
Royal Canin, por ejemplo, presentó su campaña global #ScalingTheConversation, enfocada en acercar a los tutores a información respaldada por ciencia y promovida por expertos, con recursos interactivos adaptados a TikTok, Instagram y YouTube. Esta es una excelente iniciativa que se puede replicar y apoyar a nivel local.
4. Fomentar el diálogo y la confianza: Como señaló la Dra. Tabitha Hookey, nutricionista veterinaria de Royal Canin, «Una mejor salud comienza con mejores conversaciones. El acceso a información clara y precisa es fundamental para mejorar la calidad de vida de las mascotas».

Una comunicación efectiva no solo mejora la salud de las mascotas; también impacta en la rentabilidad de la veterinaria.

El Dr. Alex German, Profesor de Medicina de Pequeños Animales en la Universidad de Liverpool, agregó que «La obesidad tiene un impacto directo en la calidad y esperanza de vida de los animales de compañía. El diálogo frecuente con el veterinario es clave para integrar el manejo del peso en el cuidado diario». Se debe promover un ambiente donde los tutores se sientan cómodos haciendo preguntas, expresando sus preocupaciones y donde los profesionales puedan ofrecer respuestas claras y empáticas.

El impacto en la venta y la adherencia al tratamiento

Una comunicación efectiva no solo mejora la salud de las mascotas, sino que también impacta directamente en la rentabilidad de la veterinaria. Cuando un tutor comprende plenamente la importancia de un alimento balanceado específico, la necesidad de un control de peso regular, o los riesgos asociados a una raza en particular, es mucho más probable que adquiera los productos y servicios que se le ofrecen. La confianza que se genera a través de una comunicación clara y transparente es el motor que impulsa la venta y la adherencia a los tratamientos.
Al convertir la veterinaria en un espacio de educación y conciencia, no solo se mejora el bienestar animal, sino que se fortalece la relación con los clientes, mostrando empatía y compromiso. Esto posiciona a la veterinaria como referente en tenencia responsable y cuidado preventivo.
Es hora de guiar a los clientes desde el espacio profesional, asegurando que recibirán la información que necesitan para tomar las mejores decisiones. Una mejor salud para las mascotas, una mayor adherencia a los tratamientos y, en última instancia, una rentabilidad lógica para la veterinaria, comienzan con una conversación clara y efectiva.