El “Negocio” de ser feliz
¿Influye la psicología positiva en el día a día de los veterinarios? ¿Siguen los profesionales manteniendo viva la emoción del primer día? Aquí algunas notas para evitar que la vocación de transforme en una carga.
Por M.V. Paola Izaguirre
Siempre llevo entre mis recuerdos más queridos aquel día donde pasé de estudiante a flamante veterinaria. Fue un viernes por la tarde, rindiendo Zoonosis y Salud Pública en mi amada Universidad Nacional del Nordeste.
Recuerdo estar hablando con mi profesor, el Dr. Marder y que él se levantara me extienda la mano y me diga “Felicidades Colega” … Aún hoy me emociono y sigo creyendo que ser veterinaria es mi vocación.
¿Amo mi carrera? Si. ¿Soy lo que soñé ser? Si. Pero no dejo de ver que es un trabajo. Obvio es una forma de vida, pero un trabajo al fin, que implica horarios, responsabilidades, clientes felices (y no tanto), éxitos y fracasos, compañeros de trabajo que se transforman en compañeros de vida y otros que se convierten en un mal sueño…
Pasan los años y todo eso que pensamos en un lindo cuento, hay días que se transforma en una carga. De apoco perdemos la pasión del primer día.
Eso que nos apasionó a veces se apaga, o nos cuesta, o nos encontramos muy cansados, y nos replanteamos si tomamos buenas decisiones.
¿Crecer nos hizo mal? ¿Tenía sentido dejar tanto el consultorio?
Al mismo tiempo, solemos preguntarnos ¿En qué momento la vocación se transformó en una carga?
Recuerdo que un 16 de setiembre comencé con mi clínica veterinaria, pasando por muchas etapas: amarla, no amarla tanto, hacerla crecer, fundirla (varias veces) reinventarla, volver a crecer, querer abrir sucursales, querer cerrarla…
Hace algunos años la vida me golpea (no importa cómo), pero ahí empecé a darme cuenta de que la vida pasa por otro lado. Aprendí que ante todo somos personas, y luego somos muchas cosas más. Comprendí que lo que elegí estaba bien, porque aún hoy quiero ser veterinaria, pero que me había equivocado en transformarla en una carga.
Me había equivocado en transformarla en mi vida, olvidando a la persona que soy.
Ver lo positivo
En este camino aprendí el colega chileno Iván López (VetCoach) la idea de Psicología Positiva. No hablo de pensamientos mágicos (que tampoco está mal, pero tiene que ver con creencias); hablo de estudios científicos de las emociones positivas (alegría, orgullo, amor); de las características positivas de las personas. Entender que aprender a ser positivos nos cambia la vida (y el trabajo que forma parte de la misma), es enfocarnos en lo positivo y no solo en la resolución de problemas. Debemos sacar lo mejor de uno mismo, en vez de buscar errores, identificar nuestras fortalezas personales, a desarrollarnos más como personas a buscar la felicidad.
Muchas veces nos encontramos trabajando en evitar estar mal, pero ¿cuánto nos ocupamos en estar bien?
Pensar positivamente, actuar en consecuencia, no solo nos cambiara a nosotros, sino también al entorno: en nuestra veterinaria, en nuestra pyme, o empresa.
Dejar de buscar lo que no funciona y enfocarnos en lo que sí, ser proactivos, descubrir en que soy bueno, que es lo que hace mejor mi colaborador o compañero de trabajo en vez de estar mirando siempre en que se equivoca, anticiparnos a los errores antes de corregirlos, nuestra felicidad es nuestra responsabilidad, nuestro bienestar y darles lo mismo a quienes nos rodean, colaboradores, compañeros de trabajo, clientes, familia.
Todo hábito se transforma en costumbre a los 21 días, sonríe aún sin ganas y algún día pronto será costumbre.
Buscar cada día nuevos desafíos “El desafío apropiado hace a la gente Feliz” y la felicidad trae beneficios, nos hace más longevos, mejora nuestra salud física y mental, la productividad, la satisfacción a nuestro trabajo, mejora nuestra habilidad para resolver problemas, mejora las relaciones, optimiza la eficiencia en los grupos y organizaciones.
Se dice que el 50 al 70% del clima laboral de una empresa o de una organización tienen que ver con las acciones de una persona: el líder.
Ustedes son esa persona (o trabajan para uno), imaginen un día donde llego a mi empresa, solo quejándome, del tarifazo, del tránsito, de mi pareja, de mis hijos, del clima, realmente pensamos que eso no afectara a las otras personas del entorno, definitivamente ese día solo terminara en una bolsa de quejas acumuladas, de la cual el líder se quejara, ¿cómo llamamos a esto? ¿Fed back no?
Que distinto entrar tratando de que este día es un buen día… ¿llueve? Qué bueno, trae fresco, después de tanto calor. ¿Hace calor? Qué lindo… nos tomamos algo fresco. El tarifazo de luz…uff ¿cena con velas?
Los problemas siguen ahí, solo hay que cambiar la forma de verlos, y sobre todo saber cómo eso influye en los demás.
¿Cuánto cambiaría la actitud de una colaborador, si nuestro dialogo comienza con un «Hola, muy bueno lo que hiciste con este caso clínico», «resolviste muy bien esa situación», etc. Todo siempre será mejor que solo lo «retarlo» no pedir un estudio, desacreditando su mirada profesional.
Son actitudes, buscar trabajar en armonía, porque parte de nuestra vida transcurre ahí, y es lindo tener ganas de volver.
Trabajar en un ambiente agradable donde más allá de nuestros errores alguien nos recuerde las fortalezas, y lo que hicimos bien.
Volver a casa con la sensación del deber “felizmente” cumplido. Volver amar lo que hacemos… un desafío, un muy buen desafío.