

Editor de Mi Negocio Veterinario
luciano@minegocioveterinario.com
Hay palabras que no siempre están en el radar de quienes eligen la profesión veterinaria. Palabras que parecen menores, livianas, casi «malas». Pero que, con el correr del tiempo, se revelan como una necesidad vital. Tranquilidad, por ejemplo.
En buena parte de los años de actividad profesional, la tranquilidad suele ceder ante la urgencia, el entusiasmo o la vocación. Las horas pasan en quirófanos, tras mostradores o atendiendo consultas a domicilio, y el foco está puesto en resolver, ayudar, salvar. Pero a medida que la carrera avanza —y las responsabilidades se acumulan—, la pregunta empieza a tomar forma: ¿cómo se construye una vida profesional más ordenada, menos caótica, más vivible?
Esa pregunta tiene tantas respuestas como veterinarios hay. Pero hay una que aparece cada vez con más fuerza: gestionar.
Sí, gestionar. Administrar los recursos, organizar los turnos, entender los números, planificar los tiempos, delegar, comunicar, liderar. Palabras que, lejos de alejarse del consultorio, ayudan a sostenerlo. Palabras que ya no suenan frías. ni corporativas, sino humanas. Porque ordenar no es lo opuesto a cuidar.
Al contrario: permite hacerlo mejor.
No se trata de correr más, ni de facturar a cualquier precio.
Se trata de construir un método que permita trabajar bien y vivir más tranquilos.
Claro que no es sencillo. Porque a nadie lo formaron en gestión durante la Carrera. Porque todavía hoy hay cierto prejuicio sobre lo que significa “profesionalizar” una clínica. Porque, en el fondo, muchos siguen asociando la tranquilidad a un estado emocional —una utopía que llegará cuando el éxito toque la puerta— y no a un proceso que se puede diseñar, con herramientas, método y acompañamiento.
Por eso, desde Mi Negocio Veterinario decidimos impulsar este año la campaña VTVet. Si, como la VTV que se le realiza a los autos, pero orientada a clínicas y profesionales.
¿El objetivo de esta Verificación Táctica Veterinaria? Medir el nivel de actualización en tres grandes áreas para el futuro de la actividad: la comunicación, el marketing y la gestión.
¿Por qué estas tres?
Porque son las que más influyen en el vínculo con los clientes, en la experiencia del equipo y, por supuesto, en los resultados del negocio.
Sabemos que para muchos veterinarios estos temas siguen pareciendo lejanos. Incluso aburridos. Pero también, que cuando realmente se convierten en herramientas reales para ordenar el trabajo, generan un impacto concreto.
Porque cuando un profesional empieza a planificar mejor, comunicar con más claridad, cobrar a tiempo o liderar con empatía, no solo mejora su rentabilidad: también recupera tiempo, energía y, sí, tranquilidad.
Este número de Mi Negocio Veterinario es una invitación abierta a sumarse a esa búsqueda. No se trata de correr más, ni de facturar a cualquier precio, ni de convertirse en empresario de un día para otro.
Se trata de construir, paso a paso, un modo de llevar adelante las clínicas veterinarias y el trabajo profesional que sea sostenible en el tiempo sin que se lleve puesta la vida personal. La clave es lograr una clínica que funcione bien, sin depender exclusivamente del sacrificio individual; o un equipo que trabaje con compromiso, sin desgaste constante.
La tranquilidad, al fin y al cabo, no es un lujo ni un destino final. Es un estado posible… si se decide gestionarlo.