Autovaloración profesional: ¿cómo potenciar tu carrera?


Te compartimos herramientas para poder reconocer tu propio valor más allá de los comentarios que recibas por parte de tus clientes o las reseñas en Google. ¿Te animás a probarlas?
MV y Coach ontológica
guadalupe.egallo@gmail.com
«Ser veterinario es una vocación. Desde pequeños, muchos soñamos con cuidar y salvar animales, con aliviar su sufrimiento y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, lo que la mayoría de la gente no ve es el sacrificio que implica esta profesión y la falta de reconocimiento con la que, a menudo, nos encontramos”.
Así comenzaba una conversación con una colega y amiga hace unos años.
Cuando tu valoración depende exclusivamente de clientes, jefes o colegas, vivís en una montaña rusa emocional.
De hecho, esa también fue mi postura durante mucho tiempo y sé que es la de muchos colegas hoy. Me pregunto entonces… ¿qué nos lleva a depositar nuestro valor en la mirada del otro?, ¿cuándo aprendimos que para sentirnos valiosos necesitamos ser reconocidos desde afuera?
¿Por qué creemos que el sacrificio debe ser validado para tener sentido?
Estas preguntas abren la puerta a una conversación que hace falta tener en nuestra profesión: la conversación sobre la autovaloración profesional.
La autovaloración y la autonomía emocional: un vínculo esencial
La valoración personal, también conocida como autovaloración es una habilidad poderosa. Está relacionada con una competencia clave en inteligencia emocional: la autonomía emocional.
Cuando hablamos de autonomía emocional, nos referimos a la capacidad de tomar decisiones emocionales por cuenta propia, generar las emociones que necesitamos en el momento adecuado y asumir la responsabilidad sobre lo que sentimos y hacemos con nuestras emociones.
Ahora bien, para poder desarrollar esta autonomía, necesitamos fortalecer al menos estos tres pilares fundamentales:
- Autoconocimiento: saber quién soy, qué siento, qué me pasa, qué necesito. Reconocer nuestras luces, nuestras sombras y también nuestras zonas de crecimiento.
- Autoestima: aceptar quién soy y valorarme.
- Autoconfianza: creer en mi capacidad de accionar, de aprender, de tomar decisiones, de afrontar desafíos.
Estos tres elementos son el terreno fértil donde se cultiva la autovaloración.
Imaginemos una línea: en un extremo están quienes entregan su valor por completo a lo que opinen los demás, viven para complacer, generando una fuerte dependencia emocional, mientras que, en el otro, se encuentran quienes se desconectan, se endurecen, y creen que no necesitan a nadie generando desvinculación afectiva.
Ninguno de los extremos es saludable.
El equilibrio está en el medio, y ese es el lugar de autonomía, ese lugar donde escuchamos a los demás sin dejarnos definir por ellos, donde reconocemos nuestras emociones, pero no quedamos atrapados en ellas, donde sabemos que tenemos valor y actuamos en coherencia con eso.
¿Qué conversaciones estás teniendo con vos?
Más allá del contexto en el que ejerzas, hay una conversación interna que mantenés todos los días, que moldea tu forma de “ser” dentro de la profesión. Por eso, quiero invitarte a responder estas preguntas:
- ¿Qué cosas valoro de mí como profesional?
- ¿En qué me destaco? ¿Qué aporto, que me diferencia?
- ¿Qué resultados he logrado que no me estoy permitiendo reconocer?
- ¿Estoy esperando que otro me valore para avanzar, o me reconozco yo primero?
- ¿Qué creencias heredadas tengo sobre “cuánto vale” un veterinario? ¿Todavía me sirven?
Tomate unos minutos para reflexionar, y permitite comenzar a construir una vida profesional más coherente con quién sos y cómo querés vivir.
¿CÓMO EMPEZAR A TRABAJAR TU AUTOVALORACIÓN?
Te propongo cinco pasos sencillos y profundos:
- Escribí tus logros. No minimices nada. Cada paso cuenta.
- Registrá tus fortalezas. Hacelo como un ejercicio diario.
- Detectá las creencias heredadas. ¿Te estás diciendo cosas que en realidad no son tuyas?
- Poné límites con amor y claridad. Para cuidarte y cuidar tu vocación.
- Conectá con tu propósito. ¿Qué te mueve ahora?
Lo que no se trabaja, se repite
La mayoría de nosotros no recibió formación en educación emocional durante su vida. Nadie nos enseñó a regularnos, a validarnos, a hablarnos bien, a reconocer nuestros logros. Por eso, muchas veces buscamos afuera lo que deberíamos generar desde adentro. Cuando tu valoración depende exclusivamente de clientes, jefes o colegas, vivís en una montaña rusa emocional.
Una buena semana te hace sentir capaz. Un reclamo te derrumba.
Este vaivén sostenido desgasta, y en el largo plazo, no solo afecta tu bienestar emocional, sino también tu carrera, tus vínculos, tus decisiones.
Cambiar el discurso interno para transformar tu realidad profesional
Necesitamos cambiar el guión. Cambiar el “nadie valora lo que hacemos”, por un “Yo reconozco mi valor”. Me hago cargo de comunicarlo, poniendo límites, precios, energía y expectativas claras.
El tiempo es hoy
La valoración profesional no se encuentra en un cliente que te felicita, o una buena reseña de Google. La valoración está en vos, cuando te animás a reconocerte, a dejar de justificarte, a soltar el “nadie va a pagar por eso” y a ocupar el lugar que ya te ganaste con esfuerzo, compromiso y dedicación.
Porque cuando sabés quién sos y te valoras, te volvés protagonista de tu realidad, y el único capaz de lograrlo sos vos.
¿Estás listo para reconocerte como el profesional valioso que ya sos?