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Violencia contra veterinarios: El caso de la MV Rosa Saturno y la importancia de la red de contención

El ataque que sufrió la MV Rosa Saturno en su veterinaria conmocionó al sector veterinario. Pero su historia no solo expone la violencia que pueden sufrir quienes ejercen esta profesión: también muestra el poder de una comunidad que se une, escucha, acompaña y protege cuando más se la necesita.

De la redacción de Mi Negocio Veterinario
info@minegocioveterinario.com

El caso que sacudió al sector veterinario

El martes 4 de noviembre, la MV Rosa Saturno fue agredida en la puerta de su veterinaria, ubicada en el barrio San Pablo, Córdoba. Una clienta, disconforme con la compra de un multivitamínico para sus conejos, volvió al local junto a su hija. Lo que parecía una discusión se transformó en violencia extrema: la joven sacó una tenaza de su cartera y golpeó a Rosa en la cabeza.

La profesional necesitó puntos de sutura y estudios médicos de urgencia. Más allá del daño físico, el impacto emocional fue profundo. A pesar de la gravedad del ataque, las agresoras no fueron detenidas y el caso fue inicialmente caratulado como “lesiones leves”, aunque luego se modificó a “lesiones leves con alevosía”. La querella, impulsada por el Colegio Médico Veterinario de Córdoba, reclama que se investigue como intento de homicidio premeditado.

El hecho generó una fuerte reacción en el sector, no solo por la violencia en sí, sino porque volvió a poner en evidencia una problemática que muchos profesionales conocen demasiado bien: el hostigamiento, las amenazas y la falta de protección real ante situaciones de conflicto.

¿Es suficiente el amor por la profesión?

Tras el ataque, Rosa Saturno habló con MOTIVAR sobre las consecuencias emocionales de lo vivido. Contó que ya asistía a terapia antes del hecho, pero que ahora el acompañamiento psicológico se volvió imprescindible. Le cuesta volver a trabajar, se siente vulnerable, y prefiere limitar la atención a perros y gatos, evitando por ahora las especies exóticas. “Voy un rato al consultorio y luego vuelvo a mi casa. Hago lo que puedo, de a poco”, compartió.

Su testimonio es un reflejo de algo que muchos profesionales sienten en silencio. Esta es una de esas profesiones que, como ella dijo, solo se pueden ejercer con amor. Pero cuando la vocación se enfrenta al maltrato, la desconfianza o la agresión directa, ese amor no siempre alcanza. Y la salud mental empieza a pasar factura.

La situación que vivió Rosa no es un caso aislado. Según datos del sector, la veterinaria se encuentra entre las tres profesiones con mayor índice de suicidios, un dato tan crudo como revelador. El desgaste emocional, el hostigamiento por parte de clientes y la presión constante no siempre se ven, pero están. Y muchos colegas, aun sin haber sufrido una agresión física, lidian con la ansiedad, el estrés y el miedo a diario.

No estás sola: la importancia de la red de apoyo

Después del ataque, Rosa no solo recibió atención médica y apoyo psicológico. También fue rodeada por una red de contención que incluyó tanto al Colegio Médico Veterinario de Córdoba como a colegas y tutores de sus pacientes.
El Colegio activó de inmediato su protocolo de asistencia y se presentó como querellante particular en la causa. Su presidenta, Natalia Elstner, declaró que el objetivo es acompañar a Rosa y llevar el caso hasta las últimas consecuencias. Esa intervención fue fundamental para impulsar el proceso judicial y brindar respaldo institucional desde el primer momento.

Pero el acompañamiento no se limitó a lo formal: Rosa expresó su gratitud por el “montón de amor” recibido: llamados, mensajes y gestos de apoyo de colegas de todo el país, proveedores y personas que la conocen por su labor profesional. En especial, se emocionó profundamente al ver la campaña #BastaDeViolencia impulsada desde Entre Ríos, que se sumó a otras iniciativas similares surgidas a raíz de su caso.
Todo ese acompañamiento fue clave para que Rosa pudiera empezar, de a poco, a volver a su rutina.

Cuidar del que cuida

Lo que atravesó Rosa Saturno es extremo, pero no aislado. Su caso dejó al descubierto algo que no se puede ignorar: el veterinario está expuesto a hechos de violencia, y, cuando ocurre, es clave contar con una respuesta institucional clara y un entorno humano que acompañe.

Te dejamos un link a la nota completa en MOTIVAR.

 

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