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UN SEGMENTO ESTRATÉGICO PARA LA SALUD PÚBLICA

“El control de los parásitos no es una fórmula matemática”

Un grupo de referentes analizó la situación actual de los tratamientos antiparasitarios (internos y externos) en las mascotas. ¿Todo sigue igual que antes del COVID19?

Fuente: www.motivar.com.ar 

El segmento de productos antiparasitarios para los animales de compañía es uno de los más destacados del mercado veterinario en Argentina y el mundo. Esto no sólo involucra a los laboratorios que los elaboran y comercializan en sus distintos formatos, sino también a la cadena comercial, incluidas las clínicas veterinarias, donde su participación en el rubro “farmacia” se destaca.
Pero no sólo de productos se trata. Hablamos de parásitos externos e internos que afectan decididamente la salud de perros y gatos, con las ya evidentes consecuencias también en la salud de las familias con las que conviven.
Su diagnóstico y tratamiento es muy variado y son sin dudas los profesionales veterinarios quienes deben recomendar las mejores opciones a los tutores de perros y gatos. ¿Pero siempre sobre los mismos paradigmas? ¿Se han modificado las indicaciones en este tiempo, pandemia por medio?
¿Deberían hacerlo considerando el contacto cada vez más estrecho entre personas y animales y los riesgos que eso conlleva?
Con el objetivo de dilucidar estas cuestiones, MOTIVAR (www.motivar.com.ar) plantea el primero de una serie de informes con profesionales de todo el país, a fin de promover la intensificación de la intervención de los profesionales en la atención a los parásitos.
De este informe, fueron parte los médicos veterinarios Pablo Borrás -Magíster en prevención y control de Zoonosis (UNNOBA – ANLIS «Dr. Carlos G. Malbrán)-; Carlos Mucha, médico veterinario, referente en el ámbito de la cardiología veterinaria y también en la gestión y el marketing (Ver recuadro); la referente Fernanda Iglesias, actual presidente de la Asociación Argentina de Parasitología Veterinaria (AAPAVET); Silvina Muñiz, profesional de la actividad privada y presidenta de AVEACA, y Natalia Cardillo, que es veterinaria y Dra. en Parasitología y Salud Pública.

Pablo Borras: “El desafío veterinario pasa por buscar las herramientas de control para cada paciente teniendo en cuenta el contexto y la realidad local. Esto depende de todo un conjunto de medidas”.

Pablo Borras: “El desafío veterinario pasa por buscar las herramientas de control para cada paciente teniendo en cuenta el contexto y la realidad local. Esto depende de todo un conjunto de medidas”.

“En el marco de la medicina preventiva, un pilar es la prevención y el control de parásitos internos y externos. Estos provocan diferentes cuadros clínicos en el animal (en ocasiones, fatales) y algunos de ellos, pueden transmitirse a las personas (zoonosis)”, nos introdujo al tema Pablo Borrás, especialista en enfermedades infecciosas y parasitarias en pequeños animales (CPMV).
Y completó “El desafío veterinario pasa por buscar las herramientas de control para cada paciente teniendo en cuenta el contexto y la realidad local. Esto no depende exclusivamente de la “medicalización” sino de todo un conjunto de medidas (aparte de los fármacos, incluye acciones ambientales, sobre las mascotas convivientes y modificación de hábitos de los tutores)”.
Por su parte, Natalia Cardillo destacó los principales cambios de paradigma que propone el concepto de Una Salud en la actualidad y la relevancia de pasar del enfoque de curación de la enfermedad al de la prevención.
“Esto demanda la necesidad de que la gente no sólo esté informada, sino que se apropie de los conocimientos necesarios para adquirir hábitos preventivos. Es el profesional quien debe indicar la frecuencia del diagnóstico y la desparasitación, basado en la historia clínica del animal y en la epidemiología”, aseguró la referente.
“No hay dudas que la estrecha convivencia entre los humanos y los animales favorece la transmisión de parásitos Los niños son muy susceptibles, así como las personas inmunodeprimidas”, aseguró Silvina Muñiz, también responsable de Vet Clínica Veterinaria, en Martínez, Gran Buenos Aires, dejando un concepto también remarcado por Fernanda Iglesias: “Es posible que el riesgo se haya incrementado en el contexto de pandemia”, reforzó la presidente de AAPAVET.
¿Habrán aumentado también los diagnósticos y la prevención de las enfermedades parasitarias de la mano de la recomendación veterinaria?
No nos adelantemos. Avanzamos en destacar concretamente los riesgos que conllevan los parásitos internos y externos específicamente en los perros.

Fernanda Iglesias: “Hay algunas zonas del país donde incluso los animales se desparasitan sólo una vez al año. Es un tema cultural. Nuestro rol hoy es cambiar de medicina curativa a medicina preventiva”.

“Muchos de los ectoparásitos (como es el caso de las pulgas, garrapatas y flebótomos, entro otros) transmiten enfermedades que comprometan la vida de la mascota o generen cuadros severos. Además, provocan molestias, prurito y anemia”, explicó Pablo Borrás. Y completó: “En el caso de los parásitos intestinales, los perros y los gatos pueden estar desde asintomáticos a tener cuadros clínicos que comprometan la vida de estos. Esto último, principalmente en animales jóvenes o con comorbilidades”.
Respecto de este punto, Natalia Cardillo sumó: “En animales adultos inmunocompetentes, los parásitos internos (gastrointestinales) suelen provocar infestaciones subclínicas que muchas veces se cronifican, o tornan recurrentes. Estos animales se convierten en la fuente de contaminación del ambiente, principal riesgo de transmisión de parasitosis zoonóticas, especialmente para la población infantil, por el contacto estrecho y los menores hábitos higiénicos”.
Al referirse a los parásitos externos y considerando que solo el 5% de la carga parasitaria se encuentra en el animal y el 95% en el ambiente, la experta destacó la mirada sólo sobre el animal y el control de la parasitosis en el mismo implica que se estará “subestimando la situación real”.

¿Qué papel juegan los profesionales?

“El rol del veterinario es clave, ya que hacemos “salud pública y medicina preventiva” con cada paciente en el consultorio”, explicó Borrás, al tiempo que Silvina Muñiz agregó: “Somos quienes debemos educar a los tutores y las familias, recomendando chequeos coproparasitológicos, desparasitaciones periódicas y aconsejando la buena convivencia con perros y gatos en el hogar”.
Sin embargo, esto no siempre se cumple.
No es sencillo y la vorágine del día a día en las veterinarias es indiscutible, tan indiscutible como la relevancia de unificar criterios y darle la real trascendencia al tema.
“Muchas veces se considera al control de las enfermedades parasitarias como una fórmula matemática, y no es así. Las parasitosis son tan complejas, que cada caso es particular y considerar la epidemiología en el control, se torna fundamental. Es la clave del éxito del tratamiento”, sostuvo Cardillo.
Otro tema central es la frecuencia con la que se desparasitan las mascotas contra parásitos externos e internos en nuestro país.
“No hay un dato global. Aún hoy, persiste en la comunidad, la idea popular del tratamiento antiparasitario de amplio espectro 2 veces al año (cada 6 meses)”, describe Cardillo, poniendo también sobre el tapete un relevamiento que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires realizó hace unos años y donde midieron precisamente este parámetro.
De allí se desprendió que el 24% de los perros y el 31% de los gatos no fueron desparasitados nunca; el 56% y 60%, respectivamente, entre 1 y 2 veces, el 12 y 14%, entre 3 y 5 veces, y 6 veces o más, el 1 y 2%, respectivamente. “Continuar con esquemas que por diferentes situaciones se grabaron en el inconsciente colectivo, es un error: los contextos epidemiológicos son diferentes, la prevalencia de determinadas parasitosis varía según la zona geográfica y momento del año; las realidades cambian”, completó.
¿Y la intervención de los veterinarios también?, nos preguntamos.
Interesante fue también escuchar la palabra de Fernanda Iglesias quien incluso sostuvo que hay zonas del país donde los perros se desparasitan una sola vez al año. Y resume: “Es cultural. Nuestro rol hoy es cambiar de medicina curativa a medicina preventiva”.
Pablo Borrás agregó: “Debido a la realidad de nuestro país, la prevención contra ectoparásitos (en particular, pulgas y garrapatas) debe ser sostenida y regular durante todo el año para disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades y complicaciones producidas por estos artrópodos”.
Y sumó: “La prevención de endoparásitos es clave y será establecida considerando la realidad de cada lugar, hábitos de vida del paciente, presencia o no de comorbilidades, características de la familia y si convive con otros animales”.
Vale decir que, para el caso particular de aquellos lugares donde hay circulación del vulgarmente conocido gusano del corazón (Dirofilaria immitis), el profesional destacó que la prevención mensual con lactonas macrocíclicas es crucial, así como aquellos animales que viajen a zonas de riesgo.
Si estos conceptos están claros, ¿por qué el mayor caudal de visitas a la veterinaria por este tema se da en general solo durante la primavera o previo a las vacaciones en el verano? ¿Cómo hacer para lograr una tendencia a transformar la situación actual en una que se enfoque sobre la prevención?

Recomendaciones post pandemia

Silvina Muñiz: “No hay dudas que la estrecha convivencia entre los humanos y los animales favorece la transmisión de parásitos Los niños son muy susceptibles, así como las personas inmunodeprimidas”.

Al momento de indagar sobre la estrategia de desparasitación recomendada contra parásitos externos en perros, Fernanda Iglesias coincidió en que depende de diversos factores: “Los riesgos son distintos y las medidas preventivas van a ser diferentes dependiendo también de si el perro es cachorro, mediana o alta edad. “Hoy tenemos distintas formas de administrar un antiparasitario: pipetas, collares, comprimidos, spray, etc.”. Respecto de la desparasitación interna, explicó que “el método más sencillo y seguro tanto para el paciente, como para el veterinario es la aplicación Spot On. Nos aseguramos en consultorio que el paciente tiene la medicación aplicada correctamente.
Y Silvina Muñiz reforzó: “En nuestra veterinaria recomendamos una desparasitación trimestral contra internos, salvo en los casos de estrecha convivencia con niños o personas inmunodeprimidas donde la desparasitación debe ser mensual”.
A esto Cardillo sumó que desde su óptica y en cuanto a los parásitos gastrointestinales, la recomendación siempre comienza por el diagnóstico. “No es buena práctica tratar por tratar, o tratar a ciegas, esto genera resistencia a las drogas y el riesgo de no tener eficacia contra ese parásito. Esta práctica es responsabilidad del colega fomentarla en los tutores”, destacó.

Prevención, divino tesoro

“De cada 10 pacientes, podemos decir que solo 4 son desparasitados preventivamente contra pulgas. En general se recurre a la veterinaria cuando el problema ya está instalado”, estimó Fernanda Iglesias.
Y destacó: “Respecto de los endoparásitos, muchas personas piensan que con sólo desparasitar al animal cuando es cachorro alcanza, pero no es así”.
“Los tutores, en general, no discriminan entre los endoparásitos (incluso de otras etiologías infecciosas), y acatan la decisión de desparasitar o no, de acuerdo con la sugerencia del veterinario, y así debe ser. En el caso de los internos, cuando las personas no tienen evidencia de parasitosis en el animal, pueden ser reticentes al diagnóstico y al tratamiento porque implica un costo del cual no ven el beneficio aparente”, plantea también Cardillo. Y profundiza: “Esto es distinto con los ectoparásitos porque los ven, y ello afecta al tutor, visualmente o al tacto, y saben que, de no tratarse, la infestación aumentará pudiendo ocasionar una molestia, incluso para el tutor”.

Una consulta, un mensaje

Natalia Cardillo: “Muchas veces se considera al control de las enfermedades parasitarias como una fórmula matemática, y no es así. Cada caso es particular y considerar la epidemiología en el control es clave”.

MOTIVAR también aprovechó el contacto con los referentes nacionales para avanzar en dilucidar cómo avanzar en consultas veterinarias post pandemia, más pro-activas que en el pasado (Ver recuadro). “Siempre debemos considerar e indagar sobre la situación de cada animal, su entorno y hábitos. Es clave también realizar una completa anamnesis y conocer su historial”, reforzó Fernanda Iglesias en este punto, compartiendo también su metodología personal: “En general, no vendo un antiparasitario sólo porque el dueño del animal lo requiere; busco recetarlo de acuerdo con las necesidades, cuidando así también la resistencia a las drogas”. A su turno, Muñiz completó: “Debemos tener en claro si el animal convive con perros o gatos, realizar controles coproparasitológicos y así determinar la mejor recomendación posible”. Sobre este punto, Pablo Borrás dejó en claro que “la clave es la prevención, el control y la tenencia responsable, que incluye controles periódicos veterinarios. Esto, con pandemia y sin pandemia. Debe ser así”.
“El problema de la pandemia en el contexto sociosanitario de Argentina tiene que ver con el aumento de la pobreza y la marginalidad. Esto se relaciona al riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas, por el contacto estrecho humano-animal, los escasos hábitos higiénicos, bajo nivel educativo, comportamientos relacionados con carencias nutricionales, aumento del hacinamiento y tenencia de gran número de animales de compañía por familia”, reforzó Cardillo.

¿Cuáles son las recomendaciones internacionales?

En este marco, Natalia Cardillo compartió un protocolo consensuado internacionalmente por organizaciones como son la ESCCAP en Europa y la TroCCAP en países tropicales y subtropicales.
“Estas tienen que ver con intensificar las medidas de control en ambientes de alto riesgo; sobre todo, en cachorros que conviven con niños, desde los 15 días de nacido con tratamientos quincenales hasta 2 semanas posteriores al destete, y mensuales hasta los 6 meses o el año de vida del cachorro, dependiendo de la evaluación diagnóstica y clínico-epidemiológica del caso”, nos explicó la profesional.
Y agregó: “Intensificando el control en esta etapa, se reduce mucho la contaminación ambiental y así el riesgo de transmisión de parasitosis zoonóticas a los niños (ej. como las Giardias o la Toxocariasis, entre otras), como la población más vulnerable. Estas medidas siempre deben ir acompañadas de la recolección diaria de la materia fecal, no sólo en la vía pública sino, y sobre todo, en el hogar”.

OPINIÓN DESTACADA

“Es tiempo de un colega más pro-activo que reactivo”

Por Carlos Mucha, médico veterinario

Carlos Mucha, referente veterinario.

Carlos Mucha, referente veterinario.

Siendo partícipe de una serie de acciones vinculadas al tema Dirofilaria (gusano del corazón) en México y otros países de la región, destaco que el rol del médico veterinario se fue modificando con el paso de los años, desde una profesión más “dura” en el sentido de la búsqueda del diagnóstico y tratamiento de enfermedades, hacia un manejo integral del animal y de su grupo familiar como un todo. Hoy nuestro trabajo debería orientarse más a medidas preventivas que a curativas, es el tiempo de un colega pro-activo más que reactivo. Es clave nuestra función educadora y comunicacional.
Tomando como ejemplo Dirofilaria, si vemos datos de USA el 59% de los perros allí reciben un tratamiento preventivo mensual contra esta afección (que también recordemos que es zoonosis), llevando a un número de 80 millones de perros, serían más de 47 millones de dosis al mes, o 566 millones año.
Claramente comprenden el doble riesgo de la enfermedad, que es el riesgo de vida de su mascota y también los que sería el costo de un tratamiento de una enfermedad así.
Frente a eso, vale preguntarnos:
¿Estamos formados para realizar acciones preventivas en pos del beneficio de nuestros pacientes? ¿Acciones repetidas en el tiempo y protocolizadas?
¿Realmente tomamos conciencia de las parasitosis y su impacto zoonótico?
¿Tengo la absoluta convicción de lo que hago en este tema, y comenzando con mis propias mascotas a las que regularmente desparasito?
¿Existe un plan de formación y apoyo desde la formación y desde la industria en todo este proceso?
¿En un contexto de aumento del vínculo y del tiempo de estar con nuestros animales, redoblé los esfuerzos?
Quizá parezca extraño que, en una nota, se planteen preguntas más que respuestas, pero la realidad es que estos cuestionamientos son los que usamos en las campañas de Gusano del Corazón como activadores y llamado a la acción hacia los colegas, buscando generar conciencia, reflexión y acción.

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