¿Cómo bajar costos sin comprometer la calidad del servicio?


Revisar los acuerdos con los proveedores, evaluar opciones de compras con bonificaciones por mayor volumen e incorporar un sistema de gestión, son acciones clave para lograr la eficiencia.
De la redacción de Mi Negocio Veterinario
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Reducir costos en una clínica veterinaria es un reto constante para muchos profesionales. Sin embargo, ahorrar no tiene por qué significar sacrificar calidad. Con estrategias bien pensadas, es posible optimizar recursos sin afectar la experiencia del cliente, ni el bienestar de las mascotas.
Esto nos lleva a recordar el caso de Javier, propietario de una clínica veterinaria ubicada en Rosario, Santa Fe, con quien Mi Negocio Veterinario dialogó recientemente en uno de los tantos eventos en los que participamos.
Hace un año, se dio cuenta de que sus gastos estaban creciendo más rápido que sus ingresos. Determinado a cambiar esta situación, decidió realizar un análisis profundo de sus finanzas y aplicar ajustes clave.
Comenzó revisando los acuerdos con sus proveedores. Descubrió que podía obtener mejores precios al negociar volúmenes más grandes de insumos frecuentes, como vacunas y medicamentos. Además, comparó ofertas de otros proveedores y optó por los que ofrecían descuentos por compras recurrentes.
En paralelo, evaluó el manejo del inventario, una de las áreas donde notaba mayor desperdicio. Implementó un sistema de gestión que le permitió mantener un control preciso de los productos más solicitados y reducir los pedidos innecesarios. «Antes, muchas veces comprábamos medicamentos que terminaban venciendo. Ahora, cada compra está calculada», comentó Javier.
Otro cambio significativo fue la adopción de herramientas digitales. Integró un software que no solo mejoró la administración de turnos y facturas, sino que también eliminó la necesidad de registros en papel. «La digitalización nos ahorra tiempo y reduce errores», añadió.
Un paso más
En cuanto al consumo de recursos, Javier decidió reemplazar las luces tradicionales por LED y establecer horarios de uso eficiente para los equipos médicos. Esto redujo considerablemente el gasto energético, algo que impactó positivamente en su balance.
Además, invirtió en la capacitación de su equipo. Al enseñarles cómo utilizar insumos de manera eficiente y promover buenas prácticas, no solo redujo el desperdicio, sino que también elevó la calidad del servicio. «El equipo está más comprometido porque entienden que cada pequeño ahorro suma», afirmó.
La experiencia de Javier muestra que reducir costos no es solo cuestión de recortar gastos, sino de encontrar áreas de mejora y optimizar recursos. Estas estrategias no solo beneficiaron la rentabilidad de su clínica, sino también mejoraron la experiencia de sus clientes y la calidad de vida de las mascotas.