Novedad: la teoría del «Nosequeísmo»


Disertamos en un evento organizado por el Colegio de Entre Ríos y nos nutrimos de las opiniones de los profesionales.
LUCIANO ABA
El intercambio que vale
Lejos de dar cátedra sobre algún tema en particular, cuando somos invitados a participar de este tipo de eventos, intentamos movilizar a los asistentes en base a experiencias recogidas del mercado y a los puntos críticos que se perciben en la realidad de los veterinarios que cuentan con locales comerciales, desde una visión centrada en el manejo estratégico del negocio, el conocimiento y la gestión de los clientes sostenida en los vínculos que con ellos se establecen.
Luego de una hora de exposición, ocurrió lo de siempre: nos nutrimos de las opiniones de los profesionales, quienes profundizan su devolución enumerando acciones particulares y ejemplos en los cuales se enmascara una estrategia de marketing en sí misma.
La teoría del «no sé»
En ese marco, dialogamos con Alesio Faccendini (veterinario dedicado a grandes animales en la zona de Sauce De Luna, Entre Ríos), quien nos comentó de qué manera establece un vínculo profesional con sus clientes.
«Es habitual que los productores se acerquen a la veterinaria a buscar información sobre cómo resolver tal o cual problema y nosotros muchas veces accedemos a dársela sin recibir nada a cambio», comenzó Faccendini. Y agregó: «Desde hace tiempo estoy implementando la teoría del ´no sé´ y empiezo a ver los resultados».
Es decir que si le preguntan qué haría él frente a un ternero que tiene tal o cual problema, su respuesta es: «No sé, tendría que ir al campo a verlo y pasarte después los honorarios del tratamiento».
¿Y si lo consultan por qué tipo de droga emplear para tal o cual patología? «No sé, tendría que ir a ver el tema y te hago una propuesta formal».
Sin dudas que no se trata de una medida simpática, por así llamarla, pero Faccendini destaca sus beneficios.
“Los productores saben que si vienen a buscarme, les voy a cobrar por mi trabajo, para eso estudié tantos años y de esos ingresos depende la continuidad de mi negocio», explicó. Además, está claro que por más que el cliente crea saber cómo llevar adelante las tareas que deben instrumentarse, no está capacitado para hacerlo correctamente (la resistencia a los antiparasitarios es tan sólo un ejemplo).
Más allá de esto, el profesional explicó que este debería ser el modo de actuar de todos sus colegas para que hagan ver a los clientes la importancia de las decisiones que se toman. «Esto no ocurre y muchos de los que no logran una respuesta de mi parte van a otra veterinaria y la encuentran. Deberíamos trabajar para dejar en claro que nuestro trabajo no lo puede hacer cualquiera», resumió el veterinario.
Una vez más, fuimos invitados a exponer y nos volvemos no sólo con una nota, sino con una teoría que valdría la pena difundir e instrumentar, principalmente, entre los comercios y profesionales que marcan tendencia en el rubro.
¿No les parece?