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GESTIÓN

Una Cumbre, ocho países y los mismos desafíos

Te compartimos los temas destacados en la primera edición de un evento internacional sobre gestión veterinaria realizado en México.
Luciano Aba, de Mi Negocio Veterinario, fue el representante argentino.

De la redacción de Mi Negocio Veterinario
info@minegocioveterinario.com

Referentes de distintos países se reunieron para debatir, compartir datos y trazar una radiografía común sobre los principales retos que enfrentan hoy clínicas y hospitales veterinarios en América Latina y otras regiones del mundo.
Esta 1° Cumbre Internacional de Gestión Veterinaria, realizada el 7 de julio en Ciudad de México, fue mucho más que un evento: fue un punto de inflexión.
Líderes de 8 países, con experiencia en gestión, marketing, comunicación y liderazgo veterinario, analizaron el presente y proyectaron el futuro del sector.
Los participantes fueron: Iker Asteinza, Marygela Álvarez y Alex Grassie (México), Rhys Giannarelli (Canadá), Luciano Aba (Argentina), Eliana Mogollón Vergara, Guillermo Lugo y Harold Benavidez (Colombia), Mariano Tischler Araujo (Chile), José Hilario Martín (España), Joao Buck (Brasil) y Esteban Sotomayor (Ecuador).
Entre sus múltiples coincidencias, todos los convocados a la Cumbre Internacional de Gestión Veterinaria destacaron el momento bisagra que se encuentra atravesando la actividad.

Dolores compartidos

El encuentro inició con una comparativa de indicadores a cargo de Iker Asteinza, en cual se evidenció que el precio de una consulta general en Estados Unidos multiplica ampliamente el valor promedio que se cobra en países latinoamericanos. Mientras que la brecha se reduce en servicios especializados, donde la formación y la tecnología permiten cierto nivel de convergencia.
Más allá de los números, lo más revelador fue el consenso generalizado sobre los “dolores” comunes que aquejan a las clínicas y hospitales veterinarios.
«Los temas a resolver son muy similares: administración deficiente, marketing ausente, sobrecarga operativa y desafíos en la gestión del recurso humano», sintetizó Luciano Aba, editor de Mi Negocio Veterinario, durante su intervención.
Y agregó: “En ese contexto, muchas veces vemos que, más que hacerse millonarios con sus empresas, los veterinarios elegirían vivir mejor, más tranquilos, disponer de sus fines de semana, y poder administrar su tiempo y sus vínculos con mayor equilibrio. Es ese punto de dolor el que tenemos que poder resolver para que se vea el real impacto de avanzar en la gestión eficiente”.

¿Nuevas reglas?

Uno de los temas centrales de la Cumbre fue la transformación del ecosistema veterinario. El crecimiento exponencial de la oferta de profesionales (particularmente en países como Brasil, con más de 38.500 clínicas, 28.000 tiendas de mascotas, 1.475 hospitales veterinarios y 586 facultades) plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de ciertos modelos de negocio.
A esto se suma la irrupción de formatos “low cost” y cadenas con propuestas integradas (consulta, vacuna, desparasitación y chip por apenas tres o cinco dólares) que compiten con los modelos tradicionales y obligan a repensar no solo la propuesta de valor, sino también la forma de comunicarla y sostenerla.
También se destacó cómo la tecnología está acelerando la llegada de nuevos jugadores: plataformas digitales, apps de salud animal, Marketplace y otras comienzan a ganar espacio en la vida de los tutores, generalmente más jóvenes.

¿Y el precio justo?

Otro tema de debate tuvo que ver con que, si bien hay coincidencia en que muchas veces los valores de las consultas y los servicios veterinarios deberían incrementarse para permitir que clínicas y hospitales sigan invirtiendo, la realidad indica que las clases medias a nivel mundial están disminuyendo y con ello se reduce también el poder de compra de uno de los segmentos más proclives a invertir en la salud de las mascotas.

Frente a esto y hablando de indicadores, uno de los más destacados por los expertos fue el de mejorar la frecuencia media de visitas. Es decir, trazar acciones para aumentar la cantidad de contactos con cada cliente (paciente) a lo largo del año a fin no solo de mejorar la rentabilidad, sino que fortalece el vínculo y ofrecer un cuidado más integral a las mascotas.

Una radiografía completa

Desde España, José Hilario Martín brindó una radiografía de la situación en su país: 7.000 clínicas veterinarias, 45.000 empleos directos, y una facturación que superó los 2.850 millones de euros en 2024, con un crecimiento del 9% respecto al año anterior. Además, explicó cómo se segmenta el sector en función de la facturación anual: clínicas pequeñas (menos de €250.000), medianas (€250.000–€500.000), grandes (€500.000–€1.000.000) y muy grandes (más de €1 millón). También abordó el fenómeno de las consolidaciones y destacó que en el ideal de los casos, “el 50% de los ingresos de un centro veterinario debería provenir de la medicina preventiva”.

A su turno, uno de los representantes de México en la Cumbre, Iker Asteinza, promovió el intercambio con el resto de los líderes, compartiendo datos que pusieron de manifiesta la transformación y las oportunidades que aún restan explorar. “Es evidente que hay un camino por recorrer en distintas temáticas vinculadas al manejo de los equipos de trabajo y al seguimiento de indicadores que permitan gestionar de manera más eficiente nuestras empresas”, agregó.

Desde Brasil, Joao Buck compartió cifras contundentes del mercado pet: el país es uno de los más grandes del mundo en número de veterinarios y centros de atención, lo que ha derivado en una feroz competencia interna.

Por Chile, Mariano Tischler Araujo analizó los desafíos culturales y generacionales de la gestión veterinaria, destacando siempre la idea de inculcar en los dueños de estos emprendimientos de delegar y fomentar el crecimiento de sus equipos de trabajo para poder crecer. “Estamos

en la industria de las emociones, debemos estar a la altura y ofrecer lo mejor para satisfacer a la demanda”, agregó en su presentación.
Mientras que Guillermo Lugo (Colombia) reflexionó sobre el rol que deberían tener las empresas proveedoras de productos, alimentos balanceados, insumos y servicios en el desarrollo de capacidades de gestión veterinaria. “Hoy más que nunca, la industria debe ser aliada estratégica”, resumió.

A su turno, Marygela Álvarez, de México, puso el foco en los recursos humanos que emplean las clínicas y hospitales veterinarios. “Si bien pocas veces se logra, mantener un equipo profesional estable y capacitado es la base del crecimiento en productividad y rentabilidad”. Además de esto, Marygela destacó a la alta rotación del personal y la falta de cultura organizacional, como dos de los grandes desafíos para el futuro inmediato.

Eliana Mogollón (Colombia) invitó a repensar quién está realmente “del otro lado” cuando hablamos de gestión: ¿el veterinario? ¿el dueño? ¿el administrador? ¿el equipo? “Hoy en la región se vive un crecimiento del rubro pero muchas veces sin el desarrollo de estructura que pareciera necesitarse”, aseguró la referente para luego destacar la importancia de trabajar para minimizar los riesgos de seguir avanzando en el “síndrome del gestor improvisado”.

También en representación de Colombia, Harold Benavidez centró su participación en la necesidad de formalizar distintos aspectos de las empresas veterinarias y planteó la importancia de concientizar a los dueños de las mismas en cuanto a la importancia y el valor de trabajar bajo el marco de presupuestos, tanto de compras, como de ventas, para hacer más eficiente y previsible el negocio. “Ganar dinero no es el objetivo, es el fruto de ofrecer buena medicina y una buena respuesta a los clientes”, aseguró.

Por su parte, Esteban Sotomayor (Ecuador) puso el foco en la cuestión organizativa de las empresas del rubro, destacando que -incluso más en la que son de perfil familiar- “se debe trabajar en la definición de roles y tareas, generando un directorio que esté compuesto por algunos miembros más, además de los parientes”. Y agregó: “Es muy común todavía que los dueños no logren separar las finanzas personales de las de la empresa”.

Asimismo, los presentes escucharon las palabras de Rhys Giannarelli (Canadá), quien fue contundente en que es clave transmitirle a quienes gestionan clínicas y hospitales veterinarios la idea de delegar. “No hay que perder tiempo en algo que ya sabemos que otro hace mejor, nuestra función debería ser la de ir acompañando al equipo para que cumpla sus objetivos, escuchándolos y fomentando que sus propuestas e ideas lleguen a buen puerto”.
Y cerró: “Es vital pasar de managers a coaches, a fin de promover una cultura que potencie a los profesionales”.

Finalmente, Alex Grassie (México) llevó adelante una mesa de debate en la cual quedó clara la necesidad de trabajar sobre los mensajes que se transmiten, a la vez de fomentar propuestas de valor cada vez más consolidadas por parte de las empresas. “Es clave fomentar el liderazgo de los colegas. En definitiva, si las clínicas y los hospitales veterinarios, crecemos todos”.

Lo que viene

La Cumbre no cerró con respuestas definitivas, sino con nuevas preguntas.
Pero sí dejó una certeza: la gestión veterinaria merece un espacio protagónico. Y ese espacio debe nutrirse de datos, experiencias, intercambios regionales y formación continua.
El compromiso de los organizadores y participantes es claro: este fue solo el primer paso de un camino que sin dudas continuará.

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