Gobernar bien…


Editor Revista 2+2
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Twitter: @aba_luciano
Tal es así que, una de las recomendaciones más resaltadas por los expertos tiene que ver con la necesidad concreta de que quienes dirigen las empresas puedan delegar en otros las responsabilidades de cada una de estas áreas.
Hasta aquí, nada que decir.
De hecho, es más que clara la importancia de dividir tanto las tareas, como la toma de decisiones del día a día a la hora de buscar la mayor eficiencia posible en las actividades que realizamos.
Los administradores
Definido este esquema y su rol específico, cada integrante del equipo obedece a la lógica e implícita imposición de gestionar los recursos que le son asignados (tiempo, espacio, presupuesto, etc) del mejor modo posible. Focalizándonos en una cuestión meramente lingüística podríamos decir que estas personas tienen la obligación de administrar las variables que de ellos dependen para así alcanzar sus metas.
Sin embargo y cuando analizamos el fin último de quienes dirigen los destinos de ese emprendimiento, el término “administrar” nos suele saber a poco.
¿Cómo se hace para administrar correctamente y en simultáneo variables que tienen que ver con lo numérico, lo emocional y profesional al mismo tiempo? ¿Es posible lograr que esa ecuación cierre de manera ordenada?
¿Cómo se administrar el buen humor de los colaboradores, al tiempo que los números de la empresa no dan o sus vidas personales plantean desafíos concretos que alcanzan a todo el equipo?
Es pensando en este manejo integral de los temas donde pareciera hacerse indispensable modificar un cambio no solo de terminología, sino fundamentalmente de concepto: los emprendimientos hay que gobernarlos.
Claro. Vayamos por partes: la posibilidad de administrar tiene que ver con que las variables encajen de forma lógica y convivan de manera armónica y previsible. Nada más cercano al ideal.
Pero la realidad muchas veces nos lleva por otros caminos, planteando la necesidad de tomar medidas arbitrarias, poco consensuadas y muchas veces antipáticas para alguna de las áreas y/o personas de la empresa.
Es aquí donde cobra valor el rol de la cabeza del equipo, su visión, expectativas y fundamentalmente la posibilidad de ser flexible en el manejo de variables duras, sin perder de vista el devenir de un día a día que muchas veces requiere la toma de decisiones estratégicas. Motivar a unos más que a otros porque el momento lo amerita; exigir más a unos que a otros a pesar de que no entiendan por qué y un sin números de acciones que solo pueden recaer en su persona, hacen de este tipo de líderes un actor indispensable.
Ser inteligentes
Nada más lejano del objetivo de estas líneas que las mismas sean entendidas como el regreso de esa tiranía laboral, en la cual los jefes vuelven a posicionarse en un esquema laboral casi patriarcal. Por el contrario, el objetivo de las mismas tiene que ver con seguir interpelando las formas de liderazgo que prevalecen hoy en los pequeños y medianos emprendimientos.
No hay dudas que cada área de nuestras empresas debe ser administrada de forma eficiente y racional, pero siempre siguiendo los lineamientos y las visiones de quien no solo tiene que lograr que los números cierren sino también custodiar el buen convivir de aquellas variables que podrán hacerlo posible.
¿Cuál es la clave? Gobernar bien…