Con motivo del Día del Veterinario, Agroinsumos S.A. comparte la visión de los profesionales de la compañía sobre la incorporación de las buenas prácticas, la sustentabilidad y los adelantos tecnológicos.
El 6 de agosto de 1883 comenzaron a dictarse, por primera vez en la Argentina, los estudios superiores agrícolas y veterinarios, en el Instituto “Santa Catalina” de Lomas de Zamora (Buenos Aires). Este Instituto, creado durante el gobierno provincial de Dardo Rocha mediante Ley 1424/81, se trasladó a la ciudad de La Plata en 1890, ya como Facultad de Agronomía y Veterinaria. Fue en el Santa Catalina donde egresaron los primeros tres médicos veterinarios en 1887. Ya en 1983, mediante un decreto de ley del Gobierno Nacional, se estableció el 6 de agosto como Día del Veterinario en la Argentina.
Han pasado casi 140 años de esos primeros pasos y hoy el perfil de estos profesionales ha evolucionado a la par de nuevas prácticas, innovaciones tecnológicas y cambios sociales. En lo que sigue, tres médicos veterinarios de Laboratorios Agroinsumos S.A. ofrecen un panorama de los desafíos que enfrenta la profesión.
La evolución de la profesión a lo largo del tiempo
Los especialistas acuerdan en que la aplicación de tecnología, la evolución de la profesión y el perfeccionamiento médico implican la posibilidad de brindar al productor agropecuario mejores índices productivos. “Me recibí hace muchos años y eso me permitió ver una evolución de la profesión. Salimos de la facultad como médicos, con mucha participación en la clínica, y a lo largo del tiempo entendemos que el rol que cumplimos para el productor ganadero es generar las posibilidades para que su producción sea más rentable”, introduce el MV Abel Argüelles Iriondo.
Por su parte, el MV Alejandro Colombo agrega: “En lo que tiene que ver con mi área, la salud productiva, la profesión progresa constantemente, incorporando información que permite manejar el bienestar animal en virtud del aumento de la producción. En los últimos años, como consecuencia de la facilidad de circulación de la información, tanto en la Argentina como en otros países, se fueron generando datos que nos permiten aplicar la ciencia y la tecnología en pos de la eficiencia y rentabilidad de las empresas ganaderas. Por ejemplo, hoy producimos el doble de leche con la misma cantidad de vacas, comparado al año 1988.”
Para Colombo, este aumento en la productividad se dio en la medida en que se fueron perfeccionando y especializando los profesionales. En este sentido, la MV Carmen Ichaso agrega: “La carrera de medicina veterinaria hoy es muy abarcativa, se centra en la sanidad animal, pero también en todos los aspectos que implica, ya sea la genética animal, la alimentación, el medio ambiente, el manejo, la sanidad del suelo, el bienestar animal y el bienestar social que rodea a un campo ganadero”.
Entre los avances positivos que observa, Ichaso destaca también el empoderamiento de la mujer en una profesión históricamente considerada masculina. “Hoy se ven muchas mujeres en el campo trabajando y hay que continuar en esa línea porque tenemos muchísimo para dar y por hacer. Antes era común llegar al campo, presentarse en una manga y que te pregunten dónde está el veterinario. Hoy por suerte eso está cambiando tanto para las médicas veterinarias como para las ingenieras agrónomas”, dice.
Un largo camino por recorrer: hacia la producción sustentable y las buenas prácticas en el agro
“Lo mejor que puede pasarle a la producción ganadera argentina es distinguirse por su producción sustentable y por la rigurosidad en la aplicación de las buenas prácticas de manejo, pero al momento es una filosofía incipiente. No todos aplican con el mismo rigor esta manera de producir”, dice Abel Argüelles Iriondo.
Continuando con esta idea, Ichaso rescata una frase sobre el pastoreo racional voisin, que es una buena práctica agropecuaria. “Al suelo le lleva seis meses para acostumbrarse a este tipo de pastoreo; a las pasturas, 30 días; a las vacas, 48 horas; a algunos hombres, nunca. Creo que ese es el principal desafío, los profesionales somos los primeros que nos tenemos que convencer de que la única forma de hacer ganadería o lechería, es haciéndolo de modo sustentable y con buenas prácticas”.
Por su parte, Colombo opina: “En relación al desarrollo sustentable, todavía tenemos muchas posibilidades de mejora, no solo en la producción bovina, sino también porcina y aviar. Aún hay cierta incompatibilidad entre la sustentabilidad y los altos índices productivos. Por otro lado, hay ciertos avances, como la innovación con productos como Probios Bac (probiótico), que implica el no uso de antibióticos, reduciendo la aparición de residuos de antibióticos en leche o carne.”
Para la médica veterinaria, una de las claves es la ganadería sostenible. “El foco siempre estuvo puesto en los animales, ahora hay que pensar en la conservación del suelo de la misma manera. Sobre todo con la crisis climática exorbitante a la que la vaca colabora produciendo metano, pero que compensa a su vez absorbiendo esos gases de efecto invernadero a través del campo, montes, pastizales naturales y pasturas donde vive. Respecto a las buenas prácticas, tenemos que modificar la forma de pensar, cambiar el rebenque y las picanas, en el caso de la ganadería, por las banderas largas, mirar a los animales y darles tiempo para que vean por dónde tiene que ir. Estas cuestiones todavía no se aceptan del todo en el campo, pero estamos en camino y las nuevas generaciones las tienen mucho más incorporadas.”
El uso de las nuevas tecnologías y el desafío de aumentar la producción
La incorporación de nuevas tecnologías también ha cambiado la forma del trabajo en el campo, moldeando el perfil profesional de los médicos veterinarios, que tienen también la función de acompañar a los productores en el proceso de adopción de las innovaciones. “La tecnología siempre nos lleva adelante, hay que tomar la mejor decisión de acuerdo a los ambientes y establecimientos en que vamos a aplicarla, porque no todo va en todos lados, pero es extraordinario lo que se puede avanzar, por ejemplo hoy podemos elegir animales por programas genéticos que sean fértiles, rústicos y que nos proporcionen la calidad del bife que cada mercado requiera”, dice Carmen Ichaso.
“Hay muchas nuevas tecnologías, como es el caso de la innovación en productos farmacéuticos, que están al alcance de la mano del productor, pero no siempre se adoptan por una cuestión de usos y costumbres”, explica Abel Argüelles Iriondo.
“En los últimos años, la información que se generó, tanto a nivel internacional como local, nos permitió manejar la biología de manera increíble, aumentar los índices de preñez, mejorar los picos de lactancia, seleccionar individuos por producción o por maternidad. La inversión en tecnología fue la mejor inversión que hizo y hace el productor agropecuario a través de los asesores. Argentina produce 53 terneros en el peor año y 57 terneros por cada 100 vacas en el mejor de los años, con un límite biológico de 100 terneros por cada 100 vacas por año. Tenemos un montón de oportunidades; alejarnos del 57 y acercarnos al 100, va a ser posible mediante la incorporación de tecnologías que hoy están disponibles y que todavía muchos productores se rehúsan a incorporar. El desafío está en bajar esa información que se genera —que luego se transforma en nuevas tecnologías— del nivel profesional a los mandos medios y a los operarios para que se pueda ejecutar. En Argentina tenemos grandes oportunidades, estamos lejos de los niveles óptimos de producción. Esto no siempre depende de cuestiones climáticas sino de que todos los años hagamos un poquito mejor las cosas que el año anterior, y esto significa aplicar tecnologías”, dice Alejandro Colombo.
Para finalizar, Carmen Ichaso reflexiona: “La medicina veterinaria es una profesión del presente y del futuro. Desde siempre, el veterinario estuvo en todos los procesos de la industria alimenticia, desde el animal en pie o la vaca para obtener la leche y la carne, hasta el producto que llega a la mesa. En este punto influye tanto cómo se trató al animal, qué se le dio de comer o qué medicamentos se le aplicó. El profesional acompaña en todo el proceso, por eso son tan necesarias las mejoras en la forma de hacerlo.”
Fuente: Laboratorios Agroinsumos S.A.