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Veterinarios bajo presión: ¿siguen encontrando satisfacción en su trabajo?

Estrés, crecimiento y desigualdad son algunos de los puntos destacados en un estudio que analiza el impacto del COVID19 en la profesión. ¿Qué pueden hacer los veterinarios?

Escribe Guadalupe Varelli
De la redacción de Revista 2+2

El 66% de los veterinarios a nivel mundial sufren estrés laboral. El porcentaje de veterinarios satisfechos con su trabajo bajó 18 puntos desde el 2018 y un 39% de los veterinarios piensa, con cierta regularidad, en dejar su profesión. Estos números, que seguramente no sorprendan a los lectores de esta Revista 2+2, surgen de VetsSurvey 2020, un estudio realizado por CM Research en colaboración con la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) durante el 2020.
Para su elaboración, fueron entrevistados 5.000 veterinarios de 91 países.
Algunos datos pueden y deben ser puestos en contexto. Atravesamos una pandemia desde hace más de un año y todos, veterinarios o no, vimos nuestra vida afectada en varios niveles.
Por eso no es extraño encontrar que el nivel de estrés en la profesión aumentó un 5% en los últimos años, o que mientras en 2018 el 71% de los veterinarios estaba satisfechos con su trabajo, ese valor bajó al 53% en 2020.
Puntualmente en la Argentina, mientras los niveles de estrés en la profesión están entre los más altos del mundo, con un 79% (solo Portugal registró un valor mayor, de 87%), el nivel de insatisfacción con el trabajo no cambió: es el único país en el que se mantuvieron los valores prepandemia, de 12%.
Para pensar… los veterinarios argentinos siguen encontrando satisfacción en su trabajo a pesar de la presión, ¿será que los argentinos estamos entrenados para atravesar crisis, será el amor a la profesión, serán ambos?

Más cuidados y clientes

El estudio de CM Research identifica tres aspectos en los que el sector veterinario se vio afectado por la pandemia: el impacto global en la vida cotidiana de la clínica y en su funcionamiento, el cambio de comportamiento en los animales domésticos y otros animales, y el consiguiente impacto personal y profesional en el equipo veterinario.
Por un lado, prácticamente todas las clínicas entrevistadas han implementado medidas de cuidados debido al brote de COVID19. En América del Sur, fueron el 93% y concentraron sus acciones en el uso de ropa de protección durante las consultas periódicas (como mascarillas y guantes) y en limitar el número de clientes y mascotas permitidos dentro de la clínica.
Por el contrario, la región es la segunda que menor incremento ha registrado en la oferta de telemedicina y consultas remotas.
Por otro lado, el 88% de las veterinarias de todo el mundo han experimentado retrasos en la entrega y abastecimiento de algunos productos. En Sudamérica, contrario a la tendencia mundial que presentó inconvenientes especialmente con los productos farmacéuticos, el rubro más afectado ha sido el de equipamiento de protección personal. Nuestra región también registra el porcentaje más alto en relación a la falta de equipamiento y material quirúrgico.
Es claro que esta realidad afecta el ejercicio de la veterinaria, así como ha afectado a muchos rubros profesionales y productivos.
Sin embargo, el sector de la sanidad animal atraviesa una situación particular, propia.
A pesar de las dificultades y las nuevas formas de trabajo creadas por la pandemia, en muchas clínicas el número de clientes está aumentando, con el consecuente aumento de trabajo. A nivel global, 48% de las clínicas relevadas declaró tener más clientes que antes de la pandemia y, a nivel regional, esa fue la respuesta del 44%. En la Argentina, 58% de las clínicas indicó tener más clientes que en la era pre COVID19 y tan solo el 13% redujo su clientela.
El estudio establece una relación entre el aumento de trabajo y el estrés y lo identifica como una de las razones del aumento de los niveles de este problema en la profesión.

¿Podemos hablar de desigualdades?

Hasta el momento hemos analizado la situación de la veterinaria y el impacto del COVID19 en la profesión a nivel general.
Pero al mirar las respuestas de hombres y mujeres, propietarios y empleados, médicos, técnicos y enfermeros, las diferencias son lo suficientemente marcadas como para que valga la pena ver más en detalle algunos aspectos.
Por ejemplo, en lo que refiere al estrés, las diferencias de acuerdo al lugar en la estructura se hacen manifiestas. Entre los dueños de veterinarias, 30% se ubicó entre los niveles de estrés más alto. Este número fue de 45% entre los veterinarios en relación de dependencia y de 54% entre técnicos y enfermeros.
Y cuando se preguntó a los encuestados por los niveles de “infelicidad” del personal de la veterinaria, tan solo 19% de dueños respondieron que era un asunto de preocupación actual. Sin embargo, 54% de los médicos veterinarios empleados y el 66% de los enfermeros dijeron que era un tema preocupante.
Los valores también difieren notablemente al segmentarlos por género. Al ser consultados por sus niveles de burnout, 29% de los hombres eligieron entre 6 y 10. En el caso de las mujeres fueron el 42% las que se ubicaron en los espectros más altos.
Es notable que, al analizar los problemas que enfrenta la profesión se hayan sentido las diferencias. Cuando se les preguntó cuáles son los mayores retos a los que se enfrenta su consulta en este momento, el 26% de los hombres destacó la dificultad por conseguir que los clientes sigan sus recomendaciones, mientras ese número fue de 35% en las mujeres.
En relación al exceso de trabajo y falta de tiempo libre, 49% de los dueños de veterinarias y 60% de los empleados lo identificaron como un problema. La diferencia también se sintió al segmentar por género, ya que este aspecto fue identificado como un problema por 46% de los hombres y 58% de las mujeres.
La mala gestión de la veterinaria fue otro de los aspectos señalados entre las dificultades que enfrentan las veterinarias, pero tan solo por el 4% de los propietarios, mientras ese valor fue del 27% en los veterinarios en relación de dependencia y de 30% entre los técnicos y enfermeros. La conclusión a la que llega el estudio es que demasiado trabajo, personal descontento y mala gestión son tres retos que afectan en forma desigual a propietarios y empleados, médicos veterinarios y técnicos, hombres y mujeres.

¿Qué necesitan los veterinarios?

Esta es la pregunta final que plantea el estudio realizado por CM Research, para la que ofrece cinco respuestas que se derivan de los números obtenidos en las encuestas. Según los investigadores, los veterinarios necesitan:

  • Ser más valorados, especialmente los enfermeros, los técnicos y las mujeres.
  • Recursos y tiempo para hacer frente a la creciente presión sobre su salud mental.
  • Recursos para educar a los propietarios de las mascotas para mejorar la salud de los animales.
  • Apoyo para frenar el flujo de personas que quieren abandonar el sector.
  • Innovación continua para gestionar el cambiante panorama y el crecimiento de la población de animales de compañía.

En este sentido, se vuelven a hacer presentes las diferencias al segmentar las respuestas entre hombres y mujeres, y entre dueños, médicos veterinarios en relación de dependencia y enfermeros y técnicos.

¿Qué pueden hacer los veterinarios?

Lo que no se pregunta el estudio, y que es la principal motivación de esta Revista 2+2, es qué pueden hacer los veterinarios para superar los desafíos que enfrentan a la profesión, mejorar su calidad de vida y, en definitiva, ser felices y rentables.
Cada uno deberá preguntarse cuál es su lugar en la estructura, cuáles son sus responsabilidades y echar mano a las herramientas necesarias: de gestión, de liderazgo, de manejo de equipo, de comunicación con el equipo y los clientes, de innovación y tantas otras.
Pero para eso es necesario hacerse cargo, abrir los ojos y escuchar con interés. ¿Por qué el nivel de estrés es mayor entre los técnicos y enfermeros? ¿Qué pasa con ese 70% de los dueños de clínicas que no ven que más de la mitad de sus empleados dicen sufrir de estrés laboral? Si solo el 19% de los dueños ven los niveles de infelicidad como un problema, ¿qué pueden hacer ante la realidad que están expresando veterinarios y, aun en mayor medida, técnicos y enfermeros? Si las mujeres representan hoy, según este mismo estudio, el 68% de los profesionales veterinarios, ¿por qué siguen sintiendo una carga mayor sobre sus espaldas?
Estos son números generales, seguramente parciales, y tienen como objetivo abrir preguntas y mostrar problemas. Si pensamos que solo el 4% de los propietarios son capaces de ver problemas en la gestión, cuando son ellos mismos los que están a cargo, tenemos que prender las alarmas.
Queda ahora en tus manos volver la mirada a tu veterinaria y pensar cuál es tu realidad, cómo se siente y qué percibe tu equipo de trabajo, cómo son tratadas las mujeres (por el equipo y por los clientes) y buscar las soluciones que mejor se adecuen a tus posibilidades. Lo único que es seguro es que hay mucho por hacer.

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