Mucho más que una torsión de estómago en Navidad - Mi Negocio Veterinario
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Mucho más que una torsión de estómago en Navidad

¿Se preguntaron qué es lo que permite a una veterinaria ser viable para brindar siempre sus servicios? ¿Por qué es más fácil seguir protocolos médicos, que los parámetros de la empresa?

Nacho Mérida Isla

Me llamo Nacho Mérida, soy veterinario clínico y desde hace 15 años me dedico a la asesoría estratégica de centros veterinarios, diagnóstico y trato clínicas.

La gestión del centro es diferente a la administración.

La administración se encarga de las tareas repetitivas del centro necesarias para ganar en lo que Simon Sinek define como juego finito. La gestión se encarga del juego infinito, de la supervivencia de las clínicas en el tiempo.

De conseguir que se adapten a los cambios y a ser diferentes.

Grandes empresas de hoy en día han cambiado el centro de su negocio, conforme sus hechos diferenciales se difuminaban.

En veterinaria, siempre tendremos el bienestar de las mascotas como objetivo último del negocio, pero las necesidades a satisfacer varían dependiendo de cómo evolucionan los dueños de mascotas.

Para aquellos que hayáis empezado a leer por la foto de la torsión del estómago, no vamos a hablar mucho de medicina, sino de lo que hace que las clínicas veterinarias la puedan llevar a cabo. La asesoría estratégica es un concepto un poco extraño y difícil de visualizar porque, como la experiencia como veterinario, no se puede medir con facilidad. Se trata, no de dar una solución a un posible problema administrativo del centro, sino darles una dirección y un propósito a los esfuerzos del dueño del negocio para avanzar al siguiente nivel.

Usando un viejo refrán, no es dar peces, sino enseñar a pescar…

¿Trabajar en Navidad?

Como os he contado, trabajo de veterinario clínico, con un interés especial por las urgencias. Hoy os quería contar la historia que me pasó el 25 de diciembre de 2023. Sí, el día de Navidad fui a trabajar.

Es una maldición de los veterinarios que no suelen contar a los estudiantes de veterinaria, los animales enferman fuera del horario que trabajan los funcionarios, incluyendo fines de semana y fiestas de guardar. Si buscas un trabajo de 9 a 5, la de clínico es posible que no sea una profesión para ti.

Volvamos al caso, un perro grande de 55 kilos entró en la clínica. Llevaba un rato intentando vomitar, sin éxito.

Su tiempo de rellenado capilar era de más de 2 segundos, con un color pálido en las mucosas. Para su tamaño, su frecuencia cardíaca era elevada.

Además, estaba jadeando. Al tocar el abdomen, se notaba hinchado.

Era bastante claro que estaba sufriendo un posible shock hipovolémico. Para confirmarlo, tomamos una muestra de sangre y comprobamos que sufría hemoconcentración (comenzamos a darle fluidos en bolo a una dosis de 20 mililitros por kilo), así como una hiperlactemia moderada (Evaluación del plasma lactato como pronosticador de supervivencia en perros con shock) .

Por fin llegaban buenas noticias, tras conectarlo al multiparamétrico, su presión sanguínea era relativamente normal y no se veían muchas taquiarritmias supraventriculares, a pesar de ello se le administró una dosis de lidocaína a 2 mg por kilo por su efecto en la cascada inflamatoria (Gestión posoperatoria del DVG).

Según los estudios, el pronóstico de una torsión de estómago empeora en función de la presión sanguínea y el lactato.

Un lactato alto con una presión sanguínea baja es un indicador muy malo para el éxito de la cirugía (Análisis de supervivencia de perros críticamente enfermos con hipotensión con o sin hiperlactemia).

Para los que queráis saber el final de la historia, la dilatación se confirmó por radiografía, el paciente fue a quirófano, la torsión fue resuelta y se llevó a cabo una gastropexia. El paciente se recuperó y comenzó a comer a la mañana siguiente.

Más que una torsión de estómago

La torsión de estómago, a pesar de su relativo fácil diagnóstico y tratamiento por sus características fáciles de identificar, requiere una serie de pruebas para confirmar la gravedad, el pronóstico y decidir el tratamiento más adecuado. Toda recién licenciada de veterinaria teme el día que entre una torsión de estómago por la puerta y no tenga el apoyo de alguien con mayores conocimientos.

Si bien es una urgencia temida, el tener un protocolo de trabajo con los pasos a dar en cada momento reduce el stress al enfrentarse a ella. Dentro de ese protocolo, el uso de parámetros vitales objetivos deberá indicar las actuaciones más adecuadas para aumentar las posibilidades de éxito.

Los que habéis llegado hasta aquí os preguntaréis, ¿qué tiene que ver esto con la gestión estratégica de mi clínica? Una excelente pregunta.

Si los veterinarios podemos trabajar con protocolos, realizamos pruebas para obtener datos que nos permitan tomar decisiones y decidir que actuaciones llevar a cabo, ¿por qué no hacemos lo mismo para mejorar la salud de nuestros negocios? ¿Qué nos impide medir ciertos parámetros para decidir que es necesario hacer en nuestras clínicas? ¿Por qué aplicamos soluciones generales que no sabemos si son necesarias en nuestra clínica o beneficiarán a nuestros clientes o equipo? ¿Por qué invertimos nuestro dinero en recursos sin saber que retorno esperar? ¿Por qué confiamos en “expertos” que nos dicen que tienen la solución de nuestro problema, cuando no diagnostican nuestro “problema”?

Los temas que se vienen

Por esta columna que amablemente nos ceden, pasarán una serie de autores, interesados o especializados en la gestión de centros veterinarios pertenecientes a la Red Iberoamericana de Gestión, un conglomerado de mentes y habilidades distintas que buscan poner en valor el trabajo de los profesionales de la veterinaria, demostrando la importancia de una gestión profesional de los centros. Cada uno de ellos presentará en su área de conocimiento, pero todos coincidirán en lo mismo, sin diagnóstico, no hay pronóstico o tratamiento.

Recuerda como de frustrada te has sentido cuando un dueño no ha querido invertir en pruebas y se ha quejado de los resultados mediocres del tratamiento empírico. O recuerda ese paciente que no mejoró porque el dueño no siguió la pauta que le indicaste. O como alguien habló mal de otro veterinario al venir a verte, justo antes de descubrir que no quiso pagar por pruebas allí, ni quiere que las hagas tú, solo una inyección que cure los males.

 

Tu centro es ese paciente que necesita ayuda, y te guste o no, la única manera de tener éxito en una torsión de estómago es saber que se tiene enfrente, tratar los problemas que sabemos existen y buscar la persona más cualificada para hacerlo… Soy Nacho Mérida, veterinario clínico y “diagnosticador” de clínicas…

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