

Editor de Mi Negocio Veterinario
luciano@minegocioveterinario.com
El año avanza y para muchos veterinarios y dueños de clínicas, la sensación es la misma: pareciera que cada día trae consigo un desafío nuevo. Desde gestionar insumos y recursos humanos, hasta lidiar con clientes que cada vez son más exigentes y cambiantes, el trabajo en la veterinaria no da tregua.
Sin embargo, entre tantas tareas y decisiones urgentes, es fácil perder de vista algo clave: no todos los clientes son iguales. Y hoy, más que nunca, construir una veterinaria rentable y sostenible requiere entender a fondo a quién le estamos hablando.
Sabemos que el contexto económico sigue planteando incertidumbre, que las ventas no siempre acompañan y que, por momentos, pareciera que los números no cierran. Pero también sabemos que seguir ofreciendo “lo mismo para todos” es una receta agotada. El mercado cambió, los tutores de mascotas cambiaron y, si queremos mantenernos competitivos, tenemos que adaptar nuestra propuesta a cada perfil de cliente.
No todos compran igual, no todos valoran lo mismo
En Mi Negocio Veterinario venimos insistiendo hace tiempo en la importancia de segmentar a los clientes. Es decir, dejar de pensar en el “cliente promedio” y empezar a identificar distintos tipos de perfiles: hay quienes buscan una atención premium, personalizada y están dispuestos a pagar más por ello; otros priorizan el precio y buscan opciones accesibles; otros necesitan asesoramiento constante y valoran los planes integrales de salud para sus mascotas. ¿Qué tiene sentido ofrecerle a cada uno? ¿Cómo comunicarlo?
Ese es el verdadero desafío: diseñar una propuesta de valor clara, rentable y, sobre todo, alineada con las expectativas y posibilidades de cada segmento. Una veterinaria que trabaja “a la medida de sus clientes”.
¿Tu propuesta es coherente con tus clientes?
Es el momento ideal para revisar los servicios que brindamos y preguntarnos: ¿Estamos adaptando nuestros paquetes, planes y promociones a las necesidades reales de nuestra cartera? ¿O seguimos ofreciendo siempre el mismo combo esperando resultados distintos?
La buena noticia es que nunca fue tan fácil acceder a información clave: tenemos a mano datos sobre la frecuencia de visita, los productos más vendidos, los servicios más demandados y, sobre todo, el feedback directo de los clientes. Solo hace falta tomarse el tiempo para analizarlo y actuar en consecuencia.
Una gestión personalizada también es más rentable
Adaptar la veterinaria al perfil de cliente no solo es una cuestión de servicio, sino también de rentabilidad. Cuanto mejor segmentemos, mejor podremos definir precios, márgenes y estrategias específicas para cada grupo. Esto evita promociones innecesarias, descuentos mal aplicados o la clásica sensación de “estar vendiendo mucho, pero ganando poco”.
El 2025 no deja margen para la improvisación, pero sí abre una oportunidad enorme para quienes deciden gestionar con inteligencia. Desde Mi Negocio Veterinario seguimos convencidos de que la clave está ahí: en entender a quién le hablamos, cómo le hablamos y qué le ofrecemos. Y diseñar un negocio a la medida de eso. ¿Empezaron?