De la identidad al futuro, ¿cuál es el verdadero potencial de la veterinaria argentina? ¿Hay características que hacen a nuestros profesionales únicos en el mundo? ¿Cuáles son?
Durante todo 2024, la campaña #SoyVeteArgento encendió las redes sociales veterinarias, siempre haciendo base en el Instagram de @minegocioveterinario y sus acciones digitales.
Entre memes, frases célebres y escenas típicas del consultorio, miles de profesionales encontraron un espacio común donde reconocerse, reírse de sí mismos y sentirse parte de una comunidad con historia, desafíos y mucho por delante.
La propuesta funciona como un espejo: con humor, pero también con profundidad, reflejó las tensiones y virtudes del día a día en las veterinarias de animales de compañía en Argentina. Pero el juego no termina acá. ¡Para nada!
Desde Mi Negocio Veterinario proponemos aprovechar ese punto de partida para ir más allá del “meme” y ahora avanzar hacia una conversación honesta sobre lo que significa hoy ejercer la profesión, y sobre todo, cómo construir una veterinaria más sustentable, planificada y disfrutable.
¿Sos un VeteArgento?
En base al análisis de las respuestas a la campaña y al seguimiento de casos reales, desde Mi Negocio Veterinario identificamos al menos 7 rasgos que no solo describen la identidad profesional de muchos veterinarios argentinos, sino que también pueden transformarse en ventajas competitivas si se gestionan correctamente y en sintonía con los tiempos que corren.
Capacidad de adaptación constante
El VeteArgento está acostumbrado a navegar contextos adversos. Inflación, falta de insumos, cambios en el consumo, costos que suben y presupuestos que bajan. Aun así, logra seguir adelante.
Esta resiliencia es una cualidad valiosa en una región donde las certezas son pocas y la flexibilidad es un activo.
Vinculación emocional con clientes
La relación con los tutores en Argentina es cercana, directa y emocional. Se construye confianza, se genera pertenencia. Pero también se corre el riesgo de que esa cercanía confunda roles. Profesionalizar ese vínculo, sin perder empatía, es un desafío… y una oportunidad.
Multifunción (pero sin delegación)
La mayoría de los VeteArgento atienden, cobran, compran, suben posteos a redes y cierran la caja. Ser multifacético no es en sí mismo un problema. La falta de organización interna es hoy una de las causas del agotamiento.
Creatividad para resolver
Con lo que hay, con lo que se puede, con lo que se inventa. El ingenio criollo se ve en el manejo clínico, en el trato con el cliente y en la gestión del negocio. El desafío es transformar esa creatividad en procesos replicables, medibles y planificados.
Voluntad de aprender, pero sin tiempo para hacerlo
La mayoría quiere capacitarse. Pero el día a día lo impide. Cursos que se compran y no se hacen, libros que no se terminan. La formación no puede quedar supeditada a un hueco libre: debe planificarse y formar parte de la estrategia del negocio.
Comunicación informal
Muchos veterinarios argentinos suben contenido a redes, responden WhatsApps, atienden el teléfono,
hacen carteles. Pero sin un plan. Y, muchas veces, sin ayuda. Saber medicina no garantiza saber comunicarla.
Hacerlo todo… hasta no poder más
Una frase que se repite en los testimonios: “Estoy al límite”. No hay horarios, no hay pausas, no hay días libres. El VeteArgento trabaja, trabaja y trabaja. Pero si el negocio depende exclusivamente de la energía del veterinario, ese modelo no es sostenible.
Hay que cuidar al profesional para que pueda cuidar a los demás.
De lo que fue… a lo que puede ser
Durante muchos años, la clínica veterinaria fue pensada y gestionada quizás como un oficio. Un lugar donde se aprendía haciendo, donde el tiempo no alcanzaba y la vocación suplía lo que faltaba en estructura.
Ese modelo, valioso en su contexto, hoy necesita evolucionar.
La veterinaria cambió. Los pacientes viven más años y los tutores son más exigentes.
Las herramientas de gestión, administración y comunicación ya no son una opción, son una necesidad. Y el profesional, además de saber medicina, necesita saber cómo organizar su tiempo, comunicar su propuesta, liderar su equipo, gestionar su economía, atraer clientes y fidelizarlos. Y además… no colapsar emocionalmente.
No olvidemos que las encuestas realizadas por Mi Negocio Veterinario a cientos de veterinarios del país lo confirman: más allá de los desafíos técnicos, lo que más preocupa y abruma son las tareas administrativas, la falta de organización, la necesidad de comunicar mejor y la sensación de estar siempre “tapado” sin tiempo para pensar.
La campaña #SoyVeteArgento puso esto sobre la mesa con una mirada empática y constructiva.
De la identidad a la acción
Comprendiendo este contexto, desde Mi Negocio Veterinario nos animamos a aportar algunos consejos prácticos, orientados sobre todo a quienes recién abren su clínica o están reorganizando su propuesta de valor.
Todas las sugerencias parten de la experiencia concreta de otros profesionales que ya están recorriendo este camino.
Medir es más importante que opinar
El punto de equilibrio, el ticket promedio, la frecuencia de visita por cliente, el margen bruto. Estos indicadores permiten tomar decisiones.
No hace falta un software complejo para empezar. Un Excel, una planilla simple, pero consistente, puede marcar la diferencia.
Profesionalizar la propuesta de valor
No alcanza con atender “bien”. ¿Qué te diferencia? ¿Qué tipo de atención ofrecés? ¿Por qué alguien debería elegirte? Definir la propuesta de valor es el primer paso para comunicar mejor y fijar precios con coherencia.
Ordenar la administración
Ingresos, egresos, proveedores, turnos, stock… Todo debe estar sistematizado. Las tareas administrativas no son un castigo, son una herramienta de supervivencia. Si se las deja de lado, el negocio se desordena.
Comunicar con estrategia
Redes sociales, WhatsApp, cartelería interna, contenido educativo. Todo debe responder a un objetivo. No se trata de estar en todos lados, sino de tener presencia donde están los clientes, con mensajes claros.
Delegar tareas no es un lujo
La clínica no puede girar en torno a una sola persona. Armar un equipo, aunque sea mínimo, permite crecer.
Capacitarse más allá de lo técnico
Las habilidades blandas son cada vez más valoradas: liderazgo, negociación, comunicación empática, manejo emocional. Un veterinario que aprende a decir que no, a organizar su agenda o a comunicar con claridad, está un paso más cerca de tener una clínica exitosa.
Invertir en experiencia del cliente
Desde cómo huele la veterinaria hasta cómo se entrega una receta, todo comunica. El mostrador, la sala de espera, la música, el orden visual. La percepción de calidad empieza antes del diagnóstico.
Construir comunidad
El aislamiento es uno de los grandes riesgos del veterinario independiente. Participar de redes, grupos de colegas, espacios de formación y reflexión, ayuda a compartir buenas prácticas, prevenir errores y crecer en red.
Lo mejor está por llegar
La campaña #SoyVeteArgento no fue un punto final. Es un punto de partida. Un espejo donde muchos se reconocieron.
Un disparador para empezar a mirar la veterinaria desde otro lugar.
En un contexto desafiante, pero lleno de oportunidades, el modelo de veterinaria sustentable es posible.
Y construirlo depende de animarse a dar ese salto. Con herramientas, con comunidad, con estrategia.
Porque si ya se llegó hasta acá con creatividad, esfuerzo y pasión… imaginemos lo que puede pasar cuando esa identidad se combina con planificación, liderazgo y decisión.
SUMÁ PUNTOS Y DESCUBRÍ TU POTENCIAL
Te invitamos a completar esta autoevaluación con 12 afirmaciones que reflejan actitudes, hábitos y valores presentes en muchos veterinarios y veterinarias de Argentina que trabajan con animales de compañía. Leé cada una con honestidad.
El año avanza y para muchos veterinarios y dueños de clínicas, la sensación es la misma: pareciera que cada día trae consigo un desafío nuevo. Desde gestionar insumos y recursos humanos, hasta lidiar con clientes que cada vez son más exigentes y cambiantes, el trabajo en la veterinaria no da tregua.
Sin embargo, entre tantas tareas y decisiones urgentes, es fácil perder de vista algo clave: no todos los clientes son iguales. Y hoy, más que nunca, construir una veterinaria rentable y sostenible requiere entender a fondo a quién le estamos hablando.
Sabemos que el contexto económico sigue planteando incertidumbre, que las ventas no siempre acompañan y que, por momentos, pareciera que los números no cierran. Pero también sabemos que seguir ofreciendo “lo mismo para todos” es una receta agotada. El mercado cambió, los tutores de mascotas cambiaron y, si queremos mantenernos competitivos, tenemos que adaptar nuestra propuesta a cada perfil de cliente.
No todos compran igual, no todos valoran lo mismo
En Mi Negocio Veterinario venimos insistiendo hace tiempo en la importancia de segmentar a los clientes. Es decir, dejar de pensar en el “cliente promedio” y empezar a identificar distintos tipos de perfiles: hay quienes buscan una atención premium, personalizada y están dispuestos a pagar más por ello; otros priorizan el precio y buscan opciones accesibles; otros necesitan asesoramiento constante y valoran los planes integrales de salud para sus mascotas. ¿Qué tiene sentido ofrecerle a cada uno? ¿Cómo comunicarlo?
Ese es el verdadero desafío: diseñar una propuesta de valor clara, rentable y, sobre todo, alineada con las expectativas y posibilidades de cada segmento. Una veterinaria que trabaja “a la medida de sus clientes”.
¿Tu propuesta es coherente con tus clientes?
Es el momento ideal para revisar los servicios que brindamos y preguntarnos: ¿Estamos adaptando nuestros paquetes, planes y promociones a las necesidades reales de nuestra cartera? ¿O seguimos ofreciendo siempre el mismo combo esperando resultados distintos?
La buena noticia es que nunca fue tan fácil acceder a información clave: tenemos a mano datos sobre la frecuencia de visita, los productos más vendidos, los servicios más demandados y, sobre todo, el feedback directo de los clientes. Solo hace falta tomarse el tiempo para analizarlo y actuar en consecuencia.
Una gestión personalizada también es más rentable
Adaptar la veterinaria al perfil de cliente no solo es una cuestión de servicio, sino también de rentabilidad. Cuanto mejor segmentemos, mejor podremos definir precios, márgenes y estrategias específicas para cada grupo. Esto evita promociones innecesarias, descuentos mal aplicados o la clásica sensación de “estar vendiendo mucho, pero ganando poco”.
El 2025 no deja margen para la improvisación, pero sí abre una oportunidad enorme para quienes deciden gestionar con inteligencia. Desde Mi Negocio Veterinario seguimos convencidos de que la clave está ahí: en entender a quién le hablamos, cómo le hablamos y qué le ofrecemos. Y diseñar un negocio a la medida de eso. ¿Empezaron?
Una nueva campaña lanzada por el Colegio de Médicos Veterinarios de Córdoba puso en palabras algo que muchas veces se da por sentado:
“Donde hay médicos veterinarios, hay salud.”
Y no se refiere solo a la salud animal.
El concepto de Una Salud (One Health) nos recuerda que la salud de las personas, los animales y el ambiente están profundamente conectadas. En ese marco, los veterinarios cumplen un rol esencial que muchas veces pasa desapercibido.
La pregunta es:
¿Estás comunicando ese valor desde tu clínica?
El rol del veterinario va más allá del consultorio
Desde campañas de vacunación hasta el control de enfermedades zoonóticas, la presencia del médico veterinario impacta directamente en la salud pública. La atención clínica es solo una parte del trabajo. También se participa en:
Educación sobre tenencia responsable
Detección temprana de enfermedades transmisibles
Asesoramiento en higiene y prevención
Participación en programas de bienestar animal
Sin embargo, muchos profesionales no logran que ese aporte se vea reflejado en la percepción que tienen sus clientes.
Comunicar salud es construir confianza
La campaña del Colegio de Córdoba visibiliza esta problemática: si la sociedad no conoce el verdadero alcance de la profesión veterinaria, tampoco la valora como debería.
Desde la gestión de una clínica o pet shop, hay acciones simples que pueden marcar la diferencia:
Mostrar en redes el detrás de escena de tu trabajo: no solo curás, también prevenís.
Explicar con lenguaje accesible cómo tus servicios impactan en la salud de las familias.
Participar en campañas de concientización comunitaria: castraciones, desparasitación, jornadas educativas.
Capacitar al equipo para que pueda transmitir estos conceptos en el día a día con los tutores.
Una identidad profesional más visible y reconocida
El desafío no es solo ofrecer un buen servicio, sino hacer visible el valor que ese servicio aporta a la comunidad. Como señala el Colegio de Córdoba, es momento de consolidar la identidad del veterinario como un agente de salud integral.
“Debemos reforzar nuestra presencia en el espacio público, no como simples prestadores de servicios, sino como profesionales de la salud”, afirman desde la institución.
En tiempos donde la confianza es clave, contar lo que hacés (y cómo eso mejora la vida de los demás) puede ser el diferencial que te destaque.
Cada vez más empresas están adoptando políticas que no solo buscan mejorar el bienestar de los clientes, sino también el de sus empleados. Integrar una cultura pet friendly se ha convertido en un diferencial competitivo, que no solo beneficia el ambiente de trabajo, sino que también mejora la imagen del negocio ante los clientes.
El ejemplo de Royal Canin: bienestar laboral y animal
Un caso reciente lo protagoniza Royal Canin, que implementó una medida innovadora en Argentina: ofrecer un día libre a sus empleados cuando adoptan una mascota. Este gesto, que a primera vista puede parecer pequeño, en realidad refleja una visión integral del bienestar: no se trata solo de cuidar animales, sino también de valorar los vínculos emocionales que forman parte de la vida cotidiana del equipo.
Al incluir estas políticas dentro de sus estrategias de recursos humanos, la empresa no solo mejora su clima interno, sino que también refuerza su posicionamiento como marca comprometida con el cuidado y el respeto animal.
Lo que construís puertas adentro se nota puertas afuera
Si en tu negocio cuidás a los animales, pero también te ocupás de cuidar a quienes trabajan con vos, estás construyendo mucho más que un buen ambiente laboral: estás consolidando una identidad de marca que se percibe y se valora.
Una cultura organizacional que promueve el respeto, la empatía y el vínculo con los animales se traduce en una marca más cercana, confiable y coherente con sus principios. En definitiva, ser pet friendly es también una herramienta para diferenciarte, conectar con tu comunidad y dejar una huella positiva.
Cómo aplicar una cultura pet friendly en tu negocio
Incorporar este enfoque no tiene por qué ser costoso ni complejo. A continuación, te compartimos algunas ideas para empezar a construir una cultura pet friendly, de forma gradual y adaptada a tu realidad:
Ofrecé un día libre por adopción: Un beneficio simbólico, pero con gran impacto emocional. Al reconocer este momento especial, mostrás un compromiso real con los valores de tu equipo y reforzás su sentido de pertenencia.
Establecé un día pet friendly mensual: Permití que los empleados traigan a sus mascotas al trabajo una vez al mes. Esta práctica, cada vez más común en empresas de todo tipo, genera un ambiente más relajado, divertido y humano.
Creá un kit de bienvenida para adopciones: Un pequeño obsequio, un bono para productos o un descuento en servicios dentro del local puede convertirse en un gesto valioso. Incentivar la adopción responsable también refuerza tu posicionamiento como marca con propósito.
Compartí historias reales en redes: Destiná un espacio para visibilizar a tu equipo y sus mascotas. Estas historias no solo humanizan tu marca, sino que también generan empatía y cercanía con tu audiencia.
Promové el cuidado y respeto animal: Organizá talleres de cuidado responsable, campañas internas de adopción o actividades solidarias en conjunto. Involucrar a tu equipo en causas vinculadas a sus intereses fortalece los lazos y construye comunidad.
Beneficios concretos para tu marca
Adoptar una cultura pet friendly no es solo una moda. Cada una de estas acciones impacta de forma directa en distintos niveles:
Clima laboral más saludable.
Mayor motivación y sentido de pertenencia.
Mejor imagen de marca ante clientes y comunidad.
Más conexión emocional entre el equipo y la empresa.
Experiencias más auténticas para quienes te eligen.
Los consumidores valoran cada vez más a las empresas que cuidan a su gente y actúan de forma coherente con sus principios. Y esa coherencia es la que hoy, más que nunca, construye confianza y fidelidad.
La inteligencia emocional nos viene a traer estas herramientas simples pero actuales, para un contexto convulsionado y de emociones muy diversas.
Javier Sánchez Novoa
Argentina
javier.sanchez@consultoramercader.com.ar
Desde hace un tiempo venimos conversando sobre a gestión de la veterinaria, ahora ¿qué hacemos con las emociones?, si, tus emociones.
Transitamos tiempos con muchos desafíos por delante, desafíos diarios relacionado con l gestión de las emociones propias y ajenas, las de tus clientes y colaboradores.
Sé que en este momento estás pensando… ¿Tengo que hacer esto también?, si estudié veterinaria es para curar a mis pacientes, no para ser psicoterapeuta. Si, tenés toda la razón, pero siempre te recuerdo que el paciente viene acompañado de otro ser emocional, tu cliente, que es clave para tu desarrollo, sin cliente no hay paciente, sin paciente no hay veterinaria, es más, los dos sabemos que cuándo recibís a un paciente estás atendiendo al animal y “conteniendo emocionalmente” al propietario, sin querer estás también atendiendo las necesidades emocionales del humano.
Pero qué pasa con tus emociones?, con tu ansiedad, con la angustia luego de un intercambio de palabras no felices con tu cliente, cuándo recibís un agravio en redes…¿quién te contiene?, acá es cuándo comienza también la gestión, pero en este caso la gestión de las emociones de la mano de la inteligencia emocional, ¿Y eso?, es lo del libro famoso?, déjame que te cuente un poco más.
La inteligencia emocional es por definición es la construcción de comportamientos que nos permite conocer de qué manera podemos influir de un modo inteligente tanto sobre nuestras emociones cómo en nuestra interpretación de los estados emocionales de los demás.
¿Te pasó en algún momento que sentís internamente cómo vas enojándote, tensionándote y a punto de estallar?, ahí es el punto dónde comienza esta historia, es necesario poder contar con herramientas para gestionar primero tus emociones.
Vos seguramente contás con mucha experiencia cómo profesional y un avanzado conocimiento técnico, pero esto de la inteligencia emocional es diferente a la inteligencia cognitiva (del pensar), la emocional sinergiza con la cognitiva, es decir, que podés ser muy hábil en tu disciplina, pero ante una desestabilización de las emociones, la inteligencia, criterio y razonamiento se desploman, ubicándote en un lugar muy complejo.
Daniel Goleman nos traer una declaración fuerte y clara al respecto, “…las emociones descontroladas pueden hacer estúpido al inteligente…”, fuerte pero cierto.
¿Te convencí de trabajar en la gestión de tus emociones?, te voy a dar una pista para que puedas activarla en vos mismo/a (Mirá el Gráfico N° 1).
Acompañame por este recorrido
1. Lo primero es el conocer-te, el autoconocimiento es clave para poder gestionar tu emociones, saber cuándo hay que contar hasta 100, o respirar.
2. Luego es clave desde el área intrapersonal poder gestionar el autocontrol ante situaciones conflictivas o que a vos te generen tensión emocional, enojo, tristeza. Una vez que trabajamos sobre el área interpersonal podemos pasar al otro punto.
3. Ahora toca trabajar el yo con los clientes, dónde tenés que desarrollar la escucha activa, la empatía, la contención de tu cliente, etc. Pasaste a operar sobre el área interpersonal, vos y los otros.
4. Cómo destino final vas poder gestionar las emociones del otro desde el área interpersonal, esto no hace referencia a la manipulación del otro, que tiene una connotación negativa, todo lo contrario, lo/a acompañas al cliente empáticamente en el proceso de atención, en comprender lo que le está sucediendo, todo con un objetivo, tomar buenas decisiones, aumentar la calidad de atención y fidelizar al cliente.
Existen factores claves para poder desarrollar la Inteligencia emocional:
1. Como viste anteriormente es importante conocerse, debemos entender cómo funcionan las emociones en nosotros, y sobre todo lo que nos producen.
2. Si lográs despersonalizar los dichos de un cliente ante un conflicto, vas a poder gestionar la situación con alta inteligencia emocional.
3. Automotivate, es difícil a veces, claro, pero tenés que intentarlo, depende de vos.
4. No culpabilizar a los demás ante un conflicto, dedicale esa energía a buscar soluciones o a crear diferentes abordajes a la situación conflictiva.
5. Si aplicás empatía, la inteligencia emocional se desarrolla.
6. El buen manejo interpersonal (relaciones humanas) favorece al desarrollo de la inteligencia emocional.
Todas estas pistas que te doy necesitan de seguimiento, de práctica.
No me creas, inténtalo y vas a observar el efecto sobre los demás y sobre todo en vos.
Recordá que tu cliente viene “cargado” de diferentes emociones, preocupaciones, natural, cómo te pasa a vos, pero lo importante radica en no convertirte en un “tacho de emociones”, dónde el otro “tira” y deposita en vos toda esta batería de emociones.
Vos tenés la oportunidad de elegir qué posición ocupar, si el “tacho emocional” de los otros o que seas el gestor de esas emociones para que puedas desarrollar tu potencial cómo médico veterinario.
La inteligencia emocional nos viene a traer estas herramientas simples pero actuales, para un contexto convulsionado y de emociones tan diversas.
Te invito a trabajar con la gestión emocional para comenzar un 2025 más sano para vos, te lo mereces.
Lamentablemente, es cada vez más frecuente enterarse de casos de violencia y de hostigamiento hacia los veterinarios parte de los tutores de animales de compañía… sus clientes.
El fenómeno, que parece haber escalado en los últimos tiempos, se viene abordando desde distintas entidades vinculadas a la profesión veterinaria en Argentina y otros países de la región, generando no sólo consejos de autocuidado, sino también protocolos para aquellos casos en los que es preciso acudir a fueros legales.
Lo cierto es que “las facultades de veterinaria tienen la materia pendiente de educar en gestión emocional», consideró la presidenta del Colegio de Veterinarios de Entre Ríos, la MV Carolina Lell, quien vivió en carne propia hostigamiento y amenazas reiteradas, lo cual la llevó a acudir a la Justicia.
Luego de tres años, la profesional (que también es secretaria de la Federación Veterinaria Argentina), obtuvo un fallo a su favor. Pero este logro, inédito en el país, de ninguna manera compensa los momentos de angustia, miedo y el desgaste emocional que padeció en ese período.
Protocolo de acción
De allí que Lell, junto a otros colegas se lanzó a la tarea de organizar charlas para veterinarios, difundiendo no sólo recomendaciones para el fortalecimiento de la autoestima y la concientización sobre el cuidado personal, sino el mismo protocolo que ella siguió en su caso:
Frente a un agravio (“escrache de violencia”), el profesional veterinario debe tomar capturas del posteo y conservarlo.
Con esta prueba debe acudir a un escribano público para que labre un acta notarial
Luego, a través de un abogado, debe enviarse una carta documento al agraviante, exigiendo que se retracte de sus dichos.
Si esa gestión no resulta, se acude a una mediación judicial.
En caso de que ésta fracase, la cuestión pasa a juicio.
Carolina Lell recibió no sólo la razón de parte de la Justicia, sino un resarcimiento económico por parte de sus acosadores. Pero lo más importante fue el aprendizaje de vida y su determinación a enfrentar la situación sin miedo. Y ello es lo que precisamente quiere trasladar a sus colegas.
«Solo un 28% de los afectados ha tomado medidas frente a la violencia sufrida.»
Tiene solución
Concretamente, ante un escrache de violencia o ciberacoso, el gran temor que surge en los profesionales es el desprestigio, especialmente en poblaciones reducidas donde todos se conocen, y lógicamente a la pérdida de clientes.
Si bien confrontar a los acosadores desde el ámbito legal lleva todo un proceso y por ende, tiempo, paralelamente se pueden iniciar una serie de acciones con respecto a la “huella digital” que queda, en caso de que los agravios no sean borrados voluntariamente.
Tal es el caso, por ejemplo, de las reseñas en Google, cuya baja se puede tramitar sin mayores inconvenientes, máxime si hay una acción legal de por medio. Lo mismo atañe a Facebook e Instagram y demás redes sociales.
Para ello, los colegios de veterinarios brindan el asesoramiento correspondiente, además del respaldo institucional, legal y moral de sus matriculados.
No a la violencia
Así reza el lema de la campaña encabezada por el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires (CVPBA), que desde 2018, trabaja activamente a través del Observatorio Nacional de Violencia Veterinaria “Dr. Carlos Bulgarella”, con el objetivo de visibilizar y concientizar sobre las diversas formas de violencia que enfrentan los veterinarios.
Dicho observatorio da cuenta de que “más del 60% de los veterinarios matriculados han experimentado algún tipo de violencia en su ejercicio profesional. La forma más común de violencia es la violencia verbal, un 81% de los encuestados reportando insultos, amenazas e intimidaciones”.
Además, “un 9% de los veterinarios ha sido víctima de violencia tecnológica, como escraches en redes sociales y difamaciones, mientras que un 10% ha experimentado otros tipos de violencia, como robos o discriminación profesional”.
Solo un 28% de los afectados ha tomado medidas frente a la violencia sufrida, lo que refleja una falta de recursos y apoyo para enfrentar estas situaciones. Asimismo, un 65% de los encuestados desconoce los protocolos institucionales para actuar frente a los escraches y difamaciones, lo que destaca la necesidad urgente de difusión y capacitación sobre estos procedimientos.
Hacer frente al “enemigo interior”
Desde la perspectiva psicológica y emocional, “es necesario conocer a nuestro ‘enemigo interior’, para hacer frente a los escraches de violencia y la falta de valoración de nuestra profesión, el ninguneo de los tutores”, señaló el MV Enrique Marín, docente, cirujano, orientador en autoanálisis personal y empresarial y formador de equipos de trabajo.
Y no sólo a eso, sino a los problemas en los que suelen caer los veterinarios, como la consagración de su vida al ejercicio (dejando de lado una vida propia), falta de autoestima, síndrome de simpatía (converger en el dolor con el paciente), incapacidad de una correcta gestión financiera y todo aquello que genera un cúmulo de estrés y frustración en el profesional.
Marín coincide con Lell en que desde la Facultad “no salimos formados para afrontar la presión de la atención de pequeños animales. La formación debería no sólo ser científica, sino emocional y financiera”.
De allí que el asesor recomienda identificar el “enemigo interior”, que reside en la mente egoica, es decir, “aquella que no vive en el presente (desapego), sino en el pasado (depresión) y en el futuro (ansiedad)”.
«“La formación debería no sólo ser científica, sino emocional y financiera”.»
Claves para salir adelante
Marín invita a los colegas a identificar sus propias emociones para poder gestionarlas, y apelar a la inteligencia emocional y a la empatía (escucha activa), de manera que el contacto con el público no termine afectando la salud.
También considera que “es fundamental volver a la tribu”, es decir, formar equipos de trabajo y no ejercer en soledad porque ello “es una condición antinatural en el ser humano”. De allí que su consejo es “formar grupos de colegas para reunirse cada diez días y abordar estos temas emocionales que nos afectan, o también para convocar, por ejemplo, a un asesor financiero o científico, según las necesidades. El gasto no será tan importante si se distribuye entre varias personas”.
Lo importante es “perder el miedo a perder” y “moverse, para generar cambios positivos”, resumió Marín. Y por supuesto, ante cualquier síntoma de apatía, burnout, estrés o depresión, pedir ayuda sí o sí.
Valorar la profesión y la vida
Según Marín, a la hora de autoevaluarse, el médico veterinario debe preguntarse en primer lugar: ¿Tengo vocación? ¿Sigo con el mismo amor que sentía cuando era estudiante? Y si la respuesta es negativa, “es lógico que nuestro estrés sea el doble o el triple de lo normal, porque ejercer sin vocación es algo muy fuerte”.
En ese sentido, Lell consideró que la falta o pérdida del estímulo profesional “es muy triste, porque la profesión veterinaria es hermosa, apasionante y deberíamos disfrutarla con alegría”.
Sin embargo “hay colegas que llegan a los 50 años y ya no quieren seguir ejerciendo. Lo hacen porque no les queda otra. Tenemos que querernos a nosotros mismos y entender que no está bien consagrar nuestra vida al trabajo”, enfatizó la presidenta del Colegio de Veterinarios de Entre Ríos.
En el fragor del día, entre urgencias, atenciones y guardias, “muchos se pierden, no otorgan la importancia que merece su persona y su familia. Además de cansados, algunos terminan mal, por ejemplo, caen en adicciones”, observó Lell. Y en casos extremos, se abandonan y se dejan ir.
La profesional consideró que, en principio, “identificar que hay un problema ya es un montón. Y a continuación, hay que aprender a pedir ayuda cuando se la necesita, sin esperar a llegar a esos extremos”.
VetOncología, de la mano de Matías Tellado y Laura Pisano, se consolida como un centro de referencia en el diagnóstico y tratamiento del cáncer en animales de compañía.
Desde su creación en 2019, VetOncología se consolidó como un centro de referencia en el diagnóstico y tratamiento del cáncer en animales de compañía.
Fundada por los veterinarios Matías Tellado y Laura Pisano, la clínica sigue apostando al crecimiento con inversiones en infraestructura, equipamiento y capacitación de profesionales, respondiendo a la creciente demanda de servicios especializados en oncología veterinaria.
Inversión y especialización
Ubicada en la Ciudad de Buenos Aires, VetOncología nació para brindar atención integral a pacientes oncológicos, ofreciendo servicios de última generación. Desde sus inicios, Tellado y Pisano invirtieron en la ampliación de las instalaciones y en la incorporación de tecnología avanzada, consolidando su propuesta de valor en un nicho en plena expansión.
La clínica cuenta con un equipo multidisciplinario de más de 10 oncólogos, oncohematólogos, cirujanos, anestesistas y especialistas en nutrición y terapia del dolor. Además, han incorporado dos equipos de diagnóstico por imágenes en ecografía y uno de radiología.
Servicios y tecnologías
Uno de los diferenciales de VetOncología es su capacidad para ofrecer un amplio abanico de opciones terapéuticas, adaptadas a las necesidades de cada paciente. Entre sus servicios destacan: Electroquimioterapia y radioterapia, Cirugía oncológica y criocirugía, Unidad de investigación clínica aplicada y Diagnóstico por imágenes especializado.
El 70% de los pacientes llegan derivados de otras veterinarias, lo que refleja la confianza en la clínica como centro de referencia. “Nos enfocamos en el diagnóstico temprano y en brindar opciones terapéuticas que mejoren la calidad de vida del paciente”, señala Tellado.
Expansión
Con el aumento en la demanda de servicios, VetOncología se enfrenta al desafío de crecer sin perder eficiencia. Por ello, en 2024 iniciaron un plan de ampliación para optimizar sus quirófanos, mejorar la atención y sumar nuevas especialidades. La inversión total supera los US$ 150.000, con la proyección de destinar un monto similar en los próximos meses para la incorporación de paneles solares y un servicio propio de tomografía computada.
“La velocidad en oncología es clave. Poder contar con equipamiento propio nos permitirá ofrecer diagnósticos más rápidos y precisos, optimizando los tratamientos”, explica Tellado.
Formación continua
VetOncología también apuesta a la formación de especialistas. Desarrolla pasantías y cursos especializados, ofreciendo la posibilidad de capacitarse en oncología aplicada, con formación práctica y clases teóricas.
“La educación es clave. Nuestro objetivo es que los profesionales que pasen por aquí no solo observen, sino que participen los tratamientos y procedimientos”, afirma Tellado.
Oncología veterinaria
Con un modelo de negocio basado en inversión, formación y servicios de calidad, VetOncología sigue marcando el camino en el desarrollo de la oncología veterinaria en Argentina y la región.
«La clave del éxito está en la combinación de tecnología, conocimiento y un equipo humano preparado”, concluye Tellado.
Diseñar programas preventivos y fortalecer las estrategias de venta cruzada serán acciones clave para mantenerse competitivos en un nuevo contexto económico.
Planificar y proyectar las ventas de una clínica veterinaria en Argentina para 2025 requiere una visión estratégica que contemple no solo las proyecciones económicas, sino también las dinámicas del mercado y las oportunidades para optimizar la relación con los clientes. En un contexto donde se espera una inflación a la baja, ya no será suficiente ajustar los precios para mantener la rentabilidad; la clave estará en aumentar la frecuencia media de visita de los clientes y pacientes.
Entendiendo el nuevo contexto económico
El descenso de la inflación podría aliviar parcialmente las presiones sobre los costos y los precios. Sin embargo, también implicará consumidores más sensibles a los gastos, que priorizarán calidad y valor en lugar de simples aumentos de tarifas. Este escenario desafía a las clínicas veterinarias a buscar nuevas estrategias para aumentar ingresos de forma sostenible.
El foco debe desplazarse hacia mejorar la experiencia del cliente y desarrollar estrategias que fomenten un mayor volumen de visitas, tanto para servicios médicos como para compras de productos. Esto no solo contribuirá a estabilizar los ingresos, sino que fortalecerá la fidelidad del cliente, esencial para enfrentar un mercado más competitivo.
Por eso acá te compartimos tres estrategias centrales para planificar las ventas de tu veterinaria en 2025.
1. Proyectar ingresos basados en la frecuencia media de visitas
Para maximizar el potencial de ingresos, es crucial medir y aumentar la frecuencia media con la que los clientes visitan la clínica. Según datos del sector, la frecuencia promedio de visitas en clínicas veterinarias en América Latina es de 1,5 veces al año por mascota. Elevar este indicador a 2,5 visitas anuales puede representar un aumento significativo en la facturación total.
¿Cómo lograrlo?
Segmentación de clientes: Identificar perfiles de clientes según el tipo de mascota (perros, gatos, exóticos) y sus necesidades específicas. Por ejemplo, los dueños de perros suelen requerir más visitas relacionadas con control sanitario y grooming, mientras que los dueños de gatos pueden ser incentivados con servicios preventivos menos invasivos.
Programas de cuidado preventivo: Crear paquetes de salud que incluyan chequeos, vacunaciones y desparasitaciones con descuentos progresivos para clientes que programen más visitas durante el año.
Por ejemplo, una clínica que introduce un “Plan Preventivo Plus” logra que un 30% de sus clientes incrementen sus visitas de 1 a 3 veces al año, generando un aumento del 20% en los ingresos anuales.
2. Diseñar estrategias de venta cruzada
Una manera eficaz de aumentar los ingresos por cliente es aprovechar cada visita para ofrecer productos o servicios adicionales. Esto requiere capacitar al equipo para identificar las necesidades del cliente en el momento de la consulta y sugerir soluciones complementarias. ¿Ideas?
Exhibición estratégica de productos: Ubicar productos como alimentos premium, suplementos y accesorios cerca de la caja para facilitar ventas impulsivas.
Ofertas combinadas: Crear promociones del tipo “consulta médica + grooming con 10% de descuento” o incluir productos específicos con servicios, como champús especializados tras tratamientos dermatológicos.
3. Incorporar herramientas digitales para fidelización y recordatorios
La digitalización es una de las grandes aliadas para planificar ventas y aumentar la frecuencia de visitas. Herramientas como sistemas de CRM (gestión de relaciones con clientes) permiten segmentar, automatizar recordatorios de citas y promociones personalizadas según el historial del cliente.
Te compartimos algunos ejemplos:
Comunicación proactiva: Enviar recordatorios automáticos de vacunaciones o controles anuales. También se pueden incluir descuentos específicos para incentivar visitas en temporadas bajas.
Club de beneficios: Ofrecer un programa de puntos donde cada visita, consulta o compra sume beneficios canjeables por descuentos en futuros servicios o productos.
Por ejemplo, podemos pensar en una clínica veterinaria que lanza una App para agendar turnos y enviar recordatorios personalizados. Esto aumenta la tasa de cumplimiento de citas en un 25% y eleva la frecuencia de visitas promedio de 1,5 a 2 veces al año por cliente.
El equilibrio entre precios y valor percibido
En 2025, ajustar los precios seguirá siendo parte del plan de ventas, pero no debe ser el único enfoque. La clave estará en comunicar de manera efectiva el valor de los servicios y productos ofrecidos. Es fundamental que los clientes comprendan los beneficios para sus mascotas, lo que justifica la inversión.
Por ejemplo, en lugar de simplemente aumentar el precio de una consulta veterinaria, la clínica puede resaltar que incluye un examen integral y un informe digitalizado del estado de salud de la mascota, lo que añade valor al servicio.
Para proyectar ventas con precisión, se deben establecer objetivos claros y medibles. Estos incluyen:
Aumentar un 20% la frecuencia media de visitas de clientes actuales.
Incrementar un 15% las ventas cruzadas en servicios y productos.
Elevar la retención de clientes en un 10% mediante estrategias de fidelización.
Un ejemplo concreto de proyección sería:
Ingresos 2024: $10.000.000 Estrategias 2025:
Aumento de frecuencia de visitas: +$2.000.000.
Venta cruzada: +$1.500.000.
Retención de clientes: +$1.000.000.
Ingresos proyectados para 2025: $14.500.000.
Conclusión
La planificación y proyección de ventas para 2025 en clínicas veterinarias argentinas requerirá un enfoque integral que combine ajustes estratégicos de precios, el aumento de la frecuencia de visitas y la optimización del valor percibido por los clientes. Implementar herramientas digitales, diseñar programas preventivos y fortalecer las estrategias de venta cruzada serán acciones clave para mantenerse competitivos en un contexto económico más estable. Adaptarse a este nuevo escenario no solo garantizará la rentabilidad, sino que también consolidará la relación de la clínica con sus clientes, asegurando un crecimiento sostenido en el tiempo.
El año avanza y para muchos veterinarios y dueños de clínicas, la sensación es la misma: pareciera que cada día trae consigo un desafío nuevo. Desde gestionar insumos y recursos humanos, hasta lidiar con clientes que cada vez son más exigentes y cambiantes, el trabajo en la veterinaria no da tregua.
Sin embargo, entre tantas tareas y decisiones urgentes, es fácil perder de vista algo clave: no todos los clientes son iguales. Y hoy, más que nunca, construir una veterinaria rentable y sostenible requiere entender a fondo a quién le estamos hablando.
Sabemos que el contexto económico sigue planteando incertidumbre, que las ventas no siempre acompañan y que, por momentos, pareciera que los números no cierran. Pero también sabemos que seguir ofreciendo “lo mismo para todos” es una receta agotada. El mercado cambió, los tutores de mascotas cambiaron y, si queremos mantenernos competitivos, tenemos que adaptar nuestra propuesta a cada perfil de cliente.
No todos compran igual, no todos valoran lo mismo
En Mi Negocio Veterinario venimos insistiendo hace tiempo en la importancia de segmentar a los clientes. Es decir, dejar de pensar en el “cliente promedio” y empezar a identificar distintos tipos de perfiles: hay quienes buscan una atención premium, personalizada y están dispuestos a pagar más por ello; otros priorizan el precio y buscan opciones accesibles; otros necesitan asesoramiento constante y valoran los planes integrales de salud para sus mascotas. ¿Qué tiene sentido ofrecerle a cada uno? ¿Cómo comunicarlo?
Ese es el verdadero desafío: diseñar una propuesta de valor clara, rentable y, sobre todo, alineada con las expectativas y posibilidades de cada segmento. Una veterinaria que trabaja “a la medida de sus clientes”.
¿Tu propuesta es coherente con tus clientes?
Es el momento ideal para revisar los servicios que brindamos y preguntarnos: ¿Estamos adaptando nuestros paquetes, planes y promociones a las necesidades reales de nuestra cartera? ¿O seguimos ofreciendo siempre el mismo combo esperando resultados distintos?
La buena noticia es que nunca fue tan fácil acceder a información clave: tenemos a mano datos sobre la frecuencia de visita, los productos más vendidos, los servicios más demandados y, sobre todo, el feedback directo de los clientes. Solo hace falta tomarse el tiempo para analizarlo y actuar en consecuencia.
Una gestión personalizada también es más rentable
Adaptar la veterinaria al perfil de cliente no solo es una cuestión de servicio, sino también de rentabilidad. Cuanto mejor segmentemos, mejor podremos definir precios, márgenes y estrategias específicas para cada grupo. Esto evita promociones innecesarias, descuentos mal aplicados o la clásica sensación de “estar vendiendo mucho, pero ganando poco”.
El 2025 no deja margen para la improvisación, pero sí abre una oportunidad enorme para quienes deciden gestionar con inteligencia. Desde Mi Negocio Veterinario seguimos convencidos de que la clave está ahí: en entender a quién le hablamos, cómo le hablamos y qué le ofrecemos. Y diseñar un negocio a la medida de eso. ¿Empezaron?
El mercado veterinario ha vivido una verdadera transformación. Mientras el número de gatos en los hogares crece sin parar, las clínicas siguen viendo que la frecuencia de visitas felinas está lejos (muy) de alcanzar su potencial.
De hecho, según las últimas estadísticas solo 4 de cada 10 gatos visitan al menos una vez por año una veterinaria.
¿Y cuántos se vacunan? Incluso menos.
¿Por qué si los gatos ocupan un lugar cada vez más importante en las familias argentinas, no logramos que crucen más seguido las puertas de la veterinaria?
La respuesta no es simple. Sabemos que el tutor de gatos tiene comportamientos distintos al de un perro; que prioriza el bienestar, pero muchas veces subestima (o no conoce) la necesidad de controles preventivos.
El estrés del traslado, el desconocimiento sobre la importancia de la consulta veterinaria y la falta de comunicación efectiva son apenas algunas piezas del rompecabezas.
En este contexto, desde Mi Negocio Veterinario, junto a Holliday Scott, y con el acompañamiento de AAMeFe, decidimos poner sobre la mesa estas inquietudes y organizar Gato Visión 2025. Convocamos a 20 referentes en el mundo felino, con realidades diversas, pero con un mismo objetivo: entender las barreras que alejan a los gatos de la consulta veterinaria y, más importante aún, pensar juntos soluciones prácticas y reales para actuar en consecuencia.
En este informe, compartimos las 8 barreras que detectamos colectivamente y, lo más valioso: propuestas concretas para que puedan aplicarlas en sus veterinarias.
No hablamos de grandes inversiones, ni de estrategias inalcanzables, sino de cambios simples, ideas creativas y herramientas que podés empezar a usar hoy mismo.
Barrera 1: Dificultades y estrés en el traslado del animal
¿Quién no escuchó alguna vez eso de “Mi gato no se deja meter en el transportador”?
¡Clásico! La sola idea de preparar el traslado ya genera ansiedad en el tutor, y ni hablar del estrés que experimenta el propio gato.
Esta es una de las razones principales por las cuales muchos optan por no ir a la veterinaria (en Argentina y en el mundo).
¿Qué soluciones podemos ofrecer? Una opción es generar alianzas con apps de movilidad locales o con remiseros pet-friendly para ofrecer un servicio exclusivo de traslado.
Otra alternativa (aunque no muy friendly para los veterinarios) es dedicar un día al mes para visitas a domicilio, especialmente para gatos geriátricos.
Y ojo con subestimar el poder de la educación: envía miniguías o transmití breves webinars, con tips para que acostumbren al gato al transportador con premios y juegos, o incluso armá un video rápido para tus redes explicando cómo hacerlo. Es clave ayudarlos a eliminar ese primer obstáculo.
Asimismo, los veterinarios presentes en Gato Visión 2025 hicieron foco en seguir avanzando en el mayor conocimiento sobre una premedicación específica, bien comunicada y efectivizada en conjunto con los tutores.
Barrera 2: Mala comunicación desde la veterinaria
Aunque a veces no se diga con todas las letras, muchos tutores no vuelven con sus gatos simplemente porque nadie se los pidió. La veterinaria no se comunicó de manera clara, ni lo suficientemente atractiva para recordarles que había que volver. Y no hablamos solo de explicar con palabras técnicas qué vacuna se aplicó o cuándo hay que volver. Hablamos de crear una experiencia de comunicación más amigable, multicanal, creativa y sobre todo efectiva.
Por eso, en Gato Visión 2025 se propusieron soluciones muy concretas, simples de implementar, y pensadas para clínicas que no tienen grandes equipos de marketing, pero sí muchas ganas de mejorar.
Una de ellas fue sencilla y poderosa: entregar al tutor un imán con un código QR que lo lleve a una página (puede ser propia o compartida entre colegas) con el calendario de salud del gato según su edad.
¿El plus? Que el calendario tenga lenguaje claro, e incluso botones para pedir turno.
¿Otra? No hay que subestimar el poder de lo físico. Una ficha con los hitos clave de cada etapa de vida del gato, disponible en la sala de espera, puede ser la excusa perfecta para hablar con el tutor sobre su próxima visita. Si le sumamos un QR que lleve a más Info o al turno online, cerramos el círculo.
También desde Mi Negocio Veterinario se propuso sumar un sticker para WhatsApp con la frase “Es hora de mi chequeo” y el link directo a turnos. Además de acciones como un Podcast veterinario o mini cápsulas en redes, con cápsulas educativas con tips, signos de alerta y cuidados básicos son una excelente herramienta para mantenerse presente en la mente del tutor.
Barrera 3: El alto costo de la consulta
Es común que algunos tutores de gatos perciban que “una simple consulta” es demasiado costosa, sobre todo si el animal no presenta signos evidentes de enfermedad. Sin embargo, lo que muchas veces está fallando no es tanto el precio, sino la percepción de valor. Y ahí hay un terreno inmenso por recorrer desde las clínicas veterinarias. ¿Algunas ideas?
Informar para dar valor: Una estrategia es entregar al tutor, al finalizar cada consulta, un informe físico o digital detallando los hallazgos clínicos: peso, observaciones sobre el estado general y recomendaciones personalizadas. Esa hoja que muchos subestiman es una herramienta clave para que entienda que recibió un servicio profesional completo.
Planes de salud accesibles y fraccionados: Otra vía es ofrecer planes de salud con pagos mensuales, que permitan cubrir chequeos, vacunas, desparasitaciones y controles sin que el tutor tenga que afrontar el total del gasto en un solo momento. Lo ideal: segmentarlos por etapa de vida del felino (Plan Gatito, Adulto y Senior), ajustando prestaciones y frecuencia según necesidades reales.
Fidelización que recompensa: Los programas de puntos también pueden jugar un rol clave. Cada consulta suma beneficios: descuentos futuros, premios por derivaciones, campañas especiales. También se pueden lanzar promociones en fechas clave, como el mes del gato, vacaciones de invierno o verano, o fechas especiales como Black Friday.
El precio de la consulta es, en muchos casos, una excusa que esconde otras barreras: falta de claridad, miedo al gasto imprevisto o desconocimiento de los beneficios.
Acompañar a los tutores con información clara, alternativas de pago y propuestas adaptadas a cada necesidad puede transformar esa percepción negativa en una oportunidad.
Barrera 4: “Los gatos no se enferman”
Es otro de los clásicos, ¿no? Los tutores de gatos tienden a pensar que, si el animal está comiendo, jugando y no muestra signos evidentes de enfermedad, no hay motivo para llevarlo a la consulta veterinaria.
La pregunta es: ¿cómo romper con esa falsa seguridad del tutor?
En primer lugar, los asistentes a Gato Visión 2025 coincidieron en que está en manos de los veterinarios visibilizar la importancia de la medicina preventiva. Y no solo desde el mostrador, sino en cada espacio posible: redes sociales, mails, cartelería, recordatorios automáticos e incluso en las charlas y capacitaciones que muchos referentes brindan.
Una de las propuestas que acercamos desde Mi Negocio Veterinario tiene que ver con la importancia de la detección temprana de enfermedades silenciosas.
¿Cómo es esto? Claro, para poder vencer esta barrera que hace que pocos tutores lleven a sus gatos a la veterinaria, sería interesante ofrecer campañas concretas o bien generar una estrategia de WhatsApp y mails a clientes con gatos jóvenes o adultos que regularmente compran alimento o accesorios, pero no pasan por la consulta veterinaria.
Otra de las propuestas tuvo que ver con generar un “Test de edad felina” en redes sociales y también en la clínica. Este sería un test interactivo, donde los tutores responden preguntas sobre su gato y reciben un diagnóstico en términos de “edad real felina” + recomendaciones de chequeo. Se pueden imprimir carteles físicos con QR al test para que los tutores lo hagan mientras esperan.
Barrera 5: Los tutores no tienen conocimiento preventivo
Una de las barreras más profundas —y a la vez más invisibles— que enfrenta la atención felina en Argentina es la falta de conocimiento preventivo por parte de los tutores. No es que no quieran cuidar a sus gatos: simplemente no saben cuándo, cómo o por qué hacerlo más allá de una urgencia o una vacuna aislada.
Una de las estrategias propuestas es aprovechar eventos o ferias pet-friendly para instalar un espacio de atención rápida y educativa, bajo el concepto “Chequeo felino en 20 minutos”. En estas jornadas, se puede crear un módulo de revisión “express” en clínicas móviles o stands bien identificados, donde se entregue una checklist con recomendaciones.
Otra idea poderosa compartida desde Mi Negocio Veterinario es el armado de un kit preventivo para nuevos tutores, que la clínica puede entregar al momento de la adopción. El objetivo es capitalizar ese momento inicial de vínculo con el animal, enviando información clara sobre salud, alimentación, comportamiento y calendario de controles. Esa primera impresión —acompañada de buenos datos— puede marcar una diferencia real.
La clínica también puede generar un diferencial organizando un taller de bienestar felino, presencial u online, con clases breves sobre salud preventiva, manejo del estrés, higiene y detección de signos de enfermedad. Este tipo de iniciativas empodera al tutor y fortalece su vínculo con el equipo veterinario.
En resumen: la prevención empieza por la información.
Barrera 6: Mala experiencia en la veterinaria
Pocas cosas son tan difíciles de revertir como una mala experiencia. Y, lamentablemente, los gatos —sus tutores— no siempre se van con la mejor sensación luego de visitar una clínica veterinaria.
Frente a esto, la primera propuesta es ir al hueso: capacitar al equipo en habilidades blandas, enfocándose en la comunicación con los tutores.
No podemos dejar de lado lo más visible: el entorno físico. Muchas veces, lo que define la experiencia de un tutor es tan simple como si había o no lugar para sentarse, si el ambiente era ruidoso o si el lugar olía mal.
Hacer un diagnóstico sincero sobre las comodidades que brinda la clínica —teniendo en cuenta el perfil de los clientes— puede derivar en pequeñas pero poderosas mejoras. Porque, como dice la frase: como te ven, te tratan.
Pero sabemos que no alcanza solo con mejorar lo que pasa puertas adentro. Es necesario también sanar las huellas de lo que pasó antes. Para eso, una estrategia efectiva es mostrar públicamente cómo se trabajó para revertir una situación negativa. Por ejemplo, publicar un testimonio real de un cliente que recuperó la confianza en la clínica puede tener más impacto que cualquier campaña publicitaria.
Barrera 7: Falta de servicio completo desde la clínica
Muchas veces, los tutores no vuelven porque no encuentran todo lo que necesitan en un solo lugar. Y no hablamos solo de tener un laboratorio o un quirófano equipado, sino de poder ofrecer una experiencia integral: donde el chequeo general se complemente con una consulta con el especialista adecuado, sin tener que pasar de clínica en clínica.
Una gran solución es diseñar un modelo de suscripción mensual a un Plan de Salud Felino, en el que los tutores paguen una cuota fija que incluya chequeos regulares, vacunas, desparasitaciones y acceso a consultas con especialistas. Esta modalidad, además de facilitar la planificación financiera del tutor, genera un ingreso constante para la clínica y fomenta la fidelización.
Y si todo esto no fuera suficiente, siempre existe la posibilidad de apoyarse en la consulta especializada a distancia. Es decir, que durante la consulta general, el veterinario pueda comunicarse con un colega especialista (a través de videollamada, audio o chat) y, juntos, tomar decisiones clínicas más informadas. Esto no solo eleva el nivel del servicio, sino que también transmite al tutor un compromiso profesional que muchas veces termina marcando la diferencia.
Barrera 8: “Mi gato no se deja revisar”
El clásico “el gato no se deja tocar” no solo frena visitas al consultorio, sino que también genera frustración en los tutores, estrés en los gatos y un mal recuerdo para todos. Pero atención: que un gato no se deje revisar no significa que no se pueda revisar. Significa que necesita otra manera de ser abordado.
Una idea que se propuso en Gato Visión 2025 tuvo que ver con generar una primera consulta sin procedimientos, en la que el gato simplemente conozca al profesional, a la sala, a los olores y al entorno. Esa media hora es, en realidad, una inversión en un vínculo que después permite trabajar mucho mejor.
Otra herramienta simple pero poderosa: asignar horarios especiales para la atención felina. Que no haya perros en sala de espera, que el tránsito externo sea más bajo, que no haya música fuerte ni ruidos de fondo. Un “bloque felino” semanal puede ser la clave para que más tutores se animen a venir y repetir.
¿Por qué no anticiparse? Otra idea es enviar, junto con el turno, un PDF o un video con consejos sobre cómo trasladar al gato, cómo acostumbrarlo a la transportadora, a qué señales prestar atención, etc., puede marcar la diferencia.
Reflexión final
Después de repasar estas 8 barreras, queda claro que no es casualidad que muchos gatos no lleguen a la veterinaria. Detrás hay una mezcla de creencias, hábitos, desinformación… y también falta de estrategia por parte nuestra. Pero lo más importante es que cada una de esas barreras puede ser superada, siempre que seamos capaces de empatizar con el tutor y, a la vez, de profesionalizar la gestión de nuestra veterinaria.
Desde Mi Negocio Veterinario creemos firmemente que la rentabilidad y la eficiencia no están peleadas con el bienestar animal, ni con la cercanía con el cliente. Y por eso, cada taller, cada evento, cada contenido que generamos busca justamente ese equilibrio: darle herramientas reales a los veterinarios para que gestionen mejor sus negocios, disfruten más su profesión y se animen a romper moldes.
Este informe sobre lo ocurrido en Gato Visión 2025 no es más que un ejemplo de lo que proponemos: sentarnos, escuchar, identificar obstáculos y transformarlos en oportunidades concretas. No para «vender más por vender», sino para brindar un servicio de excelencia y, al mismo tiempo, sostener clínicas veterinarias sanas, rentables y en crecimiento.
Solicitá el resumen completo de Gato Visión 2025 acá