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Confirmado: el estrés del veterinario impacta en los resultados

Un estudio cualitativo realizado en Canadá demostró que la salud mental de los veterinarios repercute en la relación con sus clientes y en la calidad de la prestación de servicios.

La medicina veterinaria está rodeada de factores que pueden llevar al estrés laboral y repercutir en la salud mental de los veterinarios. Esto es algo ampliamente estudiado y conocido. Lo novedoso de un estudio cualitativo publicado por Frontiers in Veterinary Science es que explora el impacto de los efectos percibidos en la prestación de cuidados y en su desempeño profesional.

A partir de las entrevistas realizadas, se encontraron cinco aspectos en los que los altos niveles de estrés y la mala salud mental impactan negativamente:

  • Las interacciones con los compañeros de trabajo.
  • Las interacciones con los clientes.
  • Reducción de la concentración.
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Reducción de la calidad de la atención

Estos resultados pusieron de relieve los efectos percibidos del estrés elevado autodeclarado y la mala salud mental en la dinámica de los equipos veterinarios, el potencial para influir en los resultados de los casos y, posiblemente, poner en peligro la seguridad de los pacientes. 

Peores relaciones, peor servicio

Los participantes del estudio señalaron que su elevado estrés o su mala salud mental afecta su relación con los clientes. ¿Cómo? En los malos modos al hablar, en la poca energía puesta en las explicaciones, en la falta de ganas para responder preguntas o atender dudas. 

Esta falta de paciencia y compasión al comunicarse con los tutores de sus pacientes les lleva a perder la perspectiva de su punto de vista y, como resultado, a perder clientes.

Uno de los veterinarios consultados lo decía de esta manera: “Si vienes a trabajar estresado probablemente no seas tan interactivo con tus clientes, puede que no expliques completamente lo que le pasa a su animal, y entonces se van confundidos y puede que no vuelvan a verte nunca más porque acaban de malgastar dinero”.

Por el contrario, los participantes señalaron que, cuando se sienten bien, son comunicadores más eficaces, explican mejor y perciben las necesidades de los clientes. El estudio también señala que en esos momentos “los veterinarios están más comprometidos con el cliente, lo que hace que los participantes capten mejor el lenguaje corporal u otras señales no verbales”. 

La calidad del servicio, en riesgo

La falta de atención de los veterinarios aumenta su propensión a cometer errores médicos. Cuando la concentración, tan necesaria para garantizar la eficacia de las interacciones y la colaboración en la toma de decisiones entre veterinarios y clientes, se ve afectada por el estrés, el problema escala. 

Esa misma dificultad para concentrarse cuando se sienten ansiosos eleva los niveles de estrés hasta el punto de que les resulta «difícil funcionar». La mala salud mental que lleva a cuestionarse las cosas se describe como un «círculo vicioso» que se alimenta a sí mismo.

Los participantes describieron que la dificultad para tomar decisiones cuando experimentan una mala salud mental o un alto nivel de estrés los lleva a pensar todo varias veces, dudar e incluso a cuestionarse su propia capacidad profesional. Muchos de ellos comentaron que se cuestionan a sí mismos o que «quizá no toman decisiones tan acertadas». 

La consecuencia más grave de este fenómeno es que puede afectar fuertemente la calidad de la atención prestada a los pacientes. Algunos de los veterinarios entrevistados comentaron su incapacidad para «evaluar realmente todo sobre el paciente» por hacer exámenes rápidos o por no prestar la atención necesaria por estar absortos en “su propio trauma”.

Recomendaciones

El estudio sugiere algunas recomendaciones para contrarrestar estos efectos. Uno de ellos es el desarrollo de programas de formación en inteligencia emocional, que es la capacidad de percibir, comprender y gestionar las emociones en uno mismo y en los demás. Fomentar estas habilidades en todos los miembros del equipo veterinario en un entorno clínico ayuda a mejorar las relaciones interpersonales y el bienestar mental de los veterinarios.

En relación al debilitamiento de la concentración, el estudio señala que el uso regular de prácticas de meditación puede ser de utilidad para aumentar la capacidad de atención y mejorar la habilidad para resolver problemas en el trabajo.

Por otro lado, el entrenamiento en autocompasión, el replanteamiento cognitivo y las conversaciones francas con colegas que comprenden y experimentan sentimientos similares de duda o autocrítica pueden ser respuestas útiles a los sentimientos de duda y a la comisión de errores médicos.

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