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Pandemia: un modo de trabajo no convencional

Sabrina Fuente desarrolló un modelo de negocio que se adaptó a la actual situación de aislamiento social obligatorio. Cuenta su experiencia en la atención domiciliaria de animales no tradicionales.

Guadalupe Varelli
guadalupe@motivar.com.ar

«Como médicos veterinarios especializados, estamos habilitados a atender cualquier especie.»

Los animales tienen derecho a acceder a una buena salud. Todos los animales: los perros y los gatos, pero también los conejos, las tortugas, los loros, los murciélagos y las ratas. Así lo ve Sabrina Fuente, médica veterinaria especializada en animales no tradicionales, quien no discrimina ni por especie, ni por situación legal, los atiende a todos.

El modelo de negocio que desarrolló en los últimos años resultó ser especialmente adecuado en épocas de pandemia y aislamiento social obligatorio.
Desde hace diez años trabaja de forma independiente atendiendo consultas a domicilio: la veterinaria de Sabrina Fuente se mueve con ella.
“Hoy puedo ofrecer un servicio a domicilio amplio porque voy con todo un sistema médico de accesorios instrumentales. Entonces, excepto por las cirugías, que necesariamente deben hacerse en el quirófano, puedo brindar un servicio completo”, explicó.
Esta Revista 2+2 conversó con ella para conocer su experiencia, las particularidades de su forma de trabajo y su forma de valorar la profesión veterinaria en un contexto en que la salud, su cuidado y su prevención, está en la agenda de todos los argentinos.

Revista 2+2: ¿Qué te llevó a elegir la especialización en animales no tradicionales?

Sabrina Fuente: Cuando ingresé a la Carrera me interesé muchísimo por el trabajo con animales de zoológico, pero no conocía la especialización en animales no tradicionales. En los últimos años, en la Universidad del Salvador hay una cátedra de recursos faunísticos y ahí empecé a conocer la cantidad de especies que hay como animal de compañía. Eso fue hace 17 años, empecé a ejercer, seguí mi formación, cada vez me gustó más y hoy estoy convencía de que es lo mío.

¿Qué tiene de particular esta especialidad?

La variación, porque trabajamos con especies absolutamente diferentes, con anatomías y fisiología diferentes, de condiciones de necesidades nutricionales o de manejo absolutamente diferentes en cada una de las especies.
Y si bien requiere mucho conocimiento, me resulta sumamente atractivo e interesante ver cómo puede variar tanto entre una especie y la otra y eso va a influenciar mucho en las condiciones que se le puedan brindar.

Como agentes de salud que somos, no solo tenemos que ocuparnos de la parte médica de los pacientes sino también de contener a los cuidadores para que nos entiendan y colaboren con el tratamiento.»

¿Qué pasa cuando se trata de animales que no son legales?

Nosotros, como médicos veterinarios especializados en animales no tradicionales, estamos habilitados a atender cualquier especie, independientemente de que el animal sea legal o ilegal. De hecho, los animales silvestres requieren justamente de nuestros conocimientos para intentar darle la mayor calidad de vida y tratar de cubrir todas sus necesidades del modo en que la especie lo requiere, ya que no todos los animales silvestres o que fueron capturados pueden volver a liberarse y reintroducir a la naturaleza.

¿Cuál fue tu primera reacción cuando se declaró el aislamiento social obligatorio?

En un primer momento dejé de trabajar, por decisión propia y porque tampoco me solicitaban turnos.
Después empecé a atender urgencias y finalmente volví a prestar el servicio completo, aunque limitado a algunas zonas, y con toda una serie de medidas que tuve que implementar para seguir ejerciendo.

¿Cómo te mantuviste en contacto con tus pacientes?

Yo tengo una forma de trabajar que es muy personalizada, por lo que tengo contacto con los cuidadores de los animales de forma fluida y permanente así que eso no fue un problema.

Fuente atiende a sus pacientes fuera del domicilio y está en contacto con un único cuidador por animal.

¿Cuáles fueron las medidas que tuviste que implementar?

En primer lugar, para minimizar la posibilidad de contagio, intento atender a mis pacientes sin ingresar al domicilio, siempre que sea posible. Además, solicito estar en contacto con un único cuidador por animal, que debe estar con tapaboca en todo el tiempo que dure la consulta.
Por otro lado, previo a la visita, los cuidadores tienen que avisar si son COVID19 positivo o si han tenido contacto o sospecha de contacto con algún caso positivo.

¿Recurriste a la telemedicina?

Sí, empecé a brindar este servicio cuando se declaró la cuarentena obligatoria. En una situación como esta, donde las visitas no siempre son posibles, creo que puede ser una herramienta útil, tanto para las consultas informativas como para estabilizar a pacientes que requieren tratamiento urgente y no es posible verlos en lo inmediato. Pero es una coyuntura particular porque las limitaciones que tiene son muy altas.
Es difícil realizar indicaciones médicas sin ver al paciente y hacer todas las maniobras necesarias, y eso puede conducir a errores. Por eso, siempre voy a estimular ver a los pacientes personalmente porque considero que el servicio médico que voy a dar va a ser mucho más acertado y más efectivo.

¿Viste algún cambio de conducta en los cuidadores este último tiempo?

Hay algo que es notorio y es la cantidad de personas que están incorporando mascotas a sus hogares, y de todas las especies.
Tendremos que esperar para conocer las consecuencias de este fenómeno cuando tengan que volver al ritmo de vida habitual fuera del hogar.

¿Cuál es tu balance de los últimos cuatro meses?

La primera conclusión a la que llegué es que, como sociedad, tenemos un poder de adaptación maravilloso.
La segunda, que el miedo es un gran enemigo que no lleva a ningún lado.
El conocimiento sí, y en eso los veterinarios tenemos un puto a favor porque tenemos una formación que nos permite entender lo que sucede y qué medidas adoptar.
Además, como agentes de salud que somos, no solo tenemos que ocuparnos de la parte médica de los pacientes sino también de contener a los cuidadores para que nos entiendan, para que sepan lo que tienen que hacer y colaboren con el tratamiento.

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