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Que el lugar sea parte del camino

Revisamos junto a María Teresa Chaher, presidente la Asociación Argentina de Medicina Felina (AAMeFe), los principales puntos a tener en cuenta si se desea tener una clínica Cat Friendly.

Guadalupe Varelli
guadalupe@motivar.com.ar

«Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”, escribió alguna vez Henry Miller y cientos de empresas de turismo llenaron sus folletos con esta frase. Claro que su mensaje no estaba destinado a los gatos, porque si hay algo que no les gusta es viajar. Y si lo tienen que hacer, porque el cuidado de su salud así lo requiere, que al menos al llegar a la clínica encuentren un espacio que los tenga en cuenta.
En esta nota repasaremos cuáles son las características que debe tener una clínica Cat Friendly desde el punto de vista de su infraestructura. ¿Nos acompañan?

Cat Friendly Practice: las instalaciones

El ejercicio de la medicina felina, para ser exitosa, debe llevarse a cabo en un lugar adecuado que contemple a los felinos como especie. La gran cantidad de gatos que no llegan a la consulta veterinaria da la pauta de que algunos cambios son necesarios.
Ya quedó demostrado que los propietarios de gatos están dispuestos a pagar más por mejor servicio, por eso necesitan clínicas veterinarias que les den más.
A ello apunta el programa Cat Friendly Practice desarrollado por la agrupación International Cat Care, un grupo de veterinarios de prestigio internacional expertos en felinos, que otorga la certificación de Cat friendly Practice (CFP), Gold o Silver, a aquellos establecimientos que cumplan con los requerimientos solicitados.
Hasta el momento, existen tan solo dos clínicas en la Argentina con esta certificación: la Clínica Veterinaria Dr. Javier Céspedes, ubicada en Rosario, que recibió la certificación CFP Silver hace tres años (ver nota en la edición 48 de mayo de 2019), y la Clínica Veterinaria Eva Inguerman, de la ciudad de Córdoba, que es CFP Gold desde fines del 2019 (ver páginas 44 y 45)
Cuando los requerimientos son demasiado exigentes para las posibilidades de una clínica, la iniciativa y la imaginación son claves para acercarse al objetivo: que los gatos lleguen a la consulta veterinaria. Atención por turnos, sonidos, aromas, estantes y mantas pueden hacer una gran diferencia.
Entrevistamos a María Teresa Chaher, medica veterinaria y presidente la Asociación Argentina de Medicina Felina (ver recuadro) para conocer cuáles son los principales aspectos a tener en cuenta al momento de pensar un espacio amigable con los gatos.

Revista 2+2: La sala de espera es donde el gato se forma la primera impresión, ¿cómo debe ser este lugar?

Dra. María Teresa Chaher.

María Teresa Chaher: En este espacio es muy importante cuidar mucho los olores, lo que se logra a través de una adecuada ventilación e higiene del lugar, y los ruidos. Lo ideal es tener una sala de espera exclusiva para gatos, pero si no se puede acceder a esto, se pueden implementar distintos recursos como, por ejemplo, separar, dentro de un mismo ambiente, un sector de perros y uno de gatos. Esto se puede hacer con mamparas divisorias, una barrera de plantas, un acuario, etc, con el fin de evitar el contacto visual entre los perros y los gatos. También se pueden establecer horarios de atención específicos y diferenciados para los perros y los gatos.
Otra alternativa es hacer que el gato espere en el vehículo hasta el momento de su turno, en el cual será llamado para entrar directamente al consultorio.
En el estándar Gold de la certificación CFP se exige que existan superficies elevadas en donde ubicar a los gatos en sus transportadoras que, o bien estén divididas por tabiques de modo que no tomen contacto visual entre sí, o bien cubriendo las transportadoras con mantas.

Y en el consultorio, ¿qué cosas hay que contemplar?

Es importante que el consultorio de felinos tenga la posibilidad de quedar completamente cerrado, no solo por privacidad sino también por seguridad, y que el movimiento de entrada y salida de personal sea el mínimo posible.
Por ese motivo es importante que el consultorio cuente con todos los elementos de trabajo a mano (estetoscopio, oftalmoscopio, termómetro, tensiómetro, balanza, etc.) para evitar o al menos reducir al máximo la cantidad de salidas y entradas del personal.
Además, se estimula el uso de feromonas de apaciguamiento en el ámbito de la consulta, ya sea en forma de difusor o de spray.
Este recurso también puede ser utilizado por los propietarios para facilitar la ambientación del gato a la caja transportadora.
Por otra parte, hay que considerar la sujeción química de los pacientes muy estresados o asustados. De no ser posible por algún motivo, se suspenderá esa consulta, se le darán al propietario recomendaciones útiles para minimizar el estrés e incluso se lo podrá instruir acerca del uso de medicaciones ansiolíticas previas a la consulta, se reprogramará otra cita.
El consultorio debe tener espacios en altura (estantes) donde los gatos puedan trepar, explorar y relajarse previo a la consulta, pero lo suficientemente bajos como para poder alcanzarlos.
Para el estándar Gold de la certificación CFP se exige la existencia de al menos un consultorio de uso exclusivo para felinos.

Si es necesario internarlos, ¿dónde es el lugar recomendado?

Si bien el estándar Silver no exige una sala de internación específica para gatos, sí da pautas de cómo deben disponerse las jaulas de estas dos especies en el mismo ambiente de modo tal de minimizar el estrés de los gatos internados: los perros y los gatos deben ubicarse lo más distanciados posible, evitando el contacto visual entre ellos e incluso entre gatos entre sí. Se recomienda minimizar el ruido de los perros e idealmente colocar una división dentro del ambiente para separar los perros y los gatos internados.
El estándar Gold sí exige una sala de internación exclusiva para los gatos y separada de cualquier sala para caninos con una barrera completa y sólida. Los lineamientos de la CFP también sugieren las características edilicias apropiadas para dicha instalación.

¿Qué pasa con las personas que trabajan en el lugar?

Cada uno de los veterinarios que integren el staff de la clínica Cat Friendly deben cumplir determinadas horas de educación continua en medicina felina en el lapso de los tres años en los que tiene validez la certificación CFP.
Es importante que todos los miembros del equipo de trabajo reciban capacitación no solo desde el punto de vista científico sino también acerca de la práctica amigable del manejo del felino y del reconocimiento de las manifestaciones de stress.
Los interesados en adquirir el certificado de Cat Friendly Practice pueden contactarse al mail aamefedifusion@gmail.com, donde recibirán asesoramiento.

Esta es la volanta

Más de 22 años promoviendo la medicina felina en Argentina

La Asociación Argentina de Medicina Felina (AAMeFE) nuclea a médicos veterinarios con interés en la especie felina en Sudamérica. Su historia comienza en la década del 90, cuando la medicina de animales de compañía en la Argentina estaba basada centralmente en la canina. Es por esa misma época en que los gatos comienzan a adquirir mayor importancia como animales de compañía y se empiezan a ver con más frecuencia en los consultorios. Respecto de esta tendencia, de la que ya hemos hablado en ediciones anteriores de la Revista 2+2, María Teresa Chaher, presidente de la Asociación, explicó que “el gato se adapta mucho mejor a las exigencias de la vida moderna lo que lleva a mucha gente a elegirlo sobre el perro como animal de compañía”.
En este contexto paradójico, un grupo de médicos veterinarios comenzaron a tomar conciencia de que los felinos son una especie con ciertas particularidades fisiológicas, farmacológicas, médicas y de comportamiento tan diferentes a las de los caninos que no se pueden tratar como si fueran perros pequeños.
“La antigua percepción de la sociedad hacia el gato como un animal ‘distante e interesado’ ha cambiado gracias a que los veterinarios hemos empezado a educar al público acerca de la esencia de la personalidad del gato y sus particularidades”, explicó Chaher.
El objetivo principal de la Asociación, difundir la medicina felina entre los colegas, es llevado a cabo a través de diversas actividades como ateneos mensuales, jornadas anuales, la elaboración de un anuario con artículos científicos relativos a la medicina felina, un foro de discusión de casos clínicos integrado por todos los socios y una página web con una gran biblioteca de artículos científicos a disposición de los socios.
Ante la pregunta por la importancia de capacitarse en medicina felina, Chaher señaló que el trabajo de los veterinarios demanda de un conocimiento sólido y de una actualización permanente de las particularidades de la especie felina en los siguientes aspectos:

  1. El punto de vista médico, para otorgarles una atención profesional de excelencia.
  2. El manejo de los gatos en el consultorio, con el objetivo de reducir el estrés al máximo.
  3. La instrucción de los tutores en cuanto a las características de conducta tan únicas en esta especie.

Según Chaher, la práctica Cat Friendly está al alcance de todos.
“Existe una amplia variedad de recursos para convertir un establecimiento veterinario de pequeñas especies en un ámbito amigable para los gatos. No necesariamente implica grandes gastos, pero sí un conocimiento a fondo del gato y sus características de conducta y de la interpretación de su lenguaje corporal de modo tal de contar con las herramientas necesarias para ofrecerle un ámbito propicio en nuestro consultorio”, concluyó.

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