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¿Qué aprendimos este año del COVID19 y las mascotas?

El mes que viene cumplimos un año desde aquel reporte en un lugar que casi no sabíamos pronunciar. Un año en donde comprobamos que más que nunca necesitamos pensar en “una sola salud”.

Por Vet. Pablo J. Borrás MSc.
pablojesusborras@gmail.com

El 31 de diciembre del 2019 el mundo cambió. Claro, en ese momento nosotros no lo sabíamos. O por lo menos, no esperábamos que el primer reporte de una infección respiratoria atípica en la zona de Wuhan (China) iba a ser un antes y después en la comunidad internacional. A los dos meses y medio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba que el novel coronavirus (SARS CoV 2) estaba generando una pandemia de proporciones bíblicas. Y todos tuvimos que volver a aprender cuánto tiempo duraba un lavado de manos o en que situaciones debíamos usar el alcohol en gel. Aunque los orígenes de este virus aún no son completamente claros y los científicos continúan dilucidando qué animales estuvieron involucrados en este “spill-over” (salto entre especies), evidenciamos en carne propia que el tráfico de fauna y la pérdida de biodiversidad son cuestiones de salud pública.
Perros, gatos, tigres, visones y leones alrededor del mundo resultaron positivos al COVID19 en condiciones naturales. Sin embargo, solo como ejemplo, solo 40 perros y gatos fueron positivos en Estados Unidos en comparación con millones de infectados en ese país. Hay cosas que nos tienen que seguir quedando claras: hasta la fecha, no hay evidencias científicas de que los perros y los gatos constituyan una fuente de infección para las personas. Esto sigue siendo repetido y declarado por los distintos expertos a nivel internacional. Y también hay un dato que no es menor, organismos como WSAVA y la OIE nos advierten que la infección en perros y en gatos sería un evento poco frecuente que se daría en determinadas ocasiones.
En cuanto a los gatos, probablemente la transmisión se produzca de personas infectadas a los felinos, como se constató con el primer caso de un felino europeo positivo a SARS CoV 2 (Garigliany et al., 2020). Los gatos pueden contagiarse entre ellos, esto se evidenció en condiciones experimentales (Halfmann et al., 2020; Gaudreault et al., 2020) pero no siempre en condiciones naturales (Newmann et al., 2020). Por otro lado, en el mismo trabajo de Halfmann y colaboradores, se constató que la eliminación viral en los felinos domésticos era muy corta (menos de cinco días).
La mayoría de los gatos infectados son asintomáticos (Halfmann et al., 2020; Gaudreault et al., 2020) y solo en algunas ocasiones se encuentra descripta sintomatología respiratoria (Newmann et al., 2020 / reporte de la BSAVA agosto del 2020) y/o digestiva (Garigliany et al., 2020). Los cuadros clínicos que se han confirmado en estos animales por COVID19 han sido leves y no se han reportado ni complicaciones ni letalidad.
Pero a veces las noticias que vemos en los medios de comunicación tienen tinte sensacionalista y, por qué no, amarillista. Seguramente has leído la noticia de “Buddy”, un perro estadounidense positivo a COVID19 o de “Negrito”, el primer gato español infectado. Estas mascotas murieron, pero no por el SARS CoV 2 sino porque tenían patologías preexistentes que estaban complicando su existencia. Por lo tanto, no es lo mismo morir de COVID19 que morir con COVID19.

¿El pelaje de los gatos y perros actúa como vehículo para el novel coronavirus?

Según la prestigiosa American Veterinary Medical Association (AVMA) sería muy poco probable debido a la gran porosidad que presenta el pelaje de las mascotas y la incapacidad para que el virus mantenga su infectividad. Sin embargo, hasta que haya datos más concluyentes, se recomienda limpiar con agua y jabón las patitas de los perros una vez que se vuelve al domicilio y reducir las actividades “out-door” (es decir, afuera) de los gatos. Nunca pero nunca debemos utilizar ni alcohol, ni desinfectantes para la limpieza de la casa y menos lavandina para aplicarlos en el pelaje de las mascotas.
Si tenés síntomas de COVID19, lo ideal sería que la mascota quedara a cargo de otra persona. Si esto no es posible (y muchas veces es así) se deben extremar las medidas de higiene y limpieza. Lavarse las manos antes y después de tocarlos y si va a pasar mucho tiempo en contacto estrecho, usar barbijo. Nos cuidamos y los cuidamos a ellos.
Aún nos falta seguir conociendo el comportamiento de este nuevo virus en las personas, así como en otras especies animales. El mes que viene cumplimos un año desde aquel reporte en un lugar que casi no sabíamos pronunciar. Un año en donde comprobamos, que más que nunca, necesitamos pensar en “una sola salud”.

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