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Paso a paso, ¿qué hacer para abrir una veterinaria hoy?

Natalia Luka: "En agosto de 2021 nació una idea que hoy ya es realidad".

Natalia Luka: «En agosto de 2021 nació una idea que hoy ya es realidad».

La MV Natalia Luka nos cuenta todo lo que debió tener en cuenta para poner en marcha su veterinaria propia. Desde las dudas iniciales hasta el momento de abrir la puerta por primera vez.

Escribe Natalia Luka
Directora de Dra. Luka Medicina Felina y Regenerativa
dralukat@gmail.com

Un día, charlando con mi compañera de vida y con colegas amigos de mi día a día laboral, salió el tema del consultorio propio: «vos deberías tener tu veterinaria», me decían.
Les cuento que los miré raro y un poco extrañada. Mi respuesta fueron todas mis dudas: ¿les parece? ¿de verdad? ¿y cómo hago?
Es mucha plata; no sé si la tengo; no lo sé; me da miedo…, ¿la inversión cómo se hace?
Pero días después el tema seguía dando vueltas en mi cabeza. Entonces pensé: ¿qué pasaría si todo lo que vengo soñando hace años, leyendo, aprendiendo, intentando cambiar, lo plasmo en un concepto casi único y diferente en Buenos Aires, aunque sea algo pequeño?
En agosto de 2021 nació una idea, la primera de muchas: ahí vi todo lo que hoy, antes en una foto mental, ya es realidad.
Empecé a mirar, de a poco; como cuando pensás “y si me mudo, ¿a dónde me iría?”.
Y busqué locales poniendo un primer filtro de la zona (fundamental) y acá empezamos.

Asesoramiento financiero y diseño

Lo primero que hice fue reunirme con un asesor Pyme, mi contador, para armar un proyecto económico y financiero, y buscar cuáles eran las mejores opciones dentro de nuestras posibilidades en Argentina.
Así fue como saqué un primer crédito que me daría tiempo de pasar a lo segundo y fundamental a la vez: la arquitecta y el proyecto que quería hacer.
Muchas reuniones en equipo con ella; fueron semanas de intercambios de información: características para armar una veterinaria cat friendly estudiadas minuciosamente con las guías internacionales hasta llegar al proyecto definido y un presupuesto que a la hora de tener el crédito en mano (un mes después), ya había cambiado rotundamente.
Y me asusté. Porque claramente pensé que quizás era una locura lo que estaba por hacer.
Pero me dije: «vamos por ahí, todo vuelve». Lo veo y estoy segura de ello.
«Dra. Luka» ya era y es una marca hace años, esto es el paso que se viene y los resultados serán óptimos. Esto me resonaba porque colegas amigos, los más cercanos y otros no tanto, coincidían y me acercaban palabras de ánimo, de éxito y sobre todo de amor.
Todos me decían: “¡Ya era hora!”.

El lugar

Y aunque creo que toda empresa debiera hacer un estudio de mercado completo que incluya, por ejemplo, el análisis detallado de la zona, en mi caso no fue tan así.
Pero sí pensé algo importante que ya venía haciendo durante 2020 y 2021: debemos priorizar nuestra calidad de vida como veterinarios y seguir no solo trabajando con turnos sino también, poner un horario de inicio y fin de jornada que se respete. Que fundamentalmente nosotros lo respetemos…
Entonces me dije, si quiero seguir trabajando con una sonrisa, disfrutándolo y a la vez tener tiempo para mí, debe ser cerca de casa para poder hacer el resto de mis actividades.

Debemos priorizar nuestra calidad de vida como veterinarios y seguir no solo trabajando con turnos sino también, poner un horario de inicio y fin de jornada que se respete. Que fundamentalmente nosotros lo respetemos.»

Muchas veces nos pasamos de rosca y después no tenemos tiempo ni para ir al médico, ni descansar, ni ver a nuestros afectos, ni hacer otras actividades que nos hagan felices. Vivimos para nuestros pacientes y eso tiene que cambiar.
Estamos muy exigidos y presionados y sobre todo en estos tiempos muy bastardeados. Debemos intentar el cambio.
Entonces vi algunos locales por mi barrio, los caminé, los examiné, hasta que encontré uno que me permitiera construir un espacio cat friendly dividido en tres: una sala de espera linda y amplia; un consultorio con muchísimo espacio para atender y divertirnos también; un escritorio, mis libros y un espacio para estar, estudiar y disfrutarlo. A la vez, un segundo consultorio y quirófano equipado para las necesidades del paciente.

El equipo

El tercer punto fue pensar cómo armar un equipo y aprender a delegar las tareas no médicas que claramente llevando adelante el consultorio no podré hacer.
Porque somos veterinarios y no debemos ser todólogos.
Quise priorizar el servicio médico y elegir salir de la zona de confort (algo que deberíamos hacer más seguido todos) y tomarme el tiempo de pensar cómo deseo que este proyecto comience. Para crecer hay que tomar decisiones y eso hice.
Contraté a una asistente especial.
Porque el mix de una persona competente en la parte de atención al cliente y administración debía contener lo fundamental: que ame a los gatos.
Que sea como vos o como yo (una tutora de gatos) con todas las letras.
Sabía que no me iba a equivocar.

Propuesta de valor

El concepto de la nueva veterinaria fue pensado en las necesidades concretas de sus clientes.

El concepto de la nueva veterinaria fue pensado en las necesidades concretas de sus clientes.

El próximo paso fue armar un concepto comercial con proveedores y alianzas estratégicas con empresas que no solo venían acompañándome en actividades académicas sino también cuyos productos y servicios eran los que día a día yo quiero e indico a mis pacientes.
Allí armé todo lo que iba a contener la farmacia enorme de productos para gatos, algunos alimentos medicados y un pequeño pet shop lindo con cosas gatunas de excelencia.
Todo esto pensando en las necesidades de mis clientes en forma anticipada, teniendo en cuenta que luego habría que ir viendo el día a día.

Servicio

Pero lo fundamental: todo el tiempo pensé en el servicio.
¿Qué querría yo si el paciente fuese mi gato? Y ahí venían todos los detalles en los que finalmente terminó siendo el reel de consultorio, el proyecto en computadora para aprobar y comenzar la obra: un lugar lindo y agradable.
Un lugar en el que los clientes puedan esperar unos minutos tomando el mismo café colombiano que tomo en casa.
Un lugar que cuando la gente entre, sienta un rico olor (puse un difusor de lavanda) para aprovechar sus virtudes en la relajación.
Feromonicé todo el ambiente con Feliway.
Puse un equipo de música funcional para felinos. Armé una vidriera después de muchos días de diseño e ideas para poder mostrar completamente los servicios y diferenciarme de una veterinaria general.
De ahí en adelante, con el equipo de especialistas con los que trabajo desde hace años, armamos un pequeño cronograma y forma de trabajo para poder ofrecer cada especialidad.
Una forma de trabajo en equipo que no cambié, con la diferencia de que ahora puedo ofrecer todo un solo lugar.
Y así fue como el 7 de diciembre del año pasado inauguré mi veterinaria, un sueño cumplido que recién empieza.

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