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NOTA DE TAPA

Cat Friendly, una tendencia federal y en crecimiento

MV. Eva Inguerman, directora de Clínica Veterinaria Eva Inguerman, Cat Friendly Practice Gold.

En Argentina, son cinco las clínicas veterinarias que ya cuentan con la certificación otorgada por la AAFP. ¿Cómo es el proceso de certificación? ¿Vale la pena la inversión? A continuación, un resumen de cómo avanzan los y las protagonistas.

Guadalupe Varelli
Lic. Ciencias de la Comunicación
info@dosmasdos.com.ar

A pesar de que el programa Cat Friendly Practice (CFP) de la AAFP tiene ya 10 años de existencia a nivel internacional, en la Argentina hay tan solo 5 clínicas certificadas.
¿O quizá debamos decir que ya son cinco las clínicas que decidieron obtener la certificación? La valoración del número dependerá del punto desde donde se lo mire.

El emprendimiento está radicado en la ciudad de Córdoba y sigue sumando inversiones para brindar un cada vez mejor servicio.

¿Es un programa accesible? ¿Aporta beneficios? ¿Cómo está el resto de la región?
Nuestros lectores lo saben, esta Revista 2+2 sigue a los gatos de cerca. Sabemos que la medicina felina es una especialización que crece y se desarrolla y también una fuerte tendencia del mercado. Así fue cómo, luego de cubrir la noticia del décimo aniversario del Programa en nuestra pasada edición (disponible en www.dosmasdos.com.ar), ingresamos al listado público para ver cuánto había avanzado en nuestra región, y esto fue lo que encontramos: Brasil (35); México (7); Argentina (5); Colombia (3); Uruguay (3) y Chile (2).
En este contexto, cinco parece un número más que interesante, teniendo en cuenta que las últimas tres se sumaron recientemente a este selecto grupo y todo indica que en breve serán más los emprendimientos que se sumen. Otro dato interesante es que este crecimiento es descentralizado. Las clínicas certificadas están ubicadas en las ciudades de Córdoba (Córdoba), Posadas (Misiones), Rosario (Santa Fe), Tandil y Pilar (Buenos Aires)

¿Qué significa ser una clínica certificada CAT Friendly?

Obtener la certificación implica capacitar al personal, modificar
aspectos estructurales de la clínica y activar pautas y protocolos para mejorar la atención y manejo del felino

Creada en 2012 por la American Association of Feline Practitioners (AAFP) y la Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM), esta certificación internacional ofrece un aval para las clínicas que deciden pasar por sus instancias de evaluación.
Para conocer más de cerca cómo es este proceso, conversamos con el MV. Cristian Reinaldo, director de Dawa Clínica Veterinaria (Posadas), y con las MV. Paula Ribas y Eva Inguerman, directoras de las clínicas que llevan sus nombres en Tandil y en Córdoba, respectivamente.
Estas son 3 de las 5 veterinarias que cuentan con la certificación internacional.
Las otras dos son CEMEFE Feline Medical Center (Gold), del MV. Javier Céspedes, en Rosario, Santa Fe, y el Hospital Escuela Veterinario San Francisco de Asís (Gold), de la Universidad del Salvador, dirigido por la MV. Marina Belliard, en Pilar (Buenos Aires), quienes fueron contactados también por nuestro medio para realizarles una entrevista, pero no pudieron participar.

MV. Cristian Reinaldo, director de DAWA Clínica veterinaria, Cat Friendly Practice Silver.

“Obtener la certificación implica llevar a cabo una serie de pautas y protocolos estándarizados para mejorar la atención y manejo del felino, por lo que además de la capacitación profesional y del equipo que trabaja con nosotros, necesitamos modificar aspectos estructurales de la clínica”, nos explicó Cristian Reinaldo.
Todo el trámite se realiza de forma virtual. Comienza en la página de la AAFP, donde hay un cuestionario con 10 categorías, cada una de ellas con preguntas específicas que apuntan a conocer qué tiene la clínica, y sirven de guía para trabajar en aquello que le falta para ofrecer la mejor atención posible a sus pacientes felinos.
“A partir de ese cuestionario empezamos a ver qué era lo que necesitábamos remodelar en la clínica, y si bien ya cumplíamos con muchos de los requerimientos, como el consultorio de gatos independiente, urgencias 24 horas o el trabajo con turnos, tuvimos que hacer cambios edilicios e incorporar mobiliario”, señaló Ribas.
Una vez aprobadas todas las instancias (la auditoría es mediante fotos y videos, también virtual) las veterinarias obtienen un certificado, que tienen una duración de tres años, y se integran al listado internacional de clínicas Cat Friendly (www.catfriendly.com).

Inversión

En un punto, los caminos de Ribas y Reinaldo coinciden. Al frente de sus propias veterinarias desde hace años, y con mayoría de pacientes caninos, a medida que se adentraron en la medicina felina se fueron dando cuenta de que los gatos necesitan espacios, manejos y cuidados especiales, y también sus tutores.
Eso los impulsó a capacitarse, obtener certificaciones a nivel personal y, con el tiempo, decidieron modificar sus clínicas, incluso sus nombres.

Las instalaciones cuentan con una sala de internaciones independiente para gatos y otra para pacientes caninos.

Cristian Reinaldo, desde Misiones, relató que el proceso fue gradual.
“Modificamos la sala de espera, pusimos un consultorio exclusivo para gatos, también una sala de internación que requirió la adquisición de jaulas con tamaños y formas específicas para cubrir las necesidades de los felinos”, detalló.
Y agregó que la inversión económica también contempla equipamiento para cada sector y la capacitación de todas las personas que trabajan en la clínica.
En el caso de Ribas (Tandil), la pandemia presentó la oportunidad.
“Hasta hace poco, funcionaba una peluquería dentro de la veterinaria, que se mudó durante la pandemia. Eso nos dio la posibilidad de usar ese espacio para habilitar la sala de internación para gatos separada de la de los perros”, detalló.
También incorporaron el laboratorio con la tecnología Vetscan de Zoetis, módulos de jaula y remodelaron el consultorio. “Teníamos una camilla de acero inoxidable y la cambiamos por un mueble de madera laqueada, muy lindo, que es muy amigable ya que los gatitos no sienten frío y pusimos alfombritas de goma”, contó. Y sumó que “empezamos a usar de manera permanente feromonas tanto en difusor como en spray en los consultorios y en las internaciones, y música blanca en toda la veterinaria, internaciones, consultorio y sala de espera”.
Eva Inguerman (Córdoba), por su parte, contempló los requerimientos de la atención de los felinos desde la apertura de su clínica: “Cuando abrimos, teníamos internación exclusiva para gatos, sala de espera separada y usábamos uno de los seis consultorios con prioridad para gatos. Sin embargo, cuando tomé la decisión de pedir la certificación CFP tuve que incorporar un consultorio exclusivo para gatos con juegos e instrumental adecuado”.
Entre las inversiones, también hay que contemplar el pago anual de la membresía a la AAFP. “El monto es en Dólares, pero gracias al convenio de AAMEFE, al ser socios obtenemos un 50% de descuento y una vez que vos sos profesional certificado, la certificación para la clínica es gratis, no tenés que pagar nada extra”. explicó Ribas.

Motivación: mejorar la calidad de atención de pacientes y clientes

Ante la pregunta de por qué decidieron encarar estas reformas, los tres veterinarios coinciden en señalar, en primer lugar, la calidad del servicio. “Cada modificación o adquisición que fuimos haciendo nos fue demostrando a través de los resultados, que vale la pena apostar a un mejor trabajo y sobre todo cuando significa mayor comodidad y

MV. Paula Ribas, directora de Clínica Veterinaria Paula Ribas, Cat Friendly Practice Silver.

seguridad tanto para los pacientes como para los propietarios y profesionales que los atienden”, comentó Reinaldo.
También Ribas destacó que “encaramos este proceso para ofrecer una mejor calidad de atención tanto para los tutores como para los gatitos”.
Otro factor destacado por los entrevistados es la posibilidad de acceder a contenido, charlas y congresos dictados por veterinarios especialistas en el área. “Así podemos mantenernos siempre actualizados y de esa manera mejorar la práctica en nuestra clínica”, comentó Reinaldo.
“La verdadera ventaja al certificar la obtienes al tener las instalaciones correctas para la atención felina. Estudiamos para mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes, y este tipo de manejo ayuda mucho. Nuestro resultado más satisfactorio es mayor cantidad de pacientes dados de alta en tiempos notablemente reducidos”, enfatizó Inguerman.

Cambios: más y mejores pacientes

Tener siempre presente qué les gusta y qué no les gusta a los gatos, realmente hace la diferencia.

Según Reinaldo, no solo tuvieron mayor ingreso de pacientes felinos sino también de mayor complejidad de patologías, lo que va acompañado de la necesidad de capacitación constante. “Trabajar con felinos también implicó una adaptación de todo el equipo de trabajo para mejorar la atención y la recepción de pacientes”, detalló.
Rivas puntualizó la necesidad de inculcar este modo de trabajo en los profesionales que se acercan a brindar servicios a la veterinaria. “Desde respetar el turno, saber cómo manejar al gato, siempre les indicamos qué hacer, que el trato lo hacemos nosotros, que ellos hacen el estudio, que tienen que ser pacientes, que trabajamos con la música, las feromonas, etc. Eso fue algo que tuvimos que inculcar”, relató para esta Revista 2+2.
En la clínica de Tandil, los pacientes felinos pasaron de representar el 20% de los pacientes a llegar a ser el 50%, incrementándose tanto la cantidad de ingresos como de consultas.
Otro punto destacado por los especialistas es la adaptación de los propietarios a los modos de trabajo amigables con los gatos, que requieren paciencia, tiempo y respeto por el espacio del otro.

En la clínica veterinaria de Tandil, la atención de felinos pasó de representar un 20% del total a un 50% de las consultas e ingresos en la actualidad.

“Esto también nos permite hacer una selección de los pacientes”, explicó Ribas. Y puntualizó: “Siempre explicamos que la modalidad cat friendly es una atención pensada para reducir el estrés del gato, el tutor y también los veterinarios, ya que es muy difícil manejar un gato estresado, asustado, que no se deja manipular. Y cuando empezamos a explicar que tienen que venir con transportadora, con un turno que garantiza que el gatito no se va a cruzar con un perro ni va a tener espera, el que realmente quiere hacer las cosas bien lo acepta y el que no, piensa que son demasiadas vueltas y no lo hace. Pero la mayoría de la gente lo entiende, notan muchísimo la diferencia, y nosotros notamos un cambio enorme”.

Vale la pena

Si bien el contexto de incertidumbre económica y la necesidad de contar con capital para realizar inversión en infraestructura y capacitación pueden, a primera vista, presentarse como barreras para el crecimiento de esta tendencia, las experiencias relevadas para este artículo indican que vale la pena.
De acuerdo a Inguerman, desde el punto de vista económico, vale la pena porque atrae más clientes, y desde el punto de vista médico, vale muchísimo la pena porque es impresionante cómo cambian los niveles de éxito que se alcanzan en los tratamientos.
“Todos estos detalles, los juegos, el sonido, las feromonas, tomarte el tiempo para pensar qué les gusta a los gatos y qué no, realmente hacen la diferencia”, subrayó.

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