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COMUNICACIÓN

El verano y la prevención de enfermedades, ¿qué hacer?

Cuatro puntos clave a tener en cuenta al momento de pensar la medicina preventiva del perro cuando llega el calor.

Escribe Pablo J. Borrás
Vet. Esp. MSc.
pablojesusborras@gmail.com

Cuando hablamos de verano enseguida lo asociamos con vacaciones, playa, descanso, vida al aire libre y muchas cosas más. Hoy los perros acompañan a sus familias a pasar sus vacaciones en una casa quinta, en la playa, en el río, en la montaña e inclusive, en el extranjero.
Es por ello que debemos tener en cuenta una serie de recomendaciones desde el punto de vista sanitario, para aquellos “perros viajeros”.
Estos son los cuatro puntos críticos que no debemos dejar de considerar:

1. En el verano (mejor dicho, en los meses más cálidos), hay un aumento de la abundancia de ectoparásitos. Pulgas, garrapatas, mosquitos, flebótomos, entre otros. Debemos considerar esta problemática, no solo por las molestias que generan en el perro, sino porque transmiten enfermedades. No existe un método de prevención 100% efectivo contra estos artrópodos. Todos tienen como objetivo disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades vectoriales y las molestias que los parásitos externos producen. En ocasiones, el veterinario debe recomendar “estrategias combinadas” que incluyen la combinación de drogas ectoparasiticidas diferentes para proveer una protección más amplia.

Teniendo en cuenta que hoy los animales de compañía viajan, en muchos casos, junto a sus tutores durante sus vacaciones de fin de año, es clave que los profesionales repasemos los principales cuidades a contemplar en una época estratégica.

Estas estrategias deben ser diseñadas en forma individual: considerando al animal y sus características, el destino de este y evaluando los riesgos a que estará expuesto.
2. La vacunación contra los patógenos más frecuentes, así como contra la rabia, debe estar vigente. Si el perro estará en una guardería o en contacto con otros perros durante los meses de vacaciones debe aplicarse la vacuna contra la tos de las perreras, en caso de que no la haya recibido.
3. Debemos conocer el destino de aquel perro que viaje a otras partes del país o al extranjero. El objetivo es considerar aquellas enfermedades prevenibles que estén circulando en el lugar de vacaciones y a las que tal vez el paciente no está expuesto en forma habitual en su día a día. Enfermedades tales como leishmaniosis o dirofilariosis (producida por el “gusano del corazón”) requieren estrategias específicas de prevención.
4. Siempre es recomendable hablar con la familia de los riesgos a los que puede enfrentarse el perro. Por otro lado, tener en el lugar de destino un veterinario o centro veterinario de confianza o recomendado por cualquier eventualidad.

De esta manera, podemos proveer herramientas para que nuestro paciente (y su familia) disfrute de sus vacaciones en forma saludable

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