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ENTREVISTAS

“Sin un buen manejo administrativo, el negocio no funciona”

Victoria Megy e Ignacio Otero son socios en Calinos, veterinaria que ya cuenta con tres sucursales en la zona Oeste del Gran Buenos Aires. Te contamos todo sobre sus emprendimientos y los proyectos que se vienen.

Luciano Aba
@aba_luciano
luciano@minegocioveterinario.com

Los médicos veterinarios Victoria Megy e Ignacio Otero son socios desde mediados de 2020 y a comienzos de este año abrieron la tercera sucursal de Veterinaria Calinos; todas en el partido de La Matanza, Buenos Aires.
Ambos profesionales egresados de la FCV de la UBA se conocieron trabajando.
Victoria ya era socia en esta veterinaria ubicada sobre la Avenida Cristiania, Isidro Casanova, e Ignacio se había sumado como anestesista externo para las cirugías promediando la pandemia.
A los meses, Otero se sumó a la sociedad y culminaron ellos dos no solo gestionando esta veterinaria, donde se brindan servicios de diagnóstico por imágenes (radiología, ecografía) y de consultas en perros, gatos y animales exóticos, sino que fueron concretando una serie de objetivos a base de esfuerzo e inversiones.

La idea de las sucursales está orientada a generarnos demanda para el quirófano y el servicio de diagnóstico por imágenes.

Así fue como en 2022 asumieron el desafío de abrir la primera sucursal de Veterinaria Calinos, esta vez en Rafael Castillo, sobre la Avenida Polledo. “Acá tenemos nuestro quirófano con servicio de anestesia inhalatoria, oxigenoterapia y servicio de ecografía”, nos comentaba Victoria Megy en la entrevista realizada por Mi Negocio Veterinario con estos emprendedores, tras la gestión de Matías Dupuy, de Richmond Vet Pharma.
Allí, pudimos conversar sobre sus desafíos, su actualidad y planes a futuro, entre los cuales sin dudas se encuentra el crecimiento de una tercera sucursal, abierta en febrero de este 2024, también sobre una avenida, en la misma zona.
“La misma cuenta con un consultorio preparado para consultas diarias y apuntando hacia el área de la cardiología veterinaria”, nos decía Ignacio Otero.

Primero la formación

“Antes de estudiar ya quería tener una veterinaria. Nos egresamos con una mirada diferente a la que se tenía tiempo atrás, cuando nosotros empezamos a trabajar en otras veterinarias. Somos muy de lo estéril, ordenados, limpios y muy estrictos en cuanto a los protocolos. Trabajamos el diagnóstico con los estudios complementarios que se necesitan”, nos contaba Victoria Megy, profesional con dos diplomados, especializada en la clínica veterinaria. Y agregaba: “Estamos invirtiendo y trabajando en un proyecto con diagnóstico por imágenes, tenemos nuestro ecógrafo y equipo de rayos. Si todo sale bien, quizás alguno más”.

El emprendimiento ofrece servicios en diferentes especialidades, entre ellas cardiología veterinaria.

A su turno, Ignacio Otero, quien se desempeña en la Universidad Maimónides y también en la Cátedra de Farmacología de la FCV de la UBA, nos decía: “La idea de las sucursales está orientada a generarnos demanda en los espacios libres que aún tenemos en el quirófano y el servicio de diagnóstico por imágenes”.
Y fue así como el emprendimiento creció y pasó de ser una veterinaria de barrio, a contar con el servicio y la calidad de una clínica de primer nivel, adaptada y pensada para la zona geográfica en la que se encuentra y el poder adquisitivo de sus clientes.

mnVet: ¿Cómo es abrir y gestionar más de una veterinaria?
Victoria Megy: Cuando pasamos de tener solo una veterinaria a sumar una sucursal, tuvimos que dar un salto, que es el que creo que a todos más miedo nos da: incorporar veterinarios. Aprendimos que es difícil pero no imposible, sobre todo si lo que se busca es unificar los criterios. Y educar.
Nosotros estamos formados y nos actualizamos permanentemente, situación que fomentamos con nuestro equipo, promoviendo que realicen diplomaturas o cursos de Posgrado. Además, realizamos charlas periódicas con todos los profesionales de las tres veterinarias, se hacen Ateneos, capacitaciones, etc.
Eso fue lo más difícil y nos llevó a que nuestro sueldo no crezca tan rápido.
Ignacio Otero: También la ubicación es un tema relevante. Buscábamos una zona no con muchas veterinarias, pero con varios animales por casa, que no estaban todos atendidos.
Lo primero que hacemos es educar.
Al principio recibíamos los animales cuando ya estaban en las últimas. Empezamos a educar en que no es que con pagar la consulta no se resuelve el problema. Hablamos mucho de prevención y cumplir con los controles periódicos.
No es un tema de cobrar por cobrar, sino por el esfuerzo, la responsabilidad y el trabajo que uno pone.
El tema precios también es todo un desafío. Siempre pensamos en generar descuentos para que las cirugías se hagan, por ejemplo, pero siendo conscientes de que, a mayor cantidad de trabajo, mayor es la posibilidad de tener problemas.
Hay que encontrar un equilibrio, muchas veces nos cuesta aumentar.

En febrero, que fue el peor mes desde que abrimos, atendimos más de 1.100 consultas entre las tres veterinarias.

VM: Sin embargo, cuando lo hacemos, la gente lo entiende. Sabemos que es caro para la zona en relación con otras veterinarias. No queremos ser los más caros porque sabemos que atenta contra la demanda, pero sin regalar porque hay una estructura detrás que mantener.
IO: Estamos siempre dejando todo.
Muy pendientes del negocio. Hay errores, pero buscamos estar cerca para contenerlo. Sin dudas que pretenderíamos ganar más por la dedicación, pero sabemos que la situación económica no es la mejor. Vemos mes a mes cómo suben y bajan las consultas. Son cosas que muchas veces nos exceden.

¿Por qué abrieron una tercera sucursal en la misma zona?
IO: La idea fue a modo de franquicia pero aún no llegamos a eso 100%.
Abrimos la tercera junto con uno de los veterinarios de nuestro equipo. En esta nueva sucursal es socio y encargado.
Buscamos la cercanía con Calinos Polledo pensando en sumar público y demanda para completar los espacios que tenemos en diagnóstico y quirófano.
Apostamos por generar demanda a un solo lugar. Más allá de esto, es cierto que nos gusta la idea de generar franquicias, con todo lo que eso implica.

VM: Queremos ofrecer nuestra estructura, que es lo que les falta a muchos para poder independizarse. Me refiero a estructura financiera, contable, de manejo de proveedores, e incluso en materia de protocolos de atención clínica e imagen general. Esto tiene que ver con la estética, pero también con el buen trato a los animales y a las personas. Les gusta que no los retemos.
Además, brindamos servicio de especialidades como oftalmología, cardiología y fisiología, entre otras, muchas de las cuales están a cargo de docentes de la UBA y otras universidades.
IO: La idea de abrir sucursales y expandir esta forma de trabajar sin dudas nos gusta, pero sabemos que primero hay que consolidar bien el negocio para después avanzar.

La sucursal de Avenida Polledo, en Rafael Castillo (GBA), se inauguró en el año 2022.

¿Cuáles creen que fueron y son las claves de la expansión?
VM: Realmente no paramos de invertir. Hay que invertir. Quizás hoy ganemos menos de lo que entendemos sería justo por nuestro trabajo, no solo profesional, sino también en la administración de la empresa y sus sucursales.
De hecho, compramos un equipo nuevo de rayos y el que teníamos lo pusimos en una veterinaria externa, en Morón, que no tenía ese servicio.
IO: Realmente no paramos de invertir. Y sabemos que eso mismo tenemos que hacer si queremos avanzar en su momento con las franquicias.
En cuanto a la apertura de las sucursales, creo que lo más difícil fue pasar de los problemas de una veterinaria común a líos más grandes.
Por eso, hay que aprender y entrenarse en habilidades que van más allá de la medicina veterinaria.
Sin lo administrativo, el negocio no funciona. Y ese es un aspecto con el cual muchas veces los veterinarios chocamos cuando salimos de la Facultad.
VM: Es un desafío y lo vivimos con alegría. Nos emociona seguir invirtiendo, con la expectativa de crecer.

¿Cómo analizar el ritmo de los ingresos durante febrero y marzo?
IO: Sin dudas a través de las consultas y las cirugías. Durante febrero, atendimos más de 1.100 consultas entre las tres sucursales, siendo el peor mes desde que abrimos. Claro que hay una cuestión estacional. Ya a mediados de marzo estábamos mucho mejor.
¿Cuáles son sus proyectos a futuro?
VM: Son varios. A corto plazo, inaugurar el sistema de caniles en una de las sucursales para brindar servicio de internación diurno, lo cual también nos va a permitir ampliar el horario de trabajo, sin cortar al mediodía.
IO: Además, construimos un laboratorio que aún no está en funcionamiento, donde proyectamos realizar nosotros distintos tipos de análisis.
También estamos evaluando avanzar con un centro de transfusión. Tenemos la estructura, nos falta la habilitación para pensar en comprar una centrífuga y comenzar a hacer extracciones.
Además, la idea es sumar un tomógrafo, lo cual representa una gran inversión. Allí estamos también pensando entre remodelar una sucursal o abrir un Centro de Diagnóstico independiente, más cerca de la Ciudad de Buenos Aires.
Es sin dudas el gran proyecto que tenemos, pero más a largo plazo.

«Nos gusta la idea de abrir franquicias»

Durante la entrevista con Mi Negocio Veterinario, Victoria Megy e Ignacio Otero coincidieron en un proyecto que los entusiasma a futuro. Y es el de abrir franquicias de Veterinaria Calinos.
“Queremos ofrecer nuestra estructura, que es lo que les falta a muchos para poder independizarse. Me refiero a estructura financiera, contable, de manejo de proveedores, protocolos de atención clínica e imagen general”, nos decía la profesional. Y agregaba: “Esto tiene que ver con la estética, pero también con el buen trato a los animales y a las personas. Les gusta que no los retemos”.
Además, los profesionales destacaron las distintas especialidades que se ofrecen, muchas a cargo de docentes de distintas universidades.
“La idea de abrir sucursales y expandir esta forma de trabajar sin dudas nos gusta, pero sabemos que primero hay que consolidar bien el negocio para después avanzar”, reforzó Ignacio Otero.

Sumar veterinarios, otro desafío para crecer

«Cuando pasamos de tener solo una veterinaria a sumar una sucursal, tuvimos que dar un salto, que es el que creo que a todos más miedo nos da: incorporar veterinarios», nos decía durante nuestra entrevista la MV Victoria Megy.
Y profundizaba: «Aprendimos que es difícil pero no imposible, sobre todo si lo que se busca es unificar los criterios. Y educar”.
En este sentido y más allá de reconocer la importancia de encontrar una buena ubicación para la veterinaria, y de lograr establecer una política de precios acorde a los tiempos que corren en el país, la profesional insistió en la importancia de la capacitación.
“Nosotros estamos formados y nos actualizamos permanentemente, situación que fomentamos con nuestro equipo, promoviendo que realicen diplomaturas o cursos de posgrado. Además, realizamos charlas periódicas con todos los profesionales de las tres veterinarias, se hacen Ateneos y capacitaciones», agregó Victoria Megy.

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