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Palabra de lectores

Ponemos a su disposición esta sección, para que nos hagan los comentarios que crean necesarios respecto del desarrollo de nuestro medio, a través de dosmasdos@aideas.com.ar.

M.V. Guillermo Beltrán – M.P 345.
Veterinaria y Consultoría Forense Curru Leuvu
www.curruleuvu.es.tl.
Facebook: Veterinaria Forense Curru Leuvu.
Viedma – Río Negro.

¿Hay una receta mágica?

Al leer el artículo «Al final, había una receta mágica», publicado en abril, me puse a reflexionar un poco sobre el tema.

Muy ciertas me parecen muchas opiniones vertidas en esa nota, pero también es cierto que todos sabemos la verdadera ubicación del eslabón que se rompe dentro de la cadena de los medicamentos.

En vuestra nota, observé que únicamente se hacía referencia a los médicos veterinarios, como responsables del gran desorden a nivel expendio de drogas, cuando todos sabemos que los veterinarios somos, hoy por hoy, el último eslabón de la cadena. No se hace mención de la responsabilidad, ya sea de los laboratorios, o las distribuidoras, sobre el problema.

La realidad es que son ellos los que se salen del lógico circuito de distribución.

No somos los veterinarios los que vendemos cualquier tipo de droga a pet´s, barracas o agropecuarias, que no cuentan con profesionales como directores técnicos.

En mi paso por el Colegio de Veterinarios de Río Negro, tuve que lidiar en innumerables ocasiones con este tema, el cual ha agotado totalmente a todos los colegas de mi provincia y me atrevo a decirles, del país todo.

Si entendemos que el «negocio» fundamentalmente de las distribuidoras, al igual que cualquier comercio de cualquier rubro es vender, es lógico que vendan…

En mi reflexión, me preguntaba: ¿tienen los laboratorios algún tipo de control sobre el receptor de las ventas de las distribuidoras de insumos veterinarios?, y me atrevo a responder con un categórico «no», porque el negocio de los laboratorios también es vender.

Como institución, nos costó mucho lograr el control del flujo de ketamina. Cierto es que las culpas son repartidas, por un lado los colegas (que históricamente somos «desordenados» en los papeles, trámites, etc) pero, por otro, están las distribuidoras que siguen (algunas) comercializando esta clase de psicotrópicos en negro y muchas veces sin la presencia de un profesional. Y aclaro que hemos efectuado denuncias al respecto en donde corresponde, sin resultados.

Aquí también, evidentemente los laboratorios fallan, en su ambición de vender más, dejan de controlar. Todo esto nos llevará a la pérdida del manejo de estos productos por dos causas: desorganización de nuestra parte y la ambición de distribuidoras y laboratorios.

No es intención de ningún profesional de la medicina veterinaria quitarse el saco de plomo que significa el manejo de las drogas, pero lo cierto es que mientras los laboratorios y las distribuidoras no modifiquen sus conductas comerciales, la receta será un mero adorno de nuestros consultorios.

Los veterinarios estamos más que capacitados para efectuar recetas, y más.

En nuestro paso por la Facultad, sufrimos la dureza de las distintas farmacologías cursadas. Sabemos, podemos y queremos… pero sin el apoyo de todos los actores participantes, esto no podrá ser posible.

Históricamente los veterinarios hemos cargado con culpas propias y ajenas.

Somos la cara visible de un medicamento que recetamos, no el laboratorio que lo elabora o la distribuidora que lo vende.

Es por eso que ante una falla, los que recibimos la cachetada somos nosotros, y realmente nadie más…

Por otro lado, como médicos, estamos totalmente capacitados para decidir si aplicamos un producto o no y disponemos libremente de un gran arsenal de drogas (inclusive de uso humano) que en función de nuestros conocimientos de farmacología, fisiología, patología, etc, podemos indicar a nuestros clientes.

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