julio 2021 - Mi Negocio Veterinario
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Iván López Vásquez es promotor de un movimiento que busca que los médicos veterinarios se sientan orgullosos de lo que han estudiado y de los servicios que prestan a la sociedad, a sus pacientes y clientes.

Escribe Guadalupe Varelli
De la redacción de Revista 2+2

Iván López Vásquez es el promotor de un movimiento que busca que los médicos veterinarios se sientan orgullosos de lo que han estudiado y de los servicios que prestan a la sociedad, empresas, colegas, clientes y pacientes.
Que cada uno de sus aportes profesionales sea altamente valorado y reconocido, respetado y apreciado. Que sean felices.
Iván López Vásquez, veterinario que se ha especializado en marketing, innovación, coaching y psicología positiva y es director ejecutivo de VetCoach, empresa de consultoría organizacional y empresarial, especializada en la industria veterinaria de los animales de compañía.
Para ello, se apoya en la psicología positiva, una disciplina que promueve el estudio científico de las emociones positivas, de las características positivas de las personas y de las instituciones positivas.
En base a este tema, el referente regional se hizo presente una vez más en la pasada edición del LATAM Business Veterinary Virtual 2021.
Iván López entiende que el Burn Out es un problema frecuente en la profesión veterinaria, y que tiene como origen las largas jornadas laborales, los bajos ingresos, las emociones que despiertan ciertas enfermedades e incluso la muerte de los pacientes, la incomprensión de los clientes. El Burn Out, desde el punto de vista de la psicología positiva, se da cuando la persona manifiesta agotamiento, cinismo y competencia reducida.
“Hablamos de cinismo porque se pinta una sonrisa para salir adelante, pero en el fondo está agotado, y viene un cliente que lo desafía y no tiene paciencia para lidiar con él, y el esfuerzo es doble y eso lo agota más, y se empieza a equivocar más de lo usual”, explicó López.
Entonces, ¿se puede ser más feliz? ¿Cómo?
Siguiendo la psicología positiva, López insiste en que es posible no contagiarse del caos del día a día, es posible estar en el bienestar físico, mental y social. En este sentido, la felicidad es la experiencia frecuente de emociones positivas e infrecuente (aunque no ausente) de emociones negativas.
La clave no está en la intensidad sino en la frecuencia de las emociones positivas.
Eso es lo que nos mantiene fuertes frente a los desafíos de todos los días y se logra estimulando algunas partes de nuestro cerebro que tenemos un poco dormidas.

El resto depende de ustedes

El bienestar depende de la herencia genética en un 50%. Luego, hay un 10% circunstancial, que tiene que ver con el entorno: el coronavirus, el exceso de trabajo, el poco tiempo disponible para el ocio, el género, el nivel de ingresos, el país, la economía y el clima. Pero, además, hay un 40% intencionado, casi la mitad depende de nosotros.
Para mantener alta la frecuencia de emociones positivas, la propuesta de López va a los pormenores: “rescata cada cosa buena que te pase, repite los pensamientos positivos, por pequeños que sean: la alegría del niño que llega con su primer cachorro, el agradecimiento del cliente, la mascota que salió adelante contra todos los pronósticos, el cliente deudor que vino a pagar, el colega que te remplazó cuando no pudiste llegar a tiempo”, detalla.
La conclusión: vos también podés sumarte al movimiento por más médicos veterinarios felices.

Actividades intencionadas

Tal como comentó Iván López Vásquez en la pasada edición del LATAM Business Veterinary 2021, diversas investigaciones científicas han demostrado que la satisfacción con la vida tiene directa relación con el éxito en los resultados del negocio.
Estos estudios les preguntaron a las personas más felices del planeta qué hacen para ser más felices. Estas son las cosas que, con intensión, con esfuerzo y de manera consciente hacen cada día para ser más feliz y estar lejos del burnout y de la depresión.

  1. Expresar gratitud.
  2. Cultivar el optimismo.
  3. Evitar la rumiación.
  4. Evitar la comparación social.
  5. Realizar actos de generosidad, con el conocimiento, el tiempo, el apoyo emocional.
  6. Cultivar las relaciones cercanas.
  7. Desarrollar estrategias de afrontamiento para estar mejor preparados para el próximo evento negativo.
  8. Aprender a perdonar.
  9. Aumentar las experiencias de flow, los nuevos desafíos.
  10. Disfrutar de los placeres de la vida, cada pequeño momento, la clave está en aprender a identificarlos.
  11. Comprometerse con las metas.
  12. Practicar la religión y la espiritualidad.
  13. Practicar meditación.
  14. Realizar actividad física.

Aumentar el número de vacas significa incrementar el tamaño de la actividad. Si además se mantiene constante la superficie, entonces un mayor número de vientres significará también una mayor carga animal por hectárea.

Escriben:
Eduardo Ponssa, Ing. Agr. MBA. Facultad de Ciencias Veterinarias – UNCPBA.
Antonio José Castelletti, MV. MBA. Zoetis Argentina
antonio.j.castelletti@zoetis.com

En reuniones e intercambios con productores ganaderos muchas veces se repiten las preguntas: ¿dónde convendría más aplicar el saldo de la actividad para crecer? o ¿dónde dirigir nuevas inversiones de capital? ¿En tener un mayor número de vacas? ¿En mejorar la eficiencia de los animales que ya se tienen?
Por supuesto que, en el marco de los objetivos y situación propios de cada empresa, es posible la integración de ambas posibilidades en la implementación de una estrategia intermedia (eficiencia + tamaño), tal como veremos.
Aumentar el número de vacas significa incrementar el tamaño de la actividad, ya que se asignan más recursos productivos. Si además se mantiene constante la superficie, entonces un mayor número de vientres significará también una mayor carga animal por hectárea.
El otro camino para el crecimiento es el de la eficiencia por el uso adecuado de los recursos en relación con el producto obtenido. Por eso un índice de eficiencia siempre será calculado como la división entre un resultado (productivo, económico, ambiental, social) y una medida que indique el uso de un factor productivo (tierra, trabajo, capital económico y humano) necesario para lograr tal producto. Son indicadores de eficiencia productiva. Por ejemplo, la producción de carne por Has, los litros de leche por vaca en ordeñe o los % de preñez y destete.
A Gandhi se le atribuye la frase “la velocidad es irrelevante si vas en la dirección equivocada”.
Lo que debe priorizarse es el cumplimiento de los objetivos, la eficacia. De nada sirve ser eficiente en el uso de recursos si no logramos lo que queríamos.
Asumiendo entonces que vamos por el camino adecuado, la mejora de los procesos también es una estrategia válida para incrementar la escala productiva.

Un ejemplo concreto

Dado que los modelos nos permiten comprender mejor un sistema y su funcionamiento, analizaremos esquemas productivos aislando las diferentes variables involucradas en cada alternativa estratégica: eficiencia o carga.
Sobre la base del modelo de cría en la Cuenca del Salado incluido en el Boletín que publica el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (que se puede consultar aquí), se elaboró una situación modal o base cuyos principales indicadores se resumen en la segunda columna del Cuadro N° 1.
Este modelo, al igual que los que se plantearán luego, tiene un descarte anual del 20% de los vientres a servicio y una reposición que mantiene constante el rodeo (% reposición = % descarte + % mortalidad vientres). Para la evaluación se aplicó el software Baqueano Cría de la empresa Uniagro (www.uniagro.com.ar). Este planteo obtiene una producción de carne de 99 kg/ha y, a precios de mayo 2021, un Margen Bruto (Ingreso neto – Costos directos) de 12.566 $/ha (unos 130 dólares “oficiales”).

A los números

El Modelo N° 2 simula la estrategia de crecer en cantidad de vacas (manteniendo constante la superficie, es decir: una mayor carga). En esta situación, la cantidad de vientres a servicio se incrementa casi en un 60%, llegando a 410 cabezas = una carga de 0,91 vientres/ha.
Como la eficiencia por vaca se mantiene constante, la producción aumenta en la misma proporción en que creció la carga y alcanza los 158 kg/ha.
Pero más vacas significan mayores costos: en este caso aumentaron los gastos de personal, los de alimentación (principalmente) y los de sanidad (debido al mayor número de vacas), pasando de unos 2.500 $/ha a 7.000 $/ha de costo directo.
Por eso el Margen bruto mejora, pero en menor proporción al incremento de la carga: 16.960 $/ha (35% de aumento).
La otra alternativa es la de la eficiencia.
Para evaluar este factor se planteó un tercer modelo que, con la misma cantidad de vacas que el Modelo 1, logra una mayor eficiencia reproductiva y una tasa de destete del 84%.
Si bien no alcanza la productividad del modelo de alta carga, consigue producir 113 kg/ha. Es decir, un aumento del 15% respecto al planteo base.
Pero, a diferencia del caso anterior, esta mejora se logra con un bajo costo adicional: aumentaron los gastos en sanidad por cabeza, el personal y la alimentación (ya que hay más amortización de pasturas).
Por tal razón el Margen Bruto aumenta más que proporcionalmente al incremento productivo, ya que lo hace en un 22% respecto del Modelo N° 1.
En definitiva: el aumento de la carga aumenta la producción, pero en base a una más que importante “inyección” de costos, además del mayor capital que representan las vacas. El planteo eficiente, en cambio, alcanza un incremento productivo de menor magnitud, pero en base a relativamente menores costos adicionales.
Podría decirse que la mejora del resultado económico, es de mayor “calidad” que el que se logra sólo mediante el capital económico (más vacas). De hecho, un indicador de interés como la participación de terneros y terneras (que es la categoría “objetivo”, y, obviamente, la de mayor valor económico por kg) en la producción de carne (donde también cuentan los descartes de vacas y toros), aumenta del 50% al 55% al comparar el Modelo 1 con el 3.
La mejora de la eficiencia requiere de tecnología, conocimiento y gestión de procesos.
En suma: capital intelectual.
El Margen Bruto por Ha expresa la eficiencia económica en el uso de la tierra, pero nada nos dice respecto al uso del capital total. En la medida en que se intensifica el sistema se requiere medir la rentabilidad operativa que surge de relacionar al margen con el capital invertido.


La Rentabilidad Operativa del Modelo 1, considerando el capital circulante (gastos directos), el de hacienda y el de pastura (sin incluir al capital tierra), es de 25,7% (Cuadro N° 2). Esta sería la tasa de interés que entrega el sistema.
Esta rentabilidad baja a 20,9% en el Modelo 2 (el capital agregado aumenta proporcionalmente más que el incremento de resultado) y sube a 29,6% en el Modelo 3, demostrando cómo la eficiencia potencia al capital económico.
Es interesante ver cómo la rentabilidad operativa total, considerando todo el capital invertido es casi la misma en los modelos 2 y 3 (5,24% y 5,19%, respectivamente).
Esto muestra cómo a partir de dos estrategias diferentes, se llega a una tasa de interés “integral” prácticamente igual.
Finalmente, el efecto combinado de ambas estrategias, carga (capital económico) y eficiencia (capital intelectual, fundamentalmente) se observa en el Modelo 4, que integra a los Modelos 2 y 3 (última columna del Cuadro N° 1).
Este caso, elaborado sobre la base de la situación mejorada de cría en la Cuenca del Salado, del mencionado Boletín trimestral, presenta el mismo aumento de carga del Modelo 2 y el mismo aumento de eficiencia del Modelo 3.
En el Cuadro N° 2 se ven los resultados totales y destaca que en el caso 4 consolida en base a carga el resultado que genera la eficiencia.
También se deduce que, así como una alta carga apalanca resultados positivos, también puede volverse en contra cuando la eficiencia sea baja, lo que significa un mayor riesgo.
Asimismo, si se observa el indicador “resguardo forrajero”, que mide la oferta anual de pasto en relación con los requerimientos del rodeo, se verá que a los modelos de alta carga “no les sobra nada”, por lo que estarían más complicados en años de menor producción forrajera.
Los modelos 1 y 3, en cambio, disponen de cierto “colchón” de pasto (ya que hay un sobrante de entre 10 y 16% de los requerimientos animales). En parte, esto se relaciona a la cantidad de hembras (vacas y vaquillonas) en stock por cada ternero vendido, el cual desciende en 0,5 cabezas en los modelos de mayor eficiencia.
En el orden nacional, un mejoramiento de este índice se traduciría en una mayor tasa de extracción del rodeo.

Tomar decisiones

Considerando un valor constante del campo de US$ 2.500 por Ha en todos los casos, se calculó el Margen Bruto por cada US$ 1.000 de tierra, el cual “va de la mano” de la rentabilidad de la tierra. Aquí son favorecidos los modelos de alta carga: maximizan el resultado por Ha.
Si calculamos la tasa marginal de interés respecto a la situación base, que se obtiene al invertir capital en cada una de las direcciones posibles (carga, eficiencia y combinación de ambos), obtenemos la rentabilidad adicional de cada modelo, que se presenta en el Cuadro N° 3.


No hay dudas que la eficiencia (Modelo 3) constituye un dinamizador neto ya que logra tasas de interés reales del orden del 100% sobre el capital sin tierra y sobre el capital hacienda. Se trata de usar mejor lo que se tiene antes que tener más, o, en todo caso, combinar ambas estrategias. Porque el aspecto que puede resultar favorable del aumento del tamaño es la tenencia.
Si se asume que en el largo plazo el valor de la hacienda tiende a aumentar, lo cual, aunque con alta variabilidad, ha ocurrido en los últimos 30 años, los planteos de mayor carga son los que más capturan esta mejora de precio, generando un resultado adicional al productivo denominado Resultado por Tenencia.
En una “ganadería de tenencia”, lo primordial sería tener muchas vacas antes que su eficiencia productiva. Si asumimos que en un año el precio real de la hacienda aumentara un 10% (por encima de la inflación) se logran los resultados por tenencia que se muestran en el Cuadro 4. Si este resultado se agrega al Margen Bruto “productivo” se obtendría el Margen que figura en dicho cuadro. Los modelos 2 y 4 resultan beneficiados en este escenario.
Claro que también, si el resultado por tenencia fura negativo (por disminución de precio del inventario final respecto al inicial) serían los más afectados, en particular el caso 2 que no cuenta con el factor eficiencia como estabilizador.
El mejoramiento de la eficiencia es una estrategia con múltiples posibilidades, que exceden a las consideradas en los modelos 3 y 4 de este artículo: reducción en la edad de entore de la vaquillona, mayor producción forrajera, mejor aprovechamiento forrajero, mejoramiento del índice de conversión, reducción de la mortalidad, mejor distribución de la preñez, mayor peso al destete por mejoramiento genético y/o por condiciones maternas, uso estratégico de la suplementación y reservas forrajeras, mejoras sanitarias, engorde de los descartes, destete precoz, etc.
Pero no solamente la eficiencia permite aumentar la producción y la rentabilidad económica, también posibilita una menor contaminación ambiental y una reducción de la emisión de gases de efecto invernadero por kilogramo producido.
Afortunadamente, hay mucho por hacer.

Bajo el lema “Cuando uno precisa un consejo, recurre a los más experimentados”, el laboratorio Ruminal lanzó una nueva campaña sobre Rumiclamox (comprimidos) para caninos y felinos. 

“Se trata de un antibiótico betalactámico, bactericida, inhibidor de betalactamasas, que combina Amoxicilina y Ácido Clavulánico, y ha demostrado resultados en el mercado”, aseguraron desde la empresa. 

Y agregaron: “Rumiclamox está indicado para hacer frente a infecciones digestivas, respiratorias, dérmicas y genitourinarias”.

 

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El producto se encuentra disponible en sus tres presentaciones: 

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Más información en: www.ruminal.com.ar 

En el mundo digital en el que vivimos, la imagen es un atributo que debemos trabajar en doble vía. No lograr coherencia en las dos caras de esta misma moneda puede alejarnos del posicionamiento de nuestra marca.

Escribe Eliana Mogollón
Clínica Veterinaria Ottovet, Bogotá, Colombia.
elianamogollonvergara@gmail.com

Para iniciar, quiero contarles que el tema de este artículo lo quise abordar luego de visitar durante los últimos años un número significativo de clínicas veterinarias y descubrir que, en numerosas ocasiones, no existe coherencia y sinergia entre su imagen online (redes sociales, página web) y la offline (sus instalaciones físicas).
Hallé dos situaciones repetidas, que les comparto aquí:

  1. Las clínicas que “engañan” a sus usuarios: Es dura la palabra engaño, pero fue el sentimiento que tuve al visitar algunas marcas que por redes sociales me brindaron una imagen impecable, agradable y amigable; pero que en la visita presencial, me hicieron sentir una experiencia completamente diferente.
  2. Las clínicas que son potencialmente invisibles: Aquí me refiero a todo lo contrario, a aquellas clínicas veterinarias que tienen instalaciones agradables, buena atención al cliente, protocolos claros y procesos organizados, pero que desafortunadamente tienen una mala imagen digital. Algunas sin redes sociales o página web, otras con redes sociales mal manejadas, etc. Estas empresas están desaprovechando una oportunidad de atraer nuevos clientes.

Oportunidades de mejora

Si no nos convencemos de nuestra propia imagen, ¿cómo esperar a que los demás se fijen en nosotros?

Este análisis me llevó a pensar que existe una oportunidad enorme que tal vez estamos desaprovechando en nuestras empresas veterinarias. La oportunidad de potencializar nuestra presencia de manera adecuada en el mundo digital. Tal vez lo que muchos se preguntan es: ¿qué tan importante es hacer presencia en el mundo digital? En mi caso, podría decirles que es importante, necesario y hasta obligatorio. No tener una “vitrina” online podría ser igual a no existir.
Estamos en una etapa de la humanidad en donde la inmensa mayoría de la población tiene acceso ilimitado a toda la información de Internet. Es allí donde, en muchas ocasiones, inicia el proceso de descubrimiento de las marcas y el camino hacia las ventas. ¿Pero de qué sirve estar en el mundo online y tener una “vitrina digital” si lo que muestran no se parece en absoluto a lo que son y a lo que venden?
La respuesta es clara y contundente: no sirve de nada. Tener una web o una red social abierta solo por cumplir con el requisito y sin una estrategia adecuada es algo poco práctico y desgastante.

¿Por qué ocurre ese fenómeno de incoherencia entre imagen online y offline?

Aquí les dejo una lista con algunas de las posibles causas de esta situación sobre la cual sin dudas se puede avanzar.

  1. Falta de claridad en la identidad de la marca. Para iniciar debemos saber qué tipo de marca somos, establecer una personalidad, un estilo a reflejar. Para esto, es práctico crear un “avatar”; pensar en la marca como un individuo que necesita tener claro cómo quiere verse ante la sociedad. Definiendo esto, es más fácil trabajar en el cómo lo comunicamos a los demás.
  2. No contar con una estrategia digital. Aquí es importante aclarar que no solo se trata de abrir una red social y subir imágenes y videos en las que tengamos. En este punto debemos evaluar el objetivo que queremos lograr por medio de marketing digital (incremento en número de nuevos clientes, aumento de interacción con los clientes, crecimiento en ventas, entre otros). Partiendo de ese objetivo, debemos elegir el público al que queremos llegar, las plataformas digitales adecuadas, el tipo de comunicación, el indicador a medir y los puntos de evaluación y control.
  3. Dejar las redes sociales o página web a cargo de una persona sin conocimiento en el tema. Es cierto que contratar una agencia digital o un community manager puede tener un limitante económico, pero es necesario que este tema sea trabajado por personas que tengan un conocimiento básico del mundo digital, de la creación de contenidos y en general de la elaboración de una estrategia de marketing digital.
  4. No equilibrar el esfuerzo dedicado a trabajar la imagen en sus dos facetas (online y offline). Es decir dedicar mucho más esfuerzo a una que a la otra.
  5. Realizar publicaciones de redes sociales o blogs en la web únicamente con imágenes tomadas de Internet (bancos de fotos). Es decir: no exponer las instalaciones, el personal y en general la realidad de cada clínica veterinaria.
  6. Entregar siempre el mismo mensaje en los canales digitales. Por ejemplo, publicar únicamente ofertas o promociones. Esto ocurre frecuentemente y hace que las personas perciban que la marca está interesada solo en vender, limitando la oportunidad de exhibir la gran labor que hacen con los pacientes en la clínica veterinaria.
  7. Invertir todos los recursos en la imagen digital, dejando de lado la experiencia sensorial presencial del establecimiento (olor, ambientación, organización del establecimiento).
  8. Falta de comunicación y capacitación al equipo de trabajo. ¿El equipo de trabajo refleja el estilo de marca? Preguntárselo y analizarlo es fundamental para establecer sinergia entre la imagen de los colaboradores y la imagen de la marca.
  9. Falta de integración de las campañas online con el mundo offline. Por ejemplo lanzar una campaña de profilaxis en las redes sociales sin apoyar la comunicación de la misma en el punto de venta con folletos, habladores, imágenes en las pantallas o Tv´s, entre otros. En este punto debo decir que en muchas ocasiones vi promociones en los perfiles digitales (Instagram y Facebook), las cuales consulté con los colaboradores de los puntos de venta y varios no conocían o no tenían claridad de las mismas.

A la práctica

Tener una página Web o redes sociales abiertas solo por cumplir con el requisito, y sin una estrategia adecuada, es algo realmente poco práctico y muy desgastante.

Estas podrían ser apenas algunas causas. Pero para hacer práctico y útil este tema, les sugiero que piensen en su caso en particular y realicen el siguiente ejercicio: Busquen a un grupo de personas que no conozcan de su empresa, exhíbanles su “vitrina” digital, por ejemplo, el perfil de instagram de la marca y realicen preguntas como:

  • ¿A qué crees que nos dedicamos?
  • ¿Qué servicios o productos crees que ofrecemos?
  • ¿Cómo te imaginas que son nuestras instalaciones?
  • ¿Cuántas personas crees que trabajan en nuestra empresa?
  • ¿Qué tipo de estilo o personalidad crees que tiene de nuestra marca?

Encontrarán respuestas que los sorprenderán, descubrirán qué tan cerca o lejos están de transmitir la imagen que quieren.
Este ejercicio también lo pueden hacer con veterinarias que ustedes conocen. Entren a sus redes sociales y evalúen qué tan coherente es el perfil online con la realidad presencial; cataloguen en cuál de las dos situaciones que vimos al principio pueden estar estas marcas: ¿Clínicas que “engañan” a sus usuarios o clínicas potencialmente invisibles?
Por último, termino diciéndoles que nunca es tarde para autoevaluar la imagen de nuestra empresa, verla en un espejo y determinar qué tan satisfechos nos sentimos exhibiéndola al mundo entero.
Muchas veces no se requiere de invertir grandes cantidades de dinero para obtener cambios significativos, se requiere de pequeños detalles que podrían estar cambiando la experiencia de aquellos que nos visitan.
Si no nos convencemos de nuestra propia imagen ¿Cómo esperar a que los demás se fijen en nosotros?

Más sobre Eliana Mogollón

Abogada de la Universidad Libre de Colombia. Especialista en gerencia comercial y mercadeo de la Universidad EAN. Postgrado en gestión y marketing veterinario (en curso). Cofundadora y directora comercial de Clínica Veterinaria Ottovet. Cofundadora de Verlot restaurante y eventos. Instagram: @elianasofiamogollon.

Según la Universidad, estas personas reflejan la pluralidad y riqueza de sus 200 años de historia. Se destacan la Med. Vet. Mabel Basualdo, presidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria y el Dr. Alberto Carugati, entre otros.

Este 12 de agosto, la Universidad de Buenos Aires cumple 200 años. A lo largo de estos dos siglos, la UBA ha levantado la bandera de la educación pública, gratuita, masiva y de calidad, valores que están muy arraigados en el imaginario colectivo de las y los argentinos. “Nos toca celebrar el Bicentenario en condiciones excepcionales por la pandemia. Pero como la UBA es un patrimonio colectivo, aspiramos a que el festejo y la celebración también lo sean”, declaró Alberto Barbieri, rector de la UBA.

En el marco de la conmemoración de los 200 años, el Rectorado decidió reconocer a 200 personalidades de la UBA que constituyen una pequeña muestra de los miles y miles de docentes, graduados y graduadas que, con su talento, su compromiso y su vocación mantienen a esta institución en lo más alto y renuevan su prestigio generación tras generación.

Cada Unidad Académica decidió destacar a aquellas/os que por su especial trayectoria en el campo profesional, académico, científico, cultural, empresarial y/o de gestión enaltecen a la UBA en su Bicentenario. Son 200 nombres con historias y caminos heterogéneos y diversos, pero que, en conjunto, reflejan fielmente la pluralidad y riqueza de la  Universidad.

Se destacan la Med. Vet. Mabel Basualdo, presidente de la Sociedad de Medicina Veterinaria, y el Dr. Alberto Carugati, entre otros.

El acto del Bicentenario UBA, en el que se le entregará la distinción, se realizará el 12 de agosto en la Facultad de Derecho Av. Figueroa Alcorta 2263 (CABA) a las 17:30hs.

Compartimos la opinión del Dr. Carlos Imparato, director comercial en Holliday Scott, sobre la situación de la industria de la sanidad animal.

Todo análisis que realicemos del sector de la sanidad animal no puede estar desconectado de la crisis sanitaria, social y económica que el mundo vive hace ya más de un año y medio. La pandemia y sus múltiples consecuencias han reconfigurado, de algún modo, el futuro.
Específicamente en nuestro sector el impacto es notable: uno de los peores momentos de la humanidad coincide con, posiblemente, uno de los mejores de la profesión veterinaria en términos de expansión y oportunidades.

El potencial del que hace años hablamos para el mercado de fármacos y vacunas destinadas a los animales de compañía se hizo visible y palpable en 2020. La pandemia hizo visible ese mercado potencial. Y ocurrió sin que hayamos sido nosotros proactivos para tal fin como sector; sucedió en base a cómo se potenció en este contexto de cuarentenas y aislamientos el vínculo entre las personas y sus mascotas.

¿Hay real convicción en los cambios de conducta que nos impuso el contexto? ¿Seguirán las consultas por turno, los protocolos y la segmentación de clientes en las clínicas veterinarias?

Como fuere, nos encontramos frente a una oportunidad, aunque por cierto con algunos interrogantes: ¿hay real convicción en los cambios de conducta que nos impuso el contexto? ¿Seguirán las consultas por turno, los protocolos y la segmentación de clientes en las clínicas veterinarias? ¿Se hará esto hábito o paulatinamente iremos volviendo a las prácticas prepandemia?

Este dato no es menor. Como sector ahora tenemos la obligación de seguir construyendo nuestro destino. Ese mercado potencial existe, ya lo vimos y está sustentado en un vínculo emocional tan fuerte que no desaparecerá de un día para el otro, seguirá por siempre.

Viento a favor, problemas e interrogantes

Con todas las consecuencias negativas que ha generado sobre la población mundial, la pandemia planteó una oportunidad para las empresas del sector que estaban preparadas para asumir desafíos.

La industria de laboratorios veterinario tuvo viento a favor. Es cierto, pero con problemas. No fue posible, sobre todo en el 2020, mantener un nivel de actividad similar al de prepandemia. Todas las empresas hemos tenido problemas en el abastecimiento hacia nuestros clientes, como también lo tuvieron hacia la industria algunos proveedores.

Sin embargo, los vínculos que desarrollamos en nuestras cadenas de valor amortiguaron ese déficit y dieron un voto de confianza a los que tenemos un estilo de trabajo comprometido, persistente y transparente. El aprendizaje fue rápido en Argentina, pero también en la región.
En todos los países en los que Holliday Scott está presente dentro de América Latina, se vivieron situaciones similares a las que estamos aquí describiendo.

La vara está más alta, no hay dudas. Pero sostengo el interrogante: ¿seremos, como sector, inteligentes para mantener “la llama encendida” del mercado y capitalizar que el nivel de crecimiento a futuro va a ser otro?

Es evidente que las personas que no tenían mascota y en pandemia adoptaron una, seguirán reforzando su vínculo. Tanto como quienes en estos tiempos de cuarentena encontraron en sus perros y gatos un soporte emocional conmovedor y generoso. ¿Y nosotros? ¿Podremos seguir difundiendo la importancia de la consulta veterinaria de manera efectiva? ¿Podremos enfocarnos más en la prevención? ¿Podremos aumentar la valorización del rol profesional?

Nuestra empresa siempre desea ampliar su cobertura de mercado, abarcando cada vez más países y vendiendo más en donde nuestro desarrollo ya lleva varios años. Hoy, toda gestión (registros, tramites de expo/impo, etc.) ante los organismos estatales se ha enlentecido, y esa falta de dinámica nos pone frente al desafío de intentar resolverlo. El contexto sanitario ayuda y mucho para ese escenario.

En este 2021, Holliday Scott cumple 55 años de vida y nos propusimos seguir trabajando en el desarrollo de nuevas categorías y productos, así como en nuestra expansión territorial. Vemos potencial en las nuevas tendencias, pero también en lo que veníamos haciendo… Los niveles de desparasitación interna siguen siendo extremadamente bajos frente a la real población animal. ¿Podemos ser proactivos en este tema?

El rol docente del veterinario no puede estar ausente: haciendo buena medicina, los profesionales hacen que el mercado crezca, con el consecuente beneficio de tener más animales sanos y evitar tragedias como, por ejemplo, la ocurrida hace unos meses con la muerte de una mujer de rabia humana tras ser mordida por un gato callejero en la localidad bonaerense de Coronel Suárez.

Holliday Scott seguirá acompañando al veterinario con herramientas que van más allá de los productos; tienen que ver con generar más acceso al conocimiento para que la práctica del día a día sea cada vez mejor.

Invertir en lo que viene

El mercado de la sanidad animal creció y benefició a distintos actores de la cadena, pero fundamentalmente a los que estaban preparados para asumir los desafíos y crecer. Tal es así que a inicios de la pandemia finalizamos la nueva planta de la empresa ubicada en Zárate, Buenos Aires, la cual con 1.600 metros cuadrados cubiertos tiene como destino la fabricación de todos los productos que integran nuestra categoría de antiparasitarios externos. Estamos terminando la construcción de dos naves complementarias de 600 metros cuadrados cada una, para luego avanzar con la nave gemela de 1.600 metros cuadrados paralelos a la primera.

Estas inversiones tienen que ver con las proyecciones realizadas y nuestras metas a 2030. Muchos dirán que en nuestro país es imposible realizar este tipo de estimaciones, pero el ejercicio de hacerlas sirve para reconfirmar nuestra visión, marcar un norte, imaginar un horizonte el cual requiere presupuestar capacidad de producción, equipamientos, necesidades de personal, etc, etc.

El mercado habla a las claras. El rubro de animales de compañía no creció solo en pandemia; desde hace años avanza de manera sostenida en el mundo. Es todo esto lo que nos lleva a querer seguir creciendo e invirtiendo. Es un mercado en el que vale la pena estar. Aún en los peores momentos, no solo nos vimos bendecidos con trabajo, sino que pudimos desarrollarnos, ampliar líneas, generar trabajo.

Como empresa, vemos un futuro prometedor en el desarrollo de la medicina preventiva como una categoría en sí misma, involucrando a distintos tipos de productos, desde vacunas hasta diversas soluciones farmacéuticas y nutricionales. La obligación es estar a la altura de las circunstancias y de la nueva demanda.

Te proponemos una metodología concreta para avanzar en las veterinarias y un ejemplo para ver las medidas de control necesarias para su cumplimiento.

En la edición de mayo de esta Revista 2+2 publicamos la primera parte de un exhaustivo artículo a cargo del consultor español José Luis Villaluenga (disponible aquí), con foco en las claves a considerar para armar el plan del marketing de un centro veterinario.

Ahora bien, en esta segunda entrega veremos qué preguntas concretas se deben hacer y cómo obtener las respuestas a partir de un completo análisis interno de la veterinaria, para luego destacar un ejemplo en cuanto a cómo establecer las medidas de control necesarias para su cumplimiento.

Allí y luego de dejar en claro qué es un cómo se realiza un Plan de Marketing, el referente de www.rentabilidadveterinarias.es deja en claro por qué es importante dejarlo por escrito, para luego introducirse de lleno en el armado de un Plan de Negocio y los interrogantes a responder para poder confeccionarlo.

  1. ¿Dónde estamos en este momento?
  2. ¿A dónde queremos llegar?
  3. ¿Qué vamos a hacer para llegar?
  4. ¿Cómo y cuándo lo haremos? ¿Quiénes lo harán y cuánto nos costará?
  5. ¿Cómo sabremos que hemos llegado?
  6. ¿Qué podemos hacer si lo alcanzado no es lo esperado?

Ejemplo práctico

Más allá de que aquellos que quieran acceder a este informe completo pueden hacerlo desde este aquí, a continuación compartimos un ejemplo práctico c por José Luis Villaluenga en planteamiento estratégico.
Imaginemos querer ir de viaje a Suiza (objetivo). Para ello, debo saber mi punto de partida (análisis de situación). Estoy en Madrid. El objetivo hay que puntualizarlo más: quiero estar en Suiza el día 24 de febrero, por ejemplo.
Suponiendo que ni en el entorno, ni en el análisis externo e interno, haya nada que me lo pueda impedir, el siguiente paso sería: ¿Qué voy a hacer para ir a Suiza? Tomar un medio de locomoción. Esta es la estrategia.
Luego, hay que desmenuzar la estrategia en un plan de acción o acciones, con las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo iré? En coche, en avión, en bicicleta, andando… Voy en avión.
  • ¿Qué día saldré?
  • ¿En qué compañía aérea?
  • ¿Qué tipo de billete sacaré?
  • ¿Qué dinero dispongo para el viaje?
  • ¿Viajaré sólo o acompañado?
  • ¿Quién sacará el billete?
  • ¿Qué necesito llevarme en el viaje?
  • ¿Dónde me hospedaré?
  • ¿A qué voy a Suiza?
  • ¿Cuál es mi plan del viaje a Suiza?
  • ¿Cuándo tengo qué comenzar con los preparativos?
  • ¿Cómo sabré que va todo bien antes de ir a Suiza?

Plan de control

En el plan de control, habrá que establecer una serie de fechas planificadas que permitan saber que todo lo que hay que hacer se está haciendo en la la fecha respectiva, por la persona adecuada y con el presupuesto determinado.
Si sabemos que algo de lo anterior puede no cumplirse y alterar nuestra planificación, es mejor anticiparse y escribir qué hacer en caso de que no encuentre billete, que no pueda asistir por algún motivo mayor, (ahora por la covid-19). Esto sería el plan de contingencias.

¿Te interesa este tema? Accedé al artículo completo del consultor español José Luis Villaluenga desde aquí.

La propuesta de este artículo es pensar qué es un plan de Marketing personal y entender cómo nos puede ayudar a poner en valor lo que genera mayores ingresos en la veterinaria, nuestro trabajo.

Escribe Carlos López Delfino
Consultor en gestión y desarrollo profesional veterinario.
clopezdelfino@gmail.com

El primer libro de marketing veterinario que leí, hace muchos años, estaba escrito por un veterinario argentino y se refería al marketing, el management y las ventas para proveedores y profesionales del sector agropecuario. En esa época también se daban algunos cursos o charlas en las facultades sobre este tema, donde se hacía mucho hincapié en el punto de venta, el local, la veterinaria, la ubicación, la decoración y la accesibilidad.
El marketing veterinario venía de la mano de los proveedores que nos aportaban marquesinas, carteles, estanterías… materiales de promoción en puntos de venta. Nos “vestían” la veterinaria y proporcionaban elementos prácticos y bien diseñados que nos servían para tener una veterinaria atractiva.

El marketing personal ayuda a los profesionales a ser vistos como líderes o referentes dentro de su ámbito de acción, resalta sus habilidades, su rol.

Otro de los temas que se trataban en aquella época era el nombre de la veterinaria. Se nos proponía que sea un nombre distintivo, que permita ubicarnos geográficamente u orientar la especialidad a la que nos dedicábamos. No existían ni la Web, ni los buscadores, ni los mapas con geolocalización, mucho menos los hashtags #; o los @, por ejemplo…
Mi primera veterinaria la abrí en Los Frentones, en la provincia de Chaco, y se llamaba “Veterinaria Los Frentones”. Como era la única en el pueblo, ese nombre estaba bien; pero hoy hay muchas veterinarias en todos lados y no todas pueden tener el nombre del lugar, entonces nos ponemos creativos y le damos mil vueltas hasta encontrar un nombre que nos guste o nos identifique.
En esa búsqueda surgen nombres como “Centro de Diagnóstico Integral Veterinario para el Tratamiento para Mascotas”, por ejemplo, y como es largo abreviamos, lo ponemos en siglas: CDIVTM, un trabalenguas.
O bien recurrimos a los nombres que más resuenan: Patitas, Huellitas, El Rodeo, El Alazán, La Vaca Loca (en una época estuvo muy de moda) o La Rural, un clásico. Muchos de estos nombres tienen millones de resultados en cualquier buscador Web red social. No le hacemos fácil al cliente encontrarnos.
El paradigma cambió, el acceso a la publicidad y a la visibilidad de nuestro negocio se hizo mucho más económico y amigable.
Los veterinarios acompañamos ese cambio, primero en Facebook, luego en Instagram, pero ¿aprendimos a usar ese recurso?
¿Sabemos para qué las usamos o solo trasladamos lo que sabíamos del marketing del punto de venta a las redes?
Todos los días veo perfiles de colegas, de sus negocios, de sus veterinarias, y lo que veo es una “vidriera” donde se promocionan alimentos balanceados, accesorios para mascotas, cosmética. Y si somos una tienda en línea me parece perfecto, pero si somos una clínica veterinaria; si somos veterinarios, no debería faltar eso que no veo: a nosotros, la herramienta que somos, lo que resolvemos, lo que le aportamos a la sociedad.
Los clientes no nos discuten el precio de un cepillo o un colchón para su mascota, pero sí los honorarios. Entonces decimos que no nos valoran, pero ¿por qué deberían valorarnos si nosotros mismos, día a día, le asignamos más valor a cualquier otro ítem o producto de la veterinaria que a nuestro trabajo?

El plan de marketing personal

El marketing personal ayuda a los profesionales a ser vistos como líderes o referentes dentro de su ámbito de acción, resalta sus habilidades, su rol, su identidad e imagen. La mayoría de las profesiones lo utiliza, piensen en los abogados, odontólogos o médicos, sus negocios no tienen nombres de fantasía, generalmente su marca es su nombre.
A través del marketing personal, se crea una marca a partir de una persona concreta.
Con esto se logra diferenciarla de la competencia, producir la sensación de que aporta un valor diferente y ayuda a lograr un posicionamiento que involucra sus talentos, habilidades, valores y objetivos.
Es una herramienta que le sirve a todos los veterinarios, no solo a los que tienen un negocio “a la calle”. Hay muchos colegas en el ámbito rural que son independientes o autónomos. Lo mismo sucede en pequeños animales, muchos comenzamos haciendo guardias nocturnas o cubriendo turnos en días de la semana, nos contratan por un servicio y para eso tienen que conocernos.
Con el título de médicos veterinarios tenemos el 50%, nos falta el resto.
Una frase que escuché hace poco dice: “un almacenero con un plan es un futuro empresario; un almacenero sin un plan es un futuro almacenero”, cada uno elige.

¿Qué incluye un plan de marketing personal?

Se compone de un conjunto de estrategias que ayudan a destacar las características profesionales y personales y a dejar en claro cuáles son los puntos fuertes y el tipo de trabajo que se realiza.
Un buen plan debe incluir tres elementos:

1. Una marca

Lo bueno de la marca personal es que la tenemos desde que nacemos, y también tenemos un título. ¿Por qué entonces el nombre de la clínica o la veterinaria no es el nuestro? ¿Por qué gastar recursos y energía en un nombre que se repite, que nadie registra y que cualquiera puede usar?
Muchos veterinarios ya tienen un nombre de fantasía en sus negocios o perfiles de redes sociales, en ese caso pueden agregar su nombre propio en la presentación o descripción.

2. Una propuesta de valor

Debemos ser unos 25 mil veterinarios en Argentina, ¿cómo nos diferenciamos más allá de la especialidad? Una estrategia de marketing personal aborda y desarrolla lo que nos hace únicos, lo que nos diferencia, el por qué nos eligen a la hora de contratar nuestros servicios.
Para desarrollar la propuesta de valor necesitamos saber quiénes somos, conocer cuáles son nuestros talentos y aptitudes, qué nos destaca.
Tenemos que preguntarnos: qué conocimientos, habilidades y capacidades poseo, cuáles son mis mayores logros, soy clínico general o especialista o hago ambas cosas, cuáles son mis cualidades, qué resuelvo.
En síntesis, ¿por qué me pagarían a mí y no a otro que brinda el mismo servicio? Tener una propuesta de valor clara es fundamental a la hora de posicionarnos.

3. Objetivos concretos

Al momento de pensar un plan de marketing personal, el objetivo grande o meta podría ser “vivir haciendo lo que nos gusta”, convertir ese sueño, esa vocación, en la forma de ganarnos la vida.
Esa meta no tiene un tiempo de ejecución, es una manera de vivir, y detrás de ella se desarrollan la estrategia y los objetivos tácticos que planteemos.
Cada uno puede tener diferentes objetivos, pero uno que no podemos dejar de lado son los objetivos económicos, de algo tenemos que vivir.
También podemos tener objetivos específicos de corto o mediano plazo alineados a la meta. Esto nos va a brindar foco y nos va a ayudar a administrar mejor los recursos, sean económicos o de tiempo.
Cumplir pequeños objetivos nos genera motivación, energía y cada vez vamos a obtener mejores resultados convirtiendo este proceso en un círculo virtuoso.
Hoy tener una marca personal y un plan de marketing personal es imprescindible para crecer y avanzar profesionalmente, por eso debemos comprometernos con el proceso. No se trata de algo estático sino de un desarrollo que nos acompaña todos los días, se crea y recrea a diario.

¿Cómo podemos iniciar con este plan?

Dediquemos tiempo a nuestra carrera y a nosotros, no solo en el consultorio o en la manga, sino también en el escritorio, sentémonos a pensar y describir qué queremos. Organicemos la información, las ideas que tenemos, qué recursos necesitamos, deliñemos objetivos. Este plan nos llevará de la situación actual a la deseada, no esperemos que las oportunidades o las cosas vengan con los años o con la experiencia, salgamos a crearlas. Pidan ayuda. Sí, pidan ayuda, no todos tenemos que saber todo.
La pandemia aceleró aprendizajes, nos corrió de lugar, muchos me dicen que tuvieron que innovar, ser creativos… ¿era necesaria una pandemia? Si algo caracterizó siempre al veterinario argentino fue la capacidad técnica y de adaptación, la flexibilidad, muchas veces con poco y nada de tecnología, supimos resolver. Todos somos creativos e innovadores, solo es cuestión de observar cómo lo hacemos a diario en la práctica profesional.
Supimos reaccionar, fuimos reactivos, la propuesta es ser proactivos a la incertidumbre sin pandemia de por medio.

Los 7 beneficios del Marketing personal

  • Mejora la imagen y reputación profesional.
  • Nos hace más competitivos en el mercado laboral.
  • Nos ayuda a diferenciarnos.
  • Nos posiciona como referentes.
  • Nos permite gestionar nuestra propia reputación.
  • Mejora nuestra empleabilidad.
  • Nos pone en una situación de ventaja ante escraches en redes sociales.

Más sobre Carlos López Delfino

Médico veterinario de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE. Consultor en gestión y desarrollo profesional veterinario. Facilitador y Coach Ontológico Profesional certificado. Email: clopezdelfino@gmail.com. | Instagram: carlos_vetcoach.

Dengue, Chagas y el rol del cambio climático en la propagación de enfermedades infecciosas que afectan tanto a humanos como a animales. Conocé qué pasa en la región y sus posibles impactos.

Escribe Pablo J. Borrás
Vet. Esp. MSc.
pablojesusborras@gmail.com

El 17% de las enfermedades infecciosas que aquejan a la humanidad son aquellas transmitidas por vectores, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas enfermedades tienen, dentro de su mecanismo de transmisión, la intervención de algún artrópodo hematófago.
Como ejemplo podemos citar numerosos casos: los mosquitos y la Fiebre Amarilla, los flebótomos y los distintos tipos de Leishmania, la pulga Xenopsylla cheopis y la peste bubónica, entre otros.

El Trypanosoma cruzi es un parásito extra e intracelular responsable de la enfermedad de Chagas-Mazza en el hombre, que afecta aproximadamente a 7 millones de personas y que amenaza a 100 millones de personas en América Latina (Coura, 2010; OPS, 2014). Según los últimos datos de la Argentina, existen 1,5 millones de personas infectadas y 7.300.000 personas que viven en zonas de riesgo de transmisión vectorial. Aunque existen rutas alternativas en la forma de transmisión, el principal mecanismo es a través de algunos integrantes de un grupo de insectos (conocidos como triatomineos), siendo el principal representante para nuestro país, la vinchuca.

Según la OMS, el 17% de las enfermedades infecciosas que aquejan a la humanidad son aquellas transmitidas por vectores.

La enfermedad conocida como Dengue es causada por un grupo de arbovirus del mismo nombre, integrado por 4 serotipos antigénicamente relacionados que son transmitidos principalmente por el mosquito Aedes aegypti. Los síntomas son muy variados, desde un cuadro febril agudo hasta el temido Dengue hemorrágico que puede ser fatal. Existen aproximadamente 350 millones de casos por año en el mundo y es un gran problema para la región. Un solo dato: en 2019 la Organización Panamericana de la Salud notificó el mayor número de casos de Dengue registrados en la historia de América Latina.

Todo cambia

Aun no se conoce realmente el impacto directo del cambio climático sobre las enfermedades que son transmitidas por artrópodos hematófagos.
Las estimaciones están relacionadas, principalmente, a los cambios posibles en la ecología de los vectores. Sin embargo, el impacto sobre las diferentes sociedades, así como su capacidad de respuesta no ha podido ser evaluado completamente ya que esto se encuentra sujeto a numerosos factores.
Por lo tanto, queda un largo camino por recorrer, en forma interdisciplinaria e interinstitucional, con el objetivo de no repetir errores del pasado y aprender de las lecciones acerca de los eventos sanitarios que nos ha dejado el COVID 19.

Más sobre Pablo Borras

Veterinario. Magíster en prevención y control de Zoonosis (UNNOBA – ANLIS «Dr.Carlos G. Malbrán). Especialista en enfermedades infecciosas y parasitarias en pequeños animales (CPMV). TroCCAP Council Member. ISCAID Member. Instagram: @pablojborras.

Compartimos el caso de un productor agropecuario bonaerense y el trabajo realizado por Grupo Cencerro para incorporar el establecimiento a la cultura de gestión.

Según los datos obtenidos por el Grupo Cencerro, 4 de cada 10 productores agropecuarios presupuestan y monitorean periódicamente sus actividades. Esto significa que el 60% de ellos no lo hace. Por eso nos parece interesante compartir un caso analizado durante sus cursos gratuitos, que da cuenta de la diferencia de trabajar con o sin cultura de gestión.

Se trata de un productor propietario de un establecimiento agrícola ganadero ubicado en la Provincia de Buenos Aires. Luego de leer una nota sobre el trabajo del Grupo Cencerro, se contactó con ellos con la intención de comenzar a hacer gestión económico-financiera ya que, según contó, quería saber “dónde estaba parado” y comenzar a trabajar con una administración más ordenada para tratar de estar “al día”.

Hasta ese momento, su establecimiento no contaba con procesos claros y la información no era compartida con otras personas que lo ayudaran a guiarse en su negocio, es decir, con su equipo de trabajo.

Este productor no trabajaba con la información necesaria para planificar el trabajo apropiadamente, ni con el equipo adecuadamente capacitado para traccionar los datos fundamentales para hacer gestión. Le faltaban lo que para el Grupo Cencerro son las herramientas más relevantes para realizar una buena gestión económico-financiera, que tienen que ver con la utilización de presupuestos, flujos de caja proyectados, tableros de control, entre otras.

La transformación

Para Grupo Cencerro lo esencial, en primer lugar, fue determinar cada una de las unidades de negocio existentes en el establecimiento, qué herramientas de gestión iban a utilizar y qué información quería ver el productor mensualmente. A partir de esto se determinaron los datos que habría que ir a buscar al campo semana a semana.

En segundo lugar, se evaluó quiénes serían las personas que conformarían el equipo de trabajo. Un ejemplo claro es el del ingeniero agrónomo al que se le requirió que comience a sistematizar en órdenes de trabajo todas las labores. Para poder llevar a cabo estos cambios, el Grupo Cencerro realizó un plan de capacitación para cada uno de los miembros del equipo.

Por último, el desafío fue llegar al tercer mes con un presupuesto armado que le permitiese a ese productor conocer cuál era la realidad económico financiera de su empresa y así saber dónde estaba parado de cara a sus obligaciones con sus proveedores, clientes, bancos, etc. Es decir, en tres meses se debía incorporar al productor y a todo el establecimiento a la cultura de gestión.

Luego de tres meses de trabajo, se logró estandarizar un presupuesto que hoy es la base del Establecimiento La Alianza. En los gráficos 1 y 2 se puede observar el planteo agrícola ganadero, márgenes y la rentabilidad proyectada de este productor de la provincia de Buenos Aires.

El miércoles 21, a las 17 hs., se realizará el próximo encuentro del Curso de Gestión 2021, donde se analizará cómo organizar un equipo de trabajo y fundamentalmente cómo incorporar softwares de gestión que permitan sistematizar la información económica, financiera, productiva y contable para gerenciar de forma eficiente una empresa agropecuaria.

La actividad es libre y gratuita.
Inscribite aquí.