Para que otros confíen primero, se debe confiar en una misma - Mi Negocio Veterinario
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Para que otros confíen primero, se debe confiar en una misma

La autoconfianza es el arma más poderosa que tienen las mujeres para que otros confíen en su trabajo es lo que propone Leila Peluso, desde Argentina.

De la redacción de Mi Negocio Veterinario
info@minegocioveterinario.com

Desde Mi Negocio Veterinario entrevistamos a Leila Peluso MV de Argentina. Veterinaria en la Isla del Delta en el Tigre, lleva seis años atendiendo pacientes a domicilio en su lancha propia en la Isla, un proceso que le ha implicado mucha paciencia, confianza en sí misma y tiempo para que los tutores de los animales confíen en su trabajo. Aconseja que los veterinarios trabajen en equipo, colaborandose unos a otros. Ese es el futuro que ve de la veterinaria. 

Peluso, recibida en la Universidad del Salvador en Pilar, Buenos Aires, en 2017, cuenta en la entrevista que cómo se sobrepuso a distintas situaciones en el mundo de la náutica, pues es un área poco explorada por las mujeres. La manera en la que combate esa discriminación es por medio de la actitud y la autoconfianza. 

Mi Negocio Veterinario:¿Qué te impulsó a hacer lo que haces? 

Leila Peluso: De chica siempre me gustó el Delta. Mi familia me inculcó eso, más el amor hacia los animales. Así que, bueno, ni bien me recibí del colegio, arranqué la carrera de veterinaria. Y una vez que me recibí, mi idea no era ser la veterinaria isleña que soy hoy, sino que estaba trabajando en una ciudad. Pero bueno, iba habitualmente al Delta y la gente se enteró que era veterinaria. Y así de boca en boca fue surgiendo y me fui dando cuenta que era un ambiente que la gente necesitaba esta atención y que me encantaba estar conectada con la naturaleza, que era algo distinto. Y así fue como fue creciendo ese lado de mi profesión y fui dejando la veterinaria convencional de la ciudad. 

No sabía que podría haber otra cosa más que no te enseñaban en la Facultad. 

Y después viendo las necesidades y el ambiente en el que me movía en el Delta, realmente dije quiero estar acá. 

¿La idea es que tú vas en tu lancha por el Delta, te llaman y te dicen necesito una atención para mi animal? ¿Así es como funciona?

LP: Sí, actualmente sí. Antes, cuando arranqué, obviamente no me imaginé que lo iba a hacer durante toda mi vida esto. Entonces iba en lancha colectivo, tenía uno o dos pacientes. Cuando fui viendo que cada vez necesitaba más tiempo para ir a la isla, me llamaban más dije “voy a ahorrar, me voy a comprar una”. Estaba muy limitada. Y así fue como surgió mi primera lancha, donde ahí sí tuve un montón de independencia en general. La gente me llama por mi WhatsApp, se comunican y me voy organizando el recorrido. 

¿Qué dificultades has tenido que sortear desde el inicio de tu carrera? 

LP: Con respecto a más que nada a ser mujer en la náutica, todavía es muy machista el ambiente. En lo que es pequeños animales, yo veo que en realidad hay más veterinarias mujeres que hombres. 

Quizás sí en lo que es campo o producción animal, obviamente todavía sigue siendo más un ambiente de hombres. Pero me costó mucho en lo que era la náutica. Veían llegar a una chica recién recibida chiquita que siempre mi cara era más chiquita de lo que soy. Y que encima esté manejando una lancha era como que se quedaban sorprendidos y al principio que no me conocían, no confiaban mucho en mí, en mis tratamientos. Eso lo fui ganando con los años, la confianza y bueno, con la actitud de que realmente sabía y podía ayudarlos. 

¿Cómo hiciste para poder lograr esa confianza? 

LP: Tiempo y paciencia y con actitud de que yo estaba segura de lo que les estaba diciendo. Porque si uno le dice las cosas con inseguridad en general y más que no te tienen confianza, no van a hacer lo que le decís, principalmente en los tratamientos. Entonces, confianza, seguridad y paciencia. 

Los tratamientos iban funcionando, los animales se mejoraban y así de boca en boca iban recomendando mi servicio. 

¿Cómo ves el sector de perros y gatos a futuro?

LP: Yo creo que está cambiando. Estamos justo en un momento de transición. 

La gente cambió mucho el trato con sus animales, pero un montón. No me quiero imaginar de acá a un par de años más. 

Hay muchos que me dicen que soy la pediatra. 

Esa relación es la que tienen con sus animales. Realmente para mí, lo que buscan y el cambio que se está haciendo en la veterinaria, es esa relación de médico de cabecera de confianza en sus animales. Lo que yo veo es que está cambiando para bien, para mejorar nuestra profesión y realmente poder ejercerla como se merece. 

Tú ya estás cambiando la industria y eso es muy interesante pero, ¿cómo crees que se puede aportar al cambio para mejorar la profesión? 

LP: Intentando siempre mejorar la profesión veterinaria y dejándola en un buen posicionamiento que al principio, ni bien me recibí, me costaba. Pero por suerte, cuando uno va ganando confianza a lo largo de los años, se va dando cuenta que quizás lo que hacía al principio no estaba valorando la profesión veterinaria como realmente hay que hacerlo. Como por ejemplo el cobro de las consultas, uno ni bien arranca dice “bueno, voy a cobrar más barato para que la gente tenga confianza en mí”. Ya aprendí a valorarme y al valorarme yo, valoro la profesión veterinaria. Y eso es algo que a muchos les cuesta todavía entender. La verdad que los que autosabotean la profesión somos nosotros. 

Es por eso que creo que nosotros tenemos que armar un buen equipo entre profesionales. Aprender la palabra de colaboración. No hay competencia entre uno y otro, hay colaboraciones podemos trabajar en equipo y potenciar la profesión. 

¿Qué le puedes decir a otras mujeres veterinarias?

LP: A mí lo que me diferenció y que al principio me costó fue la confianza de la gente en mí. En ser una mujer en el medio del río y muy chica en edad. Creo que con mi actitud y con mi autoconfianza lo pude lograr. Actitud, autoconfianza y paciencia. Con un poco de meses y años pude lograr que confíen en mí y que me recomienden. Si uno va inseguro a ejercer su profesión, no le va a dar seguridad a la otra persona y va a desconfiar y los tratamientos no van a ser satisfactorios. 

En la vida si uno no tiene confianza, nadie le cree nada. Pero pasa mucho porque quizás dice, soy mujer, me acabo de recibir y prefieren al veterinario que es hombre. No, primero es la actitud y la autoconfianza. Si uno entra con otra actitud a esa consulta, a la gente no le va a quedar otra que confiar en vos.

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