Ser mujer veterinaria, una actividad antes dominada por los hombres
Sara Guajan (Guatemala), Leila Peluso (Argentina), Karol Guzman (Perú) y Shirley Rizzo (Uruguay) comparten una misma pasión y nos cuentan sus experiencias al enfrentarse al trato con los tutores de mascotas.
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Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo, Mi Negocio Veterinario conversó con cuatro veterinarias de cuatro países distintos de América latina para conocer su opinión sobre la industria, su presente y perspectiva a futuro.
Así fue como hablamos con Sara Guajan (Guatemala), Leila Peluso (Argentina), Karol Guzman (Perú) y también con Shirley Rizzo (Uruguay).
Cuatro mujeres y cuatro visiones sobre la industria en la región.
Y si bien se podría pensar que son maneras equidistantes de pensar sobre el tema, son varios los puntos coincidentes.
Por ejemplo, coinciden en cómo la relación entre los tutores y sus mascotas se ha hecho más cercana y especial. Posibilitando esto la entrada de la mujer a la industria de los animales de compañía.
Una industria que valora el trato cercano y empático, llegando incluso a denominarlas como las “pediatras” y “médicas de cabecera” de confianza de sus animales.
Sin embargo, ya que el trato con los tutores no es algo que se enseñe en las facultades de veterinaria, esto hace complejo el día a día de la profesión.
En palabras de Sara Guajan: “ahora muchas de las personas tienen sus mascotas y no es solo decir es «mi mascota», sino que también prácticamente son sus hijos, sus bebés. Muchas personas se sienten conectadas con la atención de una Doctora mujer, porque tal vez nosotras somos más cariñosas y amables”, afirmó.
La colaboración entre pares ayuda a sortear siempre las dificultades», Shirley Rizzo (URU).
Para Leila Peluso, “la gente cambió mucho el trato con sus animales, hay muchos que me dicen que soy la pediatra, el médico de cabecera de confianza de sus animales”, aseguró.
Por su parte, para Karol Guzman esto implica conocer un aspecto emocional de las personas que están fuera de su área profesional.
“Nosotras como veterinarias no sabemos manejar la parte psicológica, emocional, del humano porque no es algo que implique una rama de nuestra profesión. Esa es otra profesión completamente diferente y eso también lo hace complejo en el manejo”, indicó.
Shirley Rizzo coincide e indica que en la Facultad “no nos enseñan a atender al propietario”, aclaró.
Además, las cuatro mujeres veterinarias coinciden en que en la profesión una de las mayores dificultades es el trato que reciben o han recibido.
¿Pero cómo es ese trato y las actitudes a las que se enfrentan día a día?
A nivel general, ser mujer en la industria veterinaria implica que por lo menos una vez en la vida se reciba un comentario despectivo. Estos comentarios pueden estar relacionados con la edad, la fuerza para cargar un animal, la duda sobre si se cuenta con el carnet profesional o la preferencia por ser atendido por un veterinario varón.
En palabras de Guzman: “tenemos que luchar mucho contra el machismo, pues llegas a consulta y puede haber alguien que te dice “¿y el Doctor?” y otra cosa que puede suceder es que te digan “¿pero solo ustedes van a manejar el perro?” y te dicen “¿no va a venir un hombre a ayudarlas?”.
Estas son algunas de las situaciones por las que tiene que pasar.
A su vez, Guajan ha pasado por una situación similar y muchas veces el trato discriminador lo ha recibido de palabras de otras mujeres quienes piden ser atendidas por un Doctor.
“Lo que me dicen las mujeres es no quiero que me atienda una doctora, quiero que me atienda un hombre” indicó.
Para Peluso la discriminación que ha recibido está asociada al mundo náutico, pues ella atiende pacientes en lancha por el delta del Tigre.
“Todavía es muy machista este ambiente. Veían llegar a una chica recién recibida, chiquita y que encima esté manejando una lancha, era como que se quedaban sorprendidos y al principio que no me conocían, no confiaban mucho en mí, ni en mis tratamientos”.
Para que otros confíen, primero se debe poder confiar en una misma», Leila Peluso (ARG).
Por su parte, Rizzo indicó que tanto en Montevideo (Uruguay), donde inició, como en Trinidad, donde tiene su veterinaria, ha recibido la pregunta de si está recibida o no, poniendo en duda sus conocimientos.
“Acá en mi veterinaria estoy yo y mis ayudantes son mujeres. Si te quieres atender con un hombre te tienes que ir a otra. La pregunta de ¿ya estás recibida? ¿Hace cuánto trabajás? era común. Llegué a hacer un cartelito, que para mí era horrible porque no quería estar con eso que decía “Doctora”, sí, lo hice para que supieran que sí, que era Doctora, que estaba recibida”.
Superando obstáculos
El no dejarse derrumbar por este tipo de comentarios es la clave para continuar haciendo lo que más les gusta.
Es así como Guzman alienta a sus colaboradoras a no dejarse intimidar por ese tipo de actitudes y ella misma se esfuerza por no dejarse impactar por ello.
“Definitivamente puede en algunas doctoras generar cierta molestia yo sinceramente ya con el transcurso de los años paso saliva y sigo haciendo mi trabajo, pero sí es algo que observamos en el día a día”, le explicó recientemente a Mi Negocio Veterinario.
Otra manera de lograrlo es mostrar seguridad y trabajar en la autoconfianza es por ello que Peluso desde que inició ha buscado trabajar en ese aspecto.
“A mí lo que me diferenció y que al principio me costó fue la confianza de la gente en mí. En ser una mujer en el medio del río y muy chica en edad. Tiempo, paciencia y actitud de que yo estaba segura de lo que les estaba diciendo. Con mi actitud y con mi autoconfianza lo pude lograr”, aseguró.
Para Rizzo la manera es enfocarse en los clientes que valoran la profesional que es, más allá de si es mujer, mostrando confianza en lo que sabe y en quién es. Pues como ella misma indica, prefiere no enfocarse en clientes que tienen una barrera al respecto.
“Lo que estoy haciendo es tratar de que mis acciones demuestren lo que sé y lo que soy. Sé que este tipo de persona tal vez no es mi cliente ideal, entonces ya lo dejo pasar. Si hay un comentario fuera de lugar, no me esmero tanto por retener a ese cliente que sé que no me va a hacer sentir cómoda”, afirmó.
Cada vez más mujeres encuentran un lugar en la atención veterinaria», Sara Guajan (GUA).
Guajan se ha dedicado a hacer su trabajo lo mejor posible para que otras personas la recomienden.
Es decir que su trabajo hable por ella, para dar el ejemplo a la sociedad de que las mujeres veterinarias también hacen un gran trabajo.
“Yo creo que poco a poco uno se va haciendo de la gente que lo conoce y tratar de que sean ellos los que te recomienden, y así lograr que sea una carrera que más mujeres puedan estudiarla”, afirmó la profesional.
Una campaña que también movilizó comentarios en las redes
El Día de la Mujer tuvo una amplia difusión en el sector veterinario de todo el mundo, destacando cómo las mujeres han ido ganando en cantidad y calidad de participación en el rubro.
Los mensajes llegaron desde los distintos continentes, pero con especial foco en América Latina, donde las veterinarias vienen doblegando a los varones en el campo de animales de compañía y otras incumbencias de la profesión.
Con desafíos compartidos en distintos países, queda claro que con el tiempo se va consolidando una nueva base de profesionales que avanza con su propia impronta.
Sigue siendo llamativo el trato que reciben las mujeres veterinarias en la región.
Tanto en Argentina, como en otros países, son comunes comentarios despectivos en relación al potencial de trabajo de las profesionales, en relación a los varones.
¿Por qué es que esto ocurre?
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