Oscuridad informativa, otra consecuencia de la inflación
Vicente Donato, profesor de la Universidad de Bologna (Italia) y director de la Fundación Observatorio Pyme, explica cómo abordar uno de los males menos difundidos del aumento sostenido de precios.
Escribe Facundo Sonatti
Como es de público conocimiento, la nueva administración del INDEC ha informado durante los meses de junio y julio las primeras bajas en una escalada inflacionaria que ya ha superado un acumulado del 30% desde las elecciones presidenciales realizadas a finales del año pasado. Más allá de este cambio en la tendencia, lejos se encuentran los datos de generar algún tipo de alivio para los pequeños comerciantes argentinos, quienes han tenido que aprender a convivir con incrementos sustanciales en sus costos operativos durante los últimos años.
Comprendiendo que las empresas veterinarias no son ajenas a la realidad, esta Revista 2+2 entrevistó a Vicente Donato, profesor de la Universidad de Bologna (Italia) y director de la Fundación Observatorio Pyme (FOP).
El objetivo fue indagar sobre el efecto “desorden” que la distorsión constante de precios genera en las pequeñas empresas. “Cuando el nivel de inflación promedia el 30% anual, los precios empiezan a variar de manera aleatoria, generando la necesidad de sentarnos a repasar periódicamente nuestros costos, en base a la evolución, por ejemplo, de los insumos que empleamos”, explicó el directivo.
Indicadores a tener en cuenta
Si bien los contextos inflacionarios son complejos para poner este tipo de acciones en práctica, todos aquellos que dirigen los destinos de un comercio deben poder tener números ordenados respecto del valor de venta de los productos y el precio de reposición de los mismos. “En caso que la reposición sea más costosa, deberemos evaluar hasta qué punto debemos sostener o incrementar los márgenes actuales; mientras que en un proceso de desaceleración inflacionaria no haría falta mantener grandes stocks de mercaderías”, sostuvo Donato.
El contexto
Según el profesor de la Universidad de Bologna, las expectativas actuales en cuanto a una posible baja en la inflación tiene como efecto inmediato la desaceleración del consumo. “Es en este escenario que las pequeñas empresas, como lo son las veterinarias, pierden poder de negociación frente a los desafíos macroeconómicos”, enfatizó Donato. Y concluyó: “Sería recomendable evaluar las expectativas inflacionarias de los insumos que conforman los portfolios de los locales para determinar tendencias en sus proveedores y así tomar decisiones pensadas antes de decidir grandes compras de mercadería, más allá de las bonificaciones que así lo estimulen”. Si, casi un trabajo de artesano…